Varoufakis Yanis El Minotauro Global

EL MINOTAURO GLOBAL Yanis Varoufakis Traducido por Celia Recarey y Carlos Valdés Título original: The gl the financial crisis an (1934) O Del libro: Yanis Va 65 h Swipetoviewn ‘t p the true origins of economy (2012) C de la traducción: Celia Recarey y Carlos Valdés Edición en ebook: julio de 2014 C De esta edición: Capitán Swing Libros, S. L. Rafael Finat 58, 204 – 28044 Madrid Tif: 630 022 531 www. capitanswinglibros. com ISBN DIGITAL: @ Diseño gráfico: Filo Estudio www. filoestudio. om Corrección ortotipográfica: Capitán Swing Maquetación ebook: Caurina Diseño Gráfico www. caurina. com ibros sobre teoría de juegos, Varoufakis también es un orador reconocido y aparece a menudo como analista invitado para los medios de noticias como la BBC Today, CNN, Sky News, Bloomberg TV entre otros. En noviembre de 2010 él y Stuart Holland, un ex diputado del Partido del Trabajo y profesor de economía en la Universidad de Coimbra (Portugal), publicó Una propuesta modesta, un conjunto de políticas económicas orientadas a la superación de la crisis del euro.

Su último libro, El Minotauro global, es para muchos criticos la mejor explicación teórico-económica de la evolución del capitalismo en las últimas seis décadas. Agradecimientosl El Minotauro global es una metáfora que me estuvo rondando durante interminables conversaciones con Joseph Halevi sobre lo que puso en marcha al mundo tras las crisis económicas de los setenta. Nuestras conversaciones fueron largas, repetitivas y animadas. Tuvieron lugar a lo largo de dos décadas en Australia, Europa, cara a cara, por correo electrónico, a través de diversos medios y estados de ánimo.

Con todo, gradualmente nos condujeron a una perspectiva coherente del sistema económico global en el que los déficits de América tenían un papel clave y, paradójicamente, hegemónico. Tal punto de vista vio la luz del día por vez primera en 2003, en un artículo publicado en la Monthly Review bajo el mismo titulo: «El Minotauro global». En él, Joseph y yo exponíamos la hipótesis de trabajo de que la característica definitoria de la economía política global era la inversión del flujo de excedentes de comercio y capital entre Estados Unidos y el resto del mundo.

Por primera vez en la hist 2 DF 365 comercio y capital entre Estados Unidos y el resto del mundo. por primera vez en la historia del mundo, la potencia hegemónica reforzaba su hegemonía incrementando a propósito sus déficits na vez que había perdido su posición global de superávit. El truco estaba en comprender cómo había hecho esto América y la trágica forma en que su éxito daba origen a la financiarización que, al mismo tiempo, reforzaba el dominio de Estados Unidos y sembraba las semillas de su potencial caída.

Era una historia atractiva que parecía conectar poderosamente con el pensamiento de muchas personas diferentes sobre nuestro audaz mundo globalizador. Y cuando el crash de 2008 golpeó, nuestra historia empezó a tener aún más sentido, al menos para nosotras. En respuesta a la crisis subsiguiente, Joseph yo reclutamos a Nicholas Theocarakis, buen amigo y colega nuestro, para contar una historia más larga: el relato de cómo los acontecimientos de 2008 marcaron una ruptura con el pasado tanto para el capitalismo global como para la forma en que, como economistas, podemos encontrarle sentido.

El resultado fue un reciente libro académico titulado Modern Political Economics, en el que el Minotauro global hacía acto de presencia casi en cada página. Dado que era un libro dirigido a nuestros colegas académicos y a estudiantes, su narración básica estaba trufada de elaboradas discusiones e inanes digresiones entales que volvería loca a cualquier lectora no académica sensata. De este modo se me ocurrió la idea de extraer el meollo de la historia del Minotauro global en el libro que ahora tiene entre manos.

Además de agradecer a Joseph y Nicholas los pe 3 DF 365 global en el libro que ahora tiene entre manos. Además de agradecer a Joseph y Nicholas los pensamientos compartidos que han llegado a las páginas que siguen, tengo que dar las gracias también a: George Krimpas por el aliento espiritual, la orientación intelectual y las muy necesarias correcciones; a Nicholas Theocarakis (otra vez) por su meticulosa revisión de ruebas de un borrador anterior; a Alejandro Nadal por unos excelentes comentarios y a Clive Liddiard por una brillante corrección del texto.

Por último, tengo una deuda de gratitud con Rob Langham, de Routledge, quien sugirió que me dirigiera a Zed Books con la idea de este proyecto, y, naturalmente, con Ken Barlow de Zed Books por acoger mi idea con afecto y eficiencia. 1 En el original, el autor emplea diversas estrategias de lenguaje inclusivo, entre otras, el femenino genérico.

