Tesina MA contextos y practicas en las humanidades digitales

7 8 p B8C89! A89! 87 presencia de las computadoras en la crítica literaria, y en las humanidades en general, se puede trazar sin ningún problema hasta más de medio siglo atrás, cuando los primeros estudios literarios cuantitativos utilizando tarjetas perforadas fueron llevados a cabo por el recientemente fallecido Roberto Busa (1913-2011). Su propósito inicial fue el de indexar cada palabra en la totalidad de las obras de Santo Tomás de Aquino y algunos autores relacionados (Susan Hockey 4). Este tipo de práctica podría caer hoy en día bajo la denominación de Humanidades digitales o la de Humanidades Computacionales.

Sin embargo, y aunque muy significativo, el ejemplo anterior es solamente uno de los muchos en los que la tecnología de la que disponemos actualmente puede jugar un papel importante dentro de una empresa humanística. La indexación o el recuento de palabras con el fin de crear archivos que faciliten una posterior labor investigadora es o fue el comienzo de lo que a fecha de hoy parece ser el campo con mayor potencial de expansión dentro de las facultades de humanidades y el nacimiento de un colectivo académico que ya asegura poder reconstituir la profesión de umanista e incluso ofrecer resultados y estudios de naturaleza nueva.

Y es que no podemos olvidar que la investigación académica es, a día 3 87 de hoy, un ejercicio emine nológico, que, al igual que estrechamente ligada al desarrollo de la profesión académica, si bien resulta más claro en las ciencias y en el uso que hacen de herramientas cada vez más sofisticadas. En el caso de las humanidades también podemos reconocer el mérito que tiene la implementación de buscadores, bases de datos y bibliotecas virtuales sin necesidad de profundizar demasiado.

La gestión efectiva de un volumen de nformación inextinguible en su crecimiento es uno de los mayores logros por parte de bibliotecarios, archivistas y conservadores, al igual que representa una ayuda imprescindible a día de hoy para estudiantes, investigadores y profesores. La investigación académica requiere la aplicación de la tecnología Y no sería práctico el negar de forma rotunda el uso sistemático de herramientas informáticas más allá de los procesadores de texto y de los motores de búsqueda.

Ahora bien, parte de la resistencia en la recepción de ciertos trabajos y ciertas prácticas viene dada por la extendida idea de que las umanidades digitales basan la mayoría de sus análisis en los estudios cuantitativos (lo que no deja de ser falso, como se podrá ver a lo largo de este trabajo) y de que solamente pueden generar corpus de texto sin generar un análisis herramientas para un pos 4 87 cualitativo o currículos de sus facultades de humanidades contenidos que tratan con las humanidades más tecnológicas y digitalizadas.

Algunas de las universidades más prestigiosas en cuanto a investigación se refiere, Stanford, Yale y IJCLA, son unos de los ejemplos más claros en el contexto de los Estados Unidos de América, país que parece ser el picentro de la actividad tecnológico-humanista. De hecho, CJCLA es la primera universidad en contar con un programa subgraduado de humanidades digitales, que está a cargo de Todd Presner: uno de los investigadores más productivos del campo.

En definitiva, los antiguos estudios cuantitativos están experimentando una transformación que viene propiciada desde su propa práctica, generando a través de sus productos nuevas preguntas e incluso nuevos objetos de análisis. Varios ejemplos rápidos. Lev Manovich observa la cultura como un flujo de datos en su Cultural Analytics (2007). Para el rítico ruso, la cultura y los nuevos medios nos ofrecen una forma de lectura diferente, que parece comenzar a distinguirse por la forma en la que es consumida y por el gran volumen de materiales del que disponemos.

De forma sintética, Manovich comenta la posibilidad del establecimiento de s 7 analisis, podemos resaltar que plantean un alejamiento de la superficie textual. En este trabajo intentaremos establecer algunos de los parámetros que definen el campo de las humanidades digitales y comentaremos sobre el método de análisis que siguen algunos de los humanistas de vanguardia que ncorporan las novedades y los cambios propiciados por las humanidades digitales.

Para ello vamos a comenzar recogiendo algunas definiciones que se ofrecen de las humanidades digitales, comentarios sobre el término en sí y también sobre algunas de las características que diferencian este campo de otras formas de análisis y pensamiento mencionadas recurrentemente en la extensión del corpus de la literatura crítica sobre humanidades digitales.

Para decirlo con brevedad, estas características pueden reducirse a lo siguiente: una defensa de la noción de proceso y experimentación frente a a idea de un producto cerrado; un modelo de trabajo basado en la interdisciplinariedad y la formación de equipos colaborativos; y para finalizar el énfasis puesto en el ‘acceso libre’ a los resultados de las investigaciones y la divulgación del conocimiento y la información.

