Una mirada historica a la geopolitica gy haushoter I ACk’a6pR 02, 2010 18 pagos GEOPOLÍTICA: UNA SINOPSIS Por Alberto Methol Ferré I – Los Geopolíticos Imperiales Los panoramas de la Tierra se ven desde las alturas por eso las águilas son símbolo tradicional del poder. Tienen la misma abarcadora del conjunto. Pero las alturas no son las mismas, tienen distintos ángulos y por supuesto no implican siempre los mismos contenidos. Si hacemos provisoria abstracción de esos contenidos (cultura, valores ciencia y técnica, etc. ), sigue siendo verdad aquella máxima de Napoleón «La política de todas as potencias esta en su eo rafia».
Geo olitica es perspectiva global de la historia e acias. por eso, la 18 geopolítica es propia n s, esta ligada a la S»içxto Swp to page proyección de los im iOS e La geopolítica, sin e s imperios. Toda poltica es geopolítica. De corto o largo al cance. Lo común es que las zonas dependientes tengan geopolíticas de corto alcance, o mejor, reciban pasivamente las geopolíticas metropolitanas. La paradoja esta, empero, en que solo puede haber salida de la dependencia en la medida en que se logra una mirada de «largo alcance».
Esto implica un saber de las geopolíticas que configuran l mundo actual; apenas desde el siglo pasado la Tierra forma un solo sistema político. Hoy, nadie puede pensarse a sí mismo, sin ubicarse en relación a la Ecumene. Quienes han pensado más el conjunto de la Tierra son las grandes potencias. Por eso, nos es indispensable atravesar sus pensamientos pensamientos, para poder vernos. Por la mediación del saber de las geopolíticas imperiales, se podría generar una geopolítica de la liberación y de la solidaridad latinoamericanas en el conjunto de la historia contemporánea. América Latina y Francia En rigor. a geopolítica como pensamiento político que pretende barca orgánicamente el conjunto de la Tierra, puede darse por iniciada en Alemania. Inglaterra y Estados Unidos en los anos de transito entre el siglo XIX y el siglo XX. Francia ya no concurría en el primer piano de las grandes potencias. aunque tenía un vasto imperio. Francia estaba ya retrasada en el desarrollo industrial y estaba como fijada en su frontera alemana. Es que la Alemania de Bismark había desplazado, en la Europa occidental continental, a la Francia de Napoleón III en su candidatura a potencia mundial, capaz de llegar a la altura de Inglaterra.
Quizá por ello Francia uedo sin geopolíticos de importancia, aunque tuvo grandes de la «geografía humana» como Vidal de la Blache. Sin embargo, en la Francia de Napoleón III, hubo como un «protogeopolltico» eminente, el salntsmoniano Michel Chevalier. Este percibió ya desde su paso por Estados Unidos en la década de 1830, como Francia solo podía alcanzar a ser potencia mundial si hacía pie en los dos extremos «densos» del mundo, Europa Occidental y el Extremo Oriente y que para eso era necesaria la apertura de los canales de Suez y Panamá. ¿Cómo sostenerse en Panamá?
Sólo con el apoyo de las «repúblicas latinas» de América el Sur, en especial con el antemural de México como contención ante 20F 18 América del Sur, en especial con el antemural de México como contención ante Estados Unidos. El fracaso de la aventura de México, selló la perdida de Panamá por los franceses y su desplazamiento definitivo por Estados Unidos. Sin embargo, el «pan-latinismo» de Francia, que se sentía heredera de España y Portugal, nos dejó finalmente el nombre de América Latina, acuñado por aquel gran luchador de la causa de la «Unión Latinoamericana» que fue el católico colombiano José Maria Torres Caicedo.
La obra del uruguayo Arturo Ardao «Génesis e la idea y el nombre de América Latina» ha esclare-cido definitivamente esta cuestión. Así, el intento frustrado de geopolítica francesa nos ha dejado el nombre. Y hoy, acotemos aquella primera bandera de la «Unión Latinoamericana» que levantara Torres Caicedo acaba de ser retomada literal mente por el primer Congreso de Trabajadores por la Unión de América Latina reunido en Caracas en Octubre de 1983, propulsado por la Central Latinoamericana de Trabajadores (CLAT). La historia sigue su curso.