Si bien somos conscientes de que este tipo de escritura no sexista, menos extendida en el entorno hispano que en el anglófono, uede producir cierta extrañeza, nos ha parecido importante reflejar esta particularidad en la traducción por lo que tiene de posicionamiento ideológico del autor. (N. de las T. ) Prefacio a la segunda edición Originalmente, este libro surgió con el propósito de poner a funcionar una metáfora útil que pudiera arrojar luz sobre un mundo en apuros. Un mundo que podr(a no volver a ser comprendido adecuadamente mediante los paradigmas que dominaron nuestro pensamiento antes del Crash del 2008.

Su intención era la de convocar al lector no especialista, en cuyo beneficio mi metáfora servía para desvelar un simple —aunque unca simplista— informe de una tragedia glo 4 DF 365 beneficio mi metáfora servía para desvelar un simple — aunque nunca simplista— informe de una tragedia global muy complicada. La idea no era tanto descartar el resto de explicaciones como proporcionar una plataforma donde poder combinar diferentes de ellas, cada cual válida a su manera, en un análisis general de los planes globales que quebraron y se convirtieron en humo en 2008, dejando nuestro mundo en un estado de aturdido desencanto.

La metáfora del Minotauro global tomó forma para mi en 2002, tras un sinfín de conversaciones con mi amigo, colega y co-autor Joseph Halevi. Nuestras discusiones sobre la razón que hizo que el mundo se moviera tras las crisis económicas de los años setenta dieron lugar a una visión coherente, aunque compleja, del sistema económico global, en el que el déficit estadounidense —Wall Street— y el siempre en decadencia verdadero valor de los salarios estadounidenses, jugaron un concreto, y paradójico, papel hegemónico.

Lo esencial de nuestra argumentación era que la característica fundamental de las era post-1971 fue un cambio de rumbo comercio y del flujo de excedente de capital entre los Estados Unidos y el resto del mundo. El hegemón, por primera vez en la historia mundial, consolidó su hegemonía aumentando su déficit adrede. La clave estaba en entender cómo los Estados Unidos llevaron ello a cabo, en entender el trágico modo en que su éxito hizo ascender la financiarización que reforzaba el dominio de EE. UU. a la vez que plantaba las semillas de su potencial ruina.

Parte de la clave estaba en el despliegue de la narrativa del Minotauro global, nacido como un intento de simplificar la 5 DF 365 despliegue de la narrativa del Minotauro global, nacido como un intento de simplificar la complejidad del argumento. 2 Cuando, cinco años después, en 2008, el sistema financiero implosionaba, Danae Stratou, mi compañera en todo, me incitó a escribir este libro bajo la fuerza que poseía la metáfora principal para poner en contacto mi compleja historia con un lector profano. Fue su confianza en mi capacidad para hacerlo la que me dio la idea y me inoculó el ímpetu para intentarlo.

Comencé a escribir el libro en mi casa de Atenas, en un tiempo en que las oscuras nubes que circundaban nuestro país eran todavía delgadas y muchas de nuestras amigas y familiares no daban crédito ante la posibilidad de que Grecia estuviera apunto e entrar en una perpetua barrena. Contra ese sustrato de resistencia a los malos augurios, y mientras escribía un primer borrador del libro, comencé a tener un grado de notoriedad en Grecia y en los medios internacionales como un agorero que creía no sólo que la bancarrota griega era inevitable sino que era precursora asimismo del desmembramiento de la eurozona.

Sin embargo, inmerso en mi escritura, me resistía a darle a Grecia tan promimente papel en ello. Pronto surgió una dicotomía en mi rutina diana: mientras se pasaban hora tras hora en las radios y estudios de televisión hablando del ininterrumpido deterioro e Grecia, yo volvía al guión de mi Minotauro determinado más que nunca a pasar por alto a Grecia en sus páginas. Pero si mi diagnóstico de Grecía estaba desafortunadamente en lo cierto (i. . que no hay nada similar a una crisis griega, sino que más bien Grecia es un síntoma de un cambio DF 365 hay nada similar a una crisis griega, Sino que más bien Grecia es un síntoma de un cambio más amplio en la historia de la economía global) era imperativo que mi libro lo reflejara. De ese modo, los Estados Unidos fueron —y siguen siendo en esta edición… el punto central del análisis.

En lo relativo al desarrollo analítico e intelectual, fue mi compromiso con el marco más amplio de la eurocrisis el que me dio la oportunidad de examinar la capacidad del Minotauro global para arrojar una útil luz sobre nuestras circunstancias tras el 2008 y apuntar discretas sugerencias. De hecho, mientras trabajaba en la primera edición de este libro, invertí una gran cantidad de energía escribiendo y reescribiendo, junto con Stuart Holland, nuestro «Una humilde propuesta para superar la eurocnsls».

La campaña que Stuart y yo mismo llevamos a cabo a lo largo de Europa para presentar nuestra «Modesta proposición» (que os llevó incluso a Norteamérica y Australia) fue clarificadora, una fuente de perspectivas, un banco de pruebas para las sub- hipótesis del libro. Como siempre ocurre con las metáforas poderosas, el peligro que acecha es que mi análisis y predicciones se hayan visto encubiertamente influenciadas por el poder alegórico del Minotauro global.

