Resumen Thwaites Rey

Resumen Thwaites Rey gy Andresgussot 16, 2016 8 pagos Thwaites Rey: Después de la globalización neoliberal, ¿qué Estado en América Latina? Introducción En el contexto de crisis de los países hegemónicos, estos han decidido apelar finalmente a las herramientas que tanto denostaron: la intervención estatal. Esta muestra la necesidad y los límites de la conducción política del sistema capitalista mundial y reinstala la opacada evidencia de que la intervención estatal es un componente central de la reproducción capitalista.

En América Latina, mientras tanto, se Inició un ciclo en el que el papel estatal mpezó a adquirir una nueva entidad, buscando restablecer el oder estatal. El rasgo más característico de la h neoliberal fue el servi pasiva subordinación capitalista a la acumu LA GLOBALIZACIÓN org : 16 para asegurar la la oe El contexto actual de la crisis mundial Joseph Stiglitz afirma que la crisis de Wall Street es para el mercado lo que la caída del muro de Berlín fue para el comunismo.

Esta crisis arraiga en la tendencia del capitalismo a construir una ingente capacidad productiva que termina por rebasar la capacidad de consumo de la población, debido a las desigualdades que limitan el poder de ompra popular. Fue justamente la etapa neoliberal la que supuso la mayor transferencia de recursos de los sectores populares a los segmentos más ricos y concentrados de la población mundial. Este período, comenzado en la década de los oc ochenta (con Thatcher y Reagan a la cabeza), trajo consecuencias en los planos del desempleo y la renta nacional.

Para paliar esta deficiencia en la demanda, los centros del poder financiero pergeñaron la expansión del crédito sin sustento en la economía real, lo que llevó a la conformación de una burbuja gigantesca, cuyo estallido colocó al sistema completo al borde del olapso. El fin de ese ciclo, a su vez, es el cierre de la etapa neoliberal de capitalismo abierto de libre mercado, con acotado control estatal.

Es preciso señalar que un el Estado nacional perdió su importante papel en la constitución de estructuras durante el auge neoliberal, ni parece verosímil que ahora recobre sin más las capacidades perdidas. Sin la decisiva intervención estatal, la globalización no habría tenido lugar. La desregulación, la liberalización y la privatización, tanto doméstica como internacionalmente, conformaron las bases que allanaron el camino para las nuevas strategias de negocios de alcance global.

Otra prueba de esto es que organismos multilaterales como el FMI y el BM constituyan en realidad prolongaciones estatales de los Estados Unidos y el G7. Lo que resignaron los estados fueron las facultades ligadas a la inclusión de los sectores no dominantes y la protección de la sociedad en función de objetivos nacionales 1 . Esto puede ser relacionado con el texto de Aldo Ferrer Hechos y ficciones de la globalización, en el que se rechaza el mito de que los Estados son impotentes ante la globalización y el patrón de poder mundial.

Federico Silv ue los Estados son impotentes ante la globalización y el patrón de poder mundial. Federico Silvera, 2014 El auge neoliberal en América Latina y las lecturas de la globalización Las políticas neoliberales en América Latina se sostuvieron en dos ejes: el profundo cuestionamiento al tamaño que el Estado-nación había adquirido y a las funciones de interventorbenefactor que había adquirido, y la pérdida de entidad de los Estados nacionales en el contexto del mercado mundial, provocada por el proceso de globalización.

La receta neoliberal propuso achicar el aparato estatal (vía privatizaciones y desregulaciones), y mpliar la esfera de la «sociedad» integrándola al mercado mundial. La crisis actual no hace sino mostrar el desigual posicionamiento de los diversos Estados nacionales y, paradójicamente, la menor vulnerabilidad de corto plazo que tiene América Latina en esta etapa, por haber quedado menos expuesta a la volatilidad financiera que sacude a las economías del centro. Por eso, aquellas problemáticas que son vistas como novedad en los centros del capitalismo (especialmente en Europa), no son igualmente inéditas en la periferia.