De aquellos grupos de elite, en los que figuraba Juan Bautista Alberdi quizá nuestro primer eopolítico continental, ahora el movimiento por la Unión Latinoamericana se hace movimiento de trabajadores. Estados Unidos En la última década del siglo XIX Estados Unidos había terminad ya su «marcha hacia el Oeste», se había extendido continentalmente desde el Atlántico al Pacífico. De tal modo, Frederick Jackson Turner trazaba el despliegue geopolítico de la frontera en la epopeya del Oeste. Recapitulaba el pasado. Pero el cowboy se encontraba ya con 8 frontera en la epopeya del Oeste. Recapitulaba el pasado.
Pero el cowboy se encontraba ya con el mar y debía volverse marine. De Turner pasamos así al almirante Alfred Thayer Mahan. Mahan pensó: «Quien domina el mar domina el mundo». El mar no era neutro. El mar era inglés. Tenia un dueño político. Por eso la obra de Mahan es una amplia meditaci6n de cómo Inglaterra alcanzo el dominio de los mares. Allí reencontró que en el siglo XVII el inglésJohn Evelyn había pensado: «Quién domina el mar, domina el comercio del mundo; quien domina el comercio del mundo, domina las riquezas del mundo; quien tiene las riquezas del mundo gobierna al mundo».
Los ingleses festejaron la obra de Mahan, donde estaba istematizada lo que había sido la geopolítica empírica, paulatina, pragmática, de Inglaterra. Claro, Mahan lo hacia con el designio de sustituir a Inglaterra. En una disertación de julio de 1904 hablo Mahan sobre las posibilidades de que los Estados Unidos de América e Inglaterra se unieran de nuevo . Lo decisivo, a su juicio, era la necesidad de mantener el dominio anglosajón en el mar, y eso solamente podía lograrse sobre una base insular, mediante la unión de las dos potencias angloamericanas.
Inglaterra misma se ha hecho demasiado pequeña, a conse- cuencia de los últimos adelantos, y por ello no es ya una «isla» de os nuevos tiempos: «Debido a su extensión -dice Mahan- no se ha tenido hasta ahora conciencia de ello; pero corresponde, sin embargo, a las proporciones y medidas de hoy en día. El carácter insular de los Estados Unidos debe conseguir que el dominio de I 40F 18 medidas de hoy en día. El carácter insular de los Estados Unidos debe conseguir que el dominio de los mares pueda ser reservado y ejercido en adelante sobre bases mas amplias.
América es la Gran Isla desde la que debe ser perpetuada la conquista inglesa de los mares y continuada en gran escala la hegemonía marítima que los angloamericanos ejercen en el mundo». (Carl Schmitt Tierra Y Mar». Madrid. Instituto de Estudios Politicos. 1952 – pag. 106). También en 1890 se iniciaba la Unión Panamericana. Las perspectivas de Mahan están detrás de la poltica de Teodoro Rooseveelt del «Gran Garrote», de la guerra de Cuba y Puerto Rico, del «il took panamá! » para unir los dos océanos.
En aquellos años del 900 cuando América Latina se conmovía por el avance del nuevo Imperio, y Rodó escribía el «Ariel», el mexicano Carlos Pereyra hacia lúcido recuento del ascenso de Estados Unidos a potencia mundial. Y señalaba su culminación en el almirante Mahan mito de Monroe», en su capítulo «Las seis razones del lmirante Mahan». Obra de 1906, reeditada por Ed. Jorge Alvarez BS. AS. 1969). pero la geopolitlca de Mahan no era suficiente. No tenía una óptica histórica «continental», «terrestre». Y quien la marcó fue un inglés: Sir Halford Mackinder.
Inglaterra, Alemania, Rusia Fue en ese mismo ano de 1 904, cuando Mackinder diserto ante la Real Sociedad Geográfica de Londres sobre «El Pivote Geográfico de la Historia». Con el reciente reparto de África había terminado la era de las exploraclones y descubrimientos. Ahora, recién la Tierra formaba un solo sistema cerrado. Por primera v exploraciones y descubrimientos. Ahora, recién la Tierra formaba un solo sistema cerrado. Por primera vez teníamos los perfiles totales y los itinerarios espaciales de pueblos y culturas.