Especialmente mientras acababa el libro (hacia enero de 2011), a la vez que sentía la obligación de expresar mi prognosis para el futuro de la economía mundial, la sensación de ansiedad que me provocaba que mis conclusiones pudieran aber sido apropiadas por un impulso irresistible de permanecer fiel a la metáfora elegida se intensificó. ¿Me había dejado llevar por un falso sentido de s DF 365 permanecer fiel a la metáfora elegida se intensificó. ¿Me había dejado llevar por un falso sentido de seguridad analítica en el confortable seno de un alegoría de mi propia creación?

El hecho de que que la crisis estuviera mutando y que su color cambiara a temible paso, reforzó la angustia y me hizo sentir extraordinariamente expuesto al capricho de la historia turboalimentada de nuestra generación. En los meses que mediaron entre el final del último borrador el momento de tener en mis manos una copia de la edición publicada, mis nervios se estabilizaron considerablemente: el mundo no parecía haber hecho nada con que la metáfora del libro no se encontrara cómoda.

De hecho, la cálida recepción del libro en diferentes partes del mundo me sugirió que había explotado un rico filón. Aun así, cuando un año después mi editor me propuso que revisara el texto con vistas a una segunda edición, tomé la oportunidad para llevar a cabo una nueva investigación con el propósito de descubrir, principalmente para mi mismo, si mi «Hipótesis del Minotauro global» había resistido a prueba del tiempo a escala global.

El resultado es un nuevo capítulo (ver capítulo 9) que comienza exponiendo los hechos que podian haber falsificado mi narrativa, antes de estudiar los datos actuales ocultos en las estadísticas oficiales publicadas. Afortunadamente, ahora se puede afirmar con seguridad que la «Hipótesis del Minotauro global» pasó el test empírico sobradamente. Finalmente, añado como nota personal, la segunda edición se completó en los Estados Unidos, donde Danae y yo vivimos actualmente.

Es por ello que, guiados por una especie de sent 8 DF 365 Danae y yo vivimos actualmente. Es por ello que, guiados por una especie de sentimiento de culpa, analicé pormenorizadamente el erial que es mi país cada vez que condecía aquí y allá alguna que otra entrevista a los diversos medios que planteaban una vez tras otra la misma pregunta: ¿Qué debería de hacer Grecia para rescatarse a si misma de su Gran Depresión? ¿Cómo deberían de reaccionar España o Italia a las exigencias que la lógica nos dice que harán que las cosas empeoren?

La respuesta que daba con creciente monotonía es que no hay nada que nuestros orgullosos países puedan hacer más que decir «no» a las necias políticas uyo real objetivo es profundizar la depresión por unas razones apócrifas que sólo un estudio minucioso del legado del Minotauro global puede revelar. 2 Véase nuestro artículo colectivo bajo el título de «El Minotaruro Global» en Montly Review, volumen 55, número de julio-agosto, pp. 56-74, 2003.

Para Danaé Stratou, mi compañera global Capítulo 1 Introducción El momento 2008 Nada nos humaniza tanto como la aporía, ese estado de intensa perplejidad en el que nos encontramos cuando nuestras certezas se hacen añicos; cuando, de repente, quedamos atrapadas en un punto muerto, sin poder explicar lo que ven nuestros ojos, lo ue tocan nuestros dedos, lo que oyen nuestros oídos. En esos raros momentos, mientra g DF 365 para comprender lo que r se esfuerza con valentía ros sentidos, nuestra cuando la aporía despliega su red para prender a toda la humanidad, sabemos que estamos en un momento muy especial de la historia.

Septiembre de 2008 fue uno de esos momentos. El mundo acababa de quedarse pasmado de una manera no vista desde 1929. Las certezas que nos había costado décadas de condicionamiento reconocer desaparecieron, todas de golpe, junto con 40 billones de dólares de activos en todo el globo, 14 illones de dólares de riqueza doméstica sólo en Estados Unidos, 700. 000 puestos de trabajo mensuales en Estados Unidos, incontables viviendas embargadas en todas partes… La lista es casi tan larga como inimaginables las cifras que hay en ella.

La aporía colectiva se vio intensificada por la respuesta de los gobiernos que, hasta aquel instante, se hablan aferrado tenazmente al conservadurismo fiscal como quizá la última ideología de masas superviviente del siglo xx: empezaron a inyectar billones de dólares, euros, yenes, etc. , en un sistema financiero que, hasta pocos meses antes, había vivido una racha agnífica, acumulando fabulosos beneficios y manifestando, provocador, que había encontrado la olla de oro al final de un arco iris globalizado.

Y cuando esa respuesta resultó demasiado floja, nuestros jefes de estado y primeros ministros, hombres y mujeres con impecables credenciales antiestatales y neoliberales, se embarcaron en una juerga de nacionalizaciones de bancos, compañías de seguros y fabricantes de automóviles que haría palidecer hasta las hazañas del Lenin posterior a 1917. A diferencia de crisis previas, como la del pinchazo de la burbuja puntocom en 2001, la recesión de 1991, el Lunes negro,3 la 365