Si tan solo fuera sexo Miriam Ojeda 2 1

207 p Si tan solo fuera sexo aceituna queme miraban expectantes, miré su pelo rubio ceniza revuelto por su cabeza y sonreí, para poco después sonrojarme; si mi futuro editor iba a ser él, tendría un serio problema… me adentré enel espacioso despacho deunadelas editoriales más importantes de España. Aún no me podía creer que aceptaran mi manuscrito, ni siquiera podía creerme que hubiera tenido el valor de enviarlo. Pero no me arrepentía en absoluto, hacía tiempo que no me sentía tan viva y con tantas ganas de empezar algo nuevo.

Me acerqué hasta el sillón queocupaba el centro dela estancia frente asu scritorio. Sonreíal ver mimanuscrito sobre su mesa, me volví yvi sumirada tierna recorriendo todo mi cuerpo; cuando sus ojos se toparon con los míos, sonnó. —Estaba intentando mentalizarme sobre cómo serías —Se metió las manos en los bolsillos—, debo decir que eres mucho mejor en persona, tengo unaimaginación penosa —Me eché areír—. Por favor, siéntate — Hice lo queme historiame ha maravillado, esto nena, vaaser publicado,queno te quepaduda.

Intenté ocultar la emoción queempezaba aadueñarse demí. 2 DF 207 —¿En serio cree queeslo te buena? llevó aesta historia… ??¿Todo? ¿Desde el principio? —Ohsí, desde el principio… Capítulo 1 Hubiera estrellado el móvil contrael suelo si no fuera porque hacía dos semanas que me lo habla comprado… ¿Quién osaba despertarme del magnifico y sugerente sueño que estaba teniendo? iAh sí! la puñetera alarma, queme recordaba quela realidad me estaba esperando, me removí por la cama perezosa ycon las energías bajo cero.

Me deslicé hasta acabar conla cabeza bajo la almohada yrecé para quecayera un agua torrencial rabajar. Después de que me impidiera levanta 3 DF 207 cinco minutos semanasquesoñaba lo mismo. La idea deque mi mente no hiciera más que recurrir a tríos en sueños, me tenía algo descolocada y lo curioso era que siempre eran los mismos los que me llevaban al descubrimiento de los orgasmos más impresionantes de mi vida, obviamente en sueños… ni siquiera Porque ninguno era mi novio, un «follamigo», dehecho no teníanovio ni «follamigos».

Abrí la ventana para ventilar la habitación y un frío gélido recorrió mi cuerpo iBuenos días, mundo! Me desnudé frente a la ducha; el agua caliente ya empezaba a desprendervahoyno podía evitar tiritar, hasta incluso llegar a tener que etorcerme en una danza algo ridícula que todos hemos bailado alguna vez (de eso estoy segura), porno hablar dequehabía forrado el suelo con varias toallas ymipi]ama ahora para lavar, todo menos tocarel suelo frío con los pies.

Estaba deseando que el agua saliera lo suficientemente caliente como para hervir unas patatas, para saber que estaba a mi temperatura perfecta; cuando me quemó la piel solté un gemido de placer… Dios, eso era la gloria… Aligeré la marchaviendo que llegaría tarde si me quedaba enl habitual), sequé nde era miestancia 4 DF 207 ciertas ventajas, (cuando o la cagaba, que por suerte para mí, había sido en pocas ocasiones). Como lo tenta tan largo estaba cansada de llevarlo siempre planchado o rizado, porque mipelo no era agradecido…

Siempre teníaque dedicarle tiempo,ya quesi no lo hacía se me bufaba o encrespaba, sí.. hasta ahi me llegaba la suerteyhoyestaba muy vaga,también me levanté con la hora demasiado justa como para entretenerme con esas cosas. Me vesti a trompicones mientrasiba preparándome mivaso deleche con cacao, mi primer desayuno de los dos que tomaba diariamente. Me puse mis vaqueros, mis botas con un poco de tacón, una de mis amisetas preferidas con escote de pico negra y un pañuelo en el cuello con estampado deleopardo.

Maquillé mirostro sencillo, con polvos, colorete ymisojos verdes queaúnestaban entrecerradosehinchados, los pinté con lápiz negro y rímel… il_a última vez que me quedaba hasta las tantas leyendo! Me tomé el vaso de leche de un sorbo y salí pitando de casa. Vivía a dos calles de mi trabajo y siempre llegaba con la hora justa ¿Cómo puedo organizarme tan mal? Trabajaba en un gimnasio de masajista y/o recepcionista, en el turno de mañana, dependiendo de si 5 DF 207 ontrataban masajes o n I caso dehov, queno a las seis y media de mediodía, que entraba con el dueño (su novio).

No es que cohetes, pero me sentía mejor sabiendo era ganado por mí. la mañana hasta Bea, quién terminaba el turno junto el sueldo fuera como para tirar que algún dinero del que malgastaba Llegué y abrí la persiana en un santiamén, encendí las luces, abrí las puertas, enchufé la calefacción enlos vestuarios. Me puse enla recepclon a esperar a los más madrugadores del lugar, que siempre eran los mismos: unachlcadeunostreinta años, quehabitualmente hacia una hora iaria ysalía delos vestuariosvestida detraje ychaqueta, (siempre pensé que era abogada, pero quién sabe, quizá sería comercial).