Ahora pod(amos hacer una gran síntesis espacio-temporal del proceso histórico de la Tierra, ver su configuración estratégica básica. La Isla Mundial tenía una configuración definida. Todas las grandes culturas bordean desde Europa y el Mediterráneo, por lo que hoy es Irak e Irán, a la India, China. Esas cuatro regiones coinciden con las cuatro grandes religiones del mundo: cristianismo, Islam, brahmanismo, budismo. Ese cinturón de ltas culturas de la Isla Mundial es controlable desde un centro, que Mackinder llama «el heartland», corazón del mundo.
Esta «área pivote» está esencialmente en las grandes llanuras de Siberia occidental, el Turquestán y el valle del Volga. Desde allí se dispararon, con gran movilidad, los pueblos de jinetes sobre las altas culturas del borde, durante siglos. Desde ese centro puede accederse con facilidad a cualquier punto de las cuatro regiones. Desde allí se puede controlar la Isla Mundial. Y quien controla la Isla Mundial, controla el Mundo. Y quien tenia entonces tales condiciones estratégicas era el Imperio Ruso.
En el siglo XIX Moscovia había terminado también su marcha hacia el Este, y alcanzado el Pacífico con el puerto de Vladivostok. Era el gran competidor del Imperio Británico. De ahí la meditación de Mackinder. Todo el siglo XIX es una lucha creciente entre Gran Bretaña y Rusia, el oso y la ballena. El mar contra la tierra. Mackinder veía 60F 18 Mackinder veía, en relación a la Isla Mundial una franja de «tierras exteriores» o «creciente insular, que comprende Gran Bretaña, América, África al sur del Sahara, Australia y el Japón.
Estados Unidos viene a ser hoy, en relación a Europa como Inglaterra, en relación al Asia, como Japón. Aúna las dos vertientes simultáneamente. Desde la red mundial del imperio británico, pudo Mackinder formular la perspectiva geopolítica unificada de toda la Tierra. Desde entonces, todas las visiones geopolíticas, necesariamente, pasan por Mackinder. Quizá nunca una conferencia ha sido tan densa, tan sintética y tan influyente. Es la sobriedad de los grandes pensamientos.
El iniciador de la geopolítica alemana fue sin duda Federico Ratzel, que vera en Estados Unidos, en pleno empuje industrial con sus dimensiones continentales, el despliegue del «espacio vital». La revolución industrial exige «espacio vital» y ya anuda los espacios de modo mas intimo que los antiguos Imperios agrarios, de fácil disgregación. La aspiración de Alemania a potencia mundial, le llevaba inexorablemente a chocar en dos frentes: al Oeste Inglaterra, al Este Rusia. Terminara hoy dividida por esos dos frentes. Podía optar por la alianza con uno de los dos frentes.
Así, el mayor difusor de la «geopolitica» alemana, Karl Von Haushofer más que discípulo de Ratzel lo será de Mackinder. Buscaba la alianza alemana con Rusia y Japón y «los pueblos de color’ contra a dominación «anglosajona», en la que incluía a Francia. Decía Haushofer: «quien cont contra la dominación «anglosajona», en la que incluía a Francia. Decía Haushofer: «quien controla Europa del Este, controla el Heartland, y quien domina el Heartland, domina el mun-do». Por eso su apogeo efímero fue el pacto germano-soviético de 1939. Y fue encarcelado por Hitler.
Así, Haushofer ha sido víctima de una fama que no corresponde enteramente a la realidad, aunque fue notoria su amistad con Rudolf Hess. Finalmente, llegamos a la actualidad. A la bipolaridad de Estados Unidos y la Unión Soviética. El norteamericano Nicolas Spykman es ya la reflexión de Mahan recreada a través de Mackinder. Entiende que la zona verdaderamente estratégica es el «cinturón», el borde de las altas culturas de la Isla Mundial. Sobre ese «cinturón» se apoyo la política norteamericana de la post-guerra, en las formulaciones de George Kennan de la «contención» y del «cerco» a la Unión Soviética.