Moreno 5 1. 2 Definiciones 6 87 Uno de los principales enc de iniciar un trabalo humanísticos se centra en asentar las implicaciones que la inclusión de la tecnología en nuestros trabajos está originando -ya sea historia, literatura, artes visuales. Asimismo, este trabajo pretende ser una guía que contribuya a resentar de una manera más nítida este nuevo campo.

En ocasiones es tratado como una disciplina nueva —emergente a raíz de la integración de la tecnología en la actividad humanística y de los cambios de naturaleza ontológica que acarrea— y en otras ocasiones se observa como una simple evolución natural derivada de la crítica humanística tradicional, pero que transforma la disciplina y que crea una división entre dos tipos de humanidades.

En todo caso, volviendo a lo comentado en el primer párrafo, el mero hecho de que exista una gran actividad intelectual alrededor de las prácticas ue incorporan la tecnología como parte sustancial de los análisis culturales es considerado como un signo de vitalidad y de reflexividad, que indica una presencia consolidada y con ansia de reconocimiento a un nivel más general. Moreno 6 Como dice Rafael C. Alvarado, «[t]his anxiety of self definition seems to indicate a new phase in the history of the field» (50) La definición, por tanto, es mo escurridiza en lo 7 87 que respecta a las humani s.

El carácter creación de una red, una asociación entre «[p]rovisional schools of thought, methodological interests, and preferred tools, a history of people who have hosen to call themselves digital humanists and who in the process of trying to define the term are creating that definition» (50). Este es nuestro punto de partida: las humanidades digitales están conformando, al parecer, un campo nuevo, que incorpora a los marcos de trabajo humanístico más tradicionales nuevos medios, aunque no sabemos si incorpora nuevos fines todavía.

Más en concreto, para un buen número de académicos, las humanidades no han experimentado un cambio realmente significativo y, de igual manera, los divulgadores y practicantes de lo humanístico dig’tal arecen no haber demostrado todavía esa diferencia en los resultados proporcionada por la inclusión en los análisis de lo digital. Esta mentalidad —medios que no repercuten en nuevos fines— es la que generarla una separación entre distintos modelos de trabajo.

Y como iremos viendo, el Moreno 7 demostrar la incorporació ines de forma clara y 8 87 contundente es su conveniencia. Las humanidades digitales se observan a menudo como lo que en inglés se denomina an umbrella term (Scheinfeld). Esta nomenclatura se utiliza para designar y abarcar conjunto de prácticas que no son totalmente idénticas pero que se relacionan ntre ellas, bien sea por los métodos usados o los temas tratados.

En una de las entradas de Weblog recogidas en Debates in Digital humanities, «Day of DH: Defining the Digital Humanities» —una iniciativa de la Universidad de Alberta (Canadá)— se recogen las definiciones de múltiples académicos que aunan esfuerzos un día al año para intentar crear lo que pueda parecer una opinión consensuada sobre lo que son las humanidades digitales.

El procedimiento exacto es el siguiente: participantes documentan su actividad diaria mediante fotos y textos, con una meta tan clara como múltiple: «The goal of the project is to reate a website that weaves together the journals of the participants into a picture Moreno 8 that answers the question, Just what computing humanists pues bien, en algunas de las definiciones observamos cómo el uso de informáticas es el punto d ael C. Alvarado; Elijah 87 humanities is an unfortunate neologism, largely because the humanities itself is a problematic term. (70) Las definiciones exactas recogidas en el blog son las siguientes: The digital humanities is What digital humanists do. What digital humanists do depends largely on academic discipline but also on level of technical xpertise. Each discipline, with varying degrees of intensity, has over the years developed a set of favored methods, tools, and interests that, although shared with other disciplines, remains connected to the discipline.

The task of the digital humanities, as a trans-curricular practice, is to bring these practitioners into communication with each other, and to cultivate a discourse that captures the shared praxis of bringing technologies of representation, computation, and communication to bear on the work of interpretation that defines the humanities. -Rafael Alvarado, University ofVirginia, USA Digital Humanities is the integration of sophisticated, empirical techniques utilizing too s and technologies typically associated with practical sciences into the study of traditional humanities questions.

It represents a more exploratory and less quantitative approach than social sciences in the use of such tools but it also represents ambitious attempts to model nuanced human wisdom in ways that, like early flying machines, are beautiful, quite impractical and often fail. -Elijah Meeks, Stanford University, USA The use of digital tools an umanities study and 0 DF 87 dissemination. Geoffrey Iberta, Canada