Tenía una elegancia increble. También dos chicosconel tamañodeosos gigantes, pasaban las mismas horas que yo en la estancia, siempre pense que trabajan de gigolós (sí, podían ser porteros de discoteca que era lo más coherente, pero me parecía más divertido imaginar que tenían que acostarse con viejas chochas con mucho dinero que malgastar). No me caían del todo mal, pero odiaba cómo miraban asegún qué mujeres, por encima del hombro, odi petulante, pero por DF 207 alguna razón semana ypasaban sus tarjetaspor el detector… Así día tras día…

Temía que en algún momento, por aburrimiento (ya que me aburría demasiado), acabara acostándome con alguno de los dos, si llegara a pasar después me cosería la vagina y me meterla amonja… iPalabra! Miré mireloj, no tardaría enaparecer, así queme arreglé las tetas para que quedaran de lo más sugerentes dentro del escote que llevaba, que tampoco era exagerado, a todo esto miré mi WhatsApp, tenía varios mensajes del grupo de mis amigas. Laura trabajaba en un hospital como nfermera de quirófano, Martina como endocrina, yo en un gimnasio…

Sí, era incomparable yalgo patético dadolas profesiones demis amigas, yoteníael título defisioterapeuta pero no había conseguido trabajo enlo mío a tiempo completo, al menos estaba mejor que Dana que vivia explotada en el restaurante de su suegra, un auténtico mal bicho que seguro que era la reencarnación de alguna bruja a la que quemaron en Salemyjuró venganza (apostaría mivida aello). Estaba deespaldasala entrada esperando quela puñetera impresora no me diera el coñazo como tenía por costumbre hacer cada mañana.

Creo DF 207 ue aquel objeto entend umano V decidía puerta, me giréysimplemente lo vi, tan increíble como cada mañana, saludó con su increíble sonrisa yme tragué el suspiro depuro milagro… David Era la tercera noche queno dorm(a. Al menos sacaría buenas notas este cuatrimestre, eso me consolaba, miré mi móvil y ni rastro de Lorena. Consiguió desesperarme hasta perder el juicio. ¿Por qué narices no la dejaba? ¿Dóndehabía quedadoaquel golfoquetanto me hizo disfrutar en mi soltería? Mi reflejo en el espejo era un espanto.

Me notaba más delgado y eso me deprimía, me machacaba demasiado en el gimnasio omo para adelgazar deesta manera, «puñeterosnervios… Puñetera vida, puñetera novia»me grité amímismo mientrasme secaba y me vestía para ir al gimnasio ¿Quién se duchaba antes de ir al gimnasio para volver a sudar? Pues yo… desde queJacquelinehabía entrado de recepcionista no podía evitar querer queme viera guapo, aunqueera agotador, días como hoy solo quería ir con chándal viejo V res días y en un 8 DF 207 compañera de mesa acabarla siendo tan buena amiga.

Laura ahora trabajaba en un hospital, yo viendo mi suerte me puse a estudiar la carrera quesiempre había querido… Derecho. Yasí ue como Laura me llevó aJacqui,sabia desobra quele gustaba desde el primer día en que me la presentaron, siempre llamó mi atención, aunque hubiese chicas queme mantenían ocupadoycomo sabía queella era algo seguro, no me importaba dejarla enla recámara esperando el momento oportuno, pero empecé conl_orena… yJacqui se volvió la tíamás impresionante y atractiva que conocí… ?Y qué hacía yo? Estar con una puñetera loca obsesa de los celos con la que peleaba más que follaba, daba gracias de que Lorena no hubiera visto en persona a Jacqui, sino me habría tenido quecambiar degimnasiopor quintavez. Aparqué el coche yme acerqué a la puerta dondeatravésdel cristal vi el perfecto culo de Jacqueline, que aporreaba la impresora «otra vez», me encantaría verla ponerse tan agresivamentrasla tomo como merece… «joder»otra vez me traiciona el subconsciente «coge aireDavid». DF 207 Jacqueline auto-tranquilizarme, al acabar de sacar los papeles quese quedaron atascados. —¿Qué taltú? —Volví asulado yme crucé debrazos apoyándome en el mostrador. Hoy se había afeitado… unapena, me encantaba la barba que estaba llevando estos días. Agh —gruñó—, asqueado. negro, queno se movióun ápice. ?Lasclases? Se pasó la mano por el pelo —Lorena… Vaya. m gor la cosa? La imagen desunovia me vino ala cabeza —¿Nova Yo quesé.. ??dijo fijando la vista al frente. Era tan guapo, que casi me dolía mirarle. Dana decía que exageraba, pero para mí no podía ser más atractivo. Tenía la mandíbula tensa y los ojos cansados; aun así me resultaba irresistible. No me extrañabaqueocupara un puesto importante enmiaventurasexualnocturna, completamente ficticia, muy ami pesar. Lesonre(mlentrasle acariciaba el mentón. Me cogió la mano y me la besó antes de entrar p oras diarias de 207 gimnasio. Conocía a