Esta, por su parte, desde el gran desplazamiento hacia el «heartland» de las industrias, se mueve naturalmente en las coordenadas de Mackinder. Pero, para romper «el cerco» necesita hacerse a la mar. Por eso la Unión Soviética, encuentra recién ahora su Mahan en el almirante Gorshkov, apóstol de su expansión naval. II – Geopolítica Latinoamericana Orígenes La actual difusión de la geopolítica en América Latina tiene relación intrínseca con los nuevos retos: la industrialización y la integración.
La geopolítica contemporánea, como vimos tiene sus iniciadores en el inglés Mckinder, el norteamericano Mahan y el alemán Ratzel. Esta ligada a la formación de un solo sistema político cerrado e 18 norteamericano Mahan y el alemán Ratzel. Esta ligada a la formación de un solo sistema político cerrado en toda la Tierra. Así, toda política requiere ahora de perspectivas planetarias y si puede organizarlas sistemáticamente, eso es mejor que opinones sue tas y fragmentarias, que sedan índices de no estar a la altura de las circunstancias.
Esta planetarización política implica de suyo otro hecho fundamental: el desarrollo de la Revolución Industrial. De hecho, la geopol[tica nació en las gran des potencias industriales. Es que solo ellas podían elevarse a perspectivas globales sobre el mundo, solo ellas las necesitaban en su práctica cotidiana. En cambio, las zonas dependientes, los pequeños a(ses, mas pasivos que activos, «reciben» y se inscriben en las geopolíticas de los poderes centrales y no pueden gestar la suya propia. una acción propia sobre el «mundo» les es puramente literaria, en el sentido de lejana.
Claro, las situaciones admiten muchas gradaciones. En este sentido, el proceso latinoamericano es muy expresivo. Durante el tiempo de los Imperios constituyentes, español y portugués, hubo «geopolíticas latinoamericanas» de aquellos, muy conscientes de si mlsmas, de admirables perspectivas globales, aunque Kjellen no hubiera inventado aún el nombre. En la Independencia, Bolívar, San Mártir y Lucas Alaman, fueron erederos naturales de esa amplitud de miras políticas en la que se educaron. Pero la disgregación del área hispánica en una veintena de republicas, descompuso y redujo a nada esa herencia.
En cambio, Brasil mantuvo la unidad, y así la continui redujo a nada esa herencia. En cambio, Brasil mantuvo la unidad, y asi la continuidad de las vastas perspectivas geopolíticas que le fueron configurando. Mantuvo la herencia. Como acotación lateral, no olvidemos que el gran Alejandro de Humboldt, «segundo descubridor de América hispana», tan admirado por Bolívar, es el abuelo directo de la geopolítica lemana, a través de su discípulo Ritter, maestro de Ratzel. La atomización de América Latina, su «desarrollo hacia afuera» durante el siglo XIX y parte del siglo XX. a arrastro primero a la orbita de la geopolítica a inglesa, luego norteamericana. Cada uno de los Estados latinoamericanos se comunicaba con la metrópolis, pero no había vínculos entre sí. Hubo un extrañamiento recíproco general. Ese extrañamiento comenzó a romperse con la generación moderna del 900, la primera generación propiamente latinoamericana desde -los tiempos de la Independencia. Allí volvieron a vincularse nicaragüenses, venezolanos, uruguayos, rgentinos, bolivianos, etc. y vuelven a plantearse la cuestión de la «unidad latinoamericana». no de sus miembros, el mas gran de historiador católico latinoamericano de este siglo, el mexicano Carlos Pereyra, fue perfectamente lucido, -desde la irrupción norteamericana en América Latina alrededor del 900- de la ligazón intima entre la industrialización y la geopolítica de Mahan. Todo este conjunto de preocupaciones de la generación modernista fue la que genero la primera geopolítica expresa en América Latina, escrita por un diplomático español, Carlos Badia Malagrida en 1919. No es sorprendente que la