Los procesos políticos en América Latina En los ochenta, los países del Cono Sur empezaban a esembarazarse de las tremendas dictaduras a las que estaban sometidos. El problema polltico central pasó a ser cómo consolidar un esquema democrático y la cuestión de las «transiciones» fue clave. Los márgenes de maniobra estaban limitados por la p e la deuda externa acumulada en la década di estaban limitados por la pesada carga de la deuda externa acumulada en la década dictatorial.

Por otra parte, se conformaba en los países centrales la hegemonía neoliberal. La caída del muro de Berlín, en 1989, significó un hito fundamental en el ascenso neoliberal, pues a partir de la inexistencia de la alteridad no apitalista, la globalización y su correlato de «pensamiento único» no solo arrasaron con muchas de las conquistas materiales obtenidas por las clases populares durante los años de posguerra sino que también impactaron negatlvamente en las formas de construcción poltica e ideológica de los sectores subalternos.

Crisis de representación poltica y ascenso de los movimientos sociales A las expectativas generadas por la recuperación de la democracia pronto sobrevino la desilusión por la cruda realidad que imponía el sometimiento a los dictados de los organismos financieros internacionales. Los poderes Ejecutivos de los países ndeudados se comprometieron a aplicar políticas para cuya viabilización requerían la concurrencia de otros poderes, como el Legislativo. Así se convertían en correas de transmisión, encargados de procurar la aprobación parlamentaria para las polticas de los organismo externos.

Quedan en evidencia por esta época cómo los mecanismos de globalización integran a la periferia mediante nuevas formas de explotación, esta vez impuestas como condiciones para obtener préstamos y refinanciaciones de deuda. En tanto la matriz ideológico-pol(tica de las clases dominantes nativas, es decir los intereses de las burgu atriz ideológico-política de las clases dominantes nativas, es decir los intereses de las burguesías nacionales, se articulan o subordinan con los de los segmentos Federico Silvero, 2014 dominantes externos.

Su función se resume en viabilizar la expresión del capital global en territorio nacional, como socios menores que, además, anhelan ser parte de ese núcleo central que les es territorialmente negado. Las luchas populares, en este marco de crisis de representación poltica y magros resultados obtenidos por la democracia real, abandonan el desprestigiado ropaje partidario y se transforman en luchas de movimientos sociales.

Mientras en las décadas pasadas la mayor[a de las luchas remitían al espacio laboral como ámbito cohesionador e identitario, las nuevas modalidades de protesta social exceden la problemática del trabajo y se anclan en prácticas de tlpo territorial (wvienda, comida, servicios públicos, etc. ). La conformación de una lectura anti-estatista Desde mediados de los años noventa fue ganando terreno la idea de horizontalidad, entendida como un rechazo visceral de las prácticas centralistas de la izquierda tradicional y los sindicatos.

Se inauguró así una nueva forma de acción política: la rganización en red, abierta en todos los canales y con capacidad de acción colectiva con incidencia real. El auge de los movimientos opuestos a la globalización neoliberal en los países centrales marca una fuerte impronta anti-estatal. El eje de esta impronta ser’ ción política y social «por fuer del aparato estatal V eje de esta impronta será la construcción política y social «por fuer del aparato estatal y la lógica del capital.

Ya que los estados compiten para atraer a su territorio un porcentaje de la plusvalía global, el antagonismo entre ellos expresa la competencia, sumamente desigual, entre llos. Ya que todos los estados tienen un interés en la explotación global del trabajo, no hay alianza posible entre clases y grupos sociales dentro del territorio nacional para enfrentar el capitalismo central. Esta construcción alternativa ya no debe tener como eje central la conquista del poder del Estado nacional sino que debe partir de la potencialidad de las acciones colectivas. El pos-neoliberalismo en América Latina. Nuevos gobiernos, ¿nuevos Estados?

Así se llega al 2000 con un amplio conglomerado de movimientos que expresan el descontento y cuestionamiento al neoliberalismo y sus nefastas onsecuencias en la región. En este contexto comienzan a surgir gobiernos llamados «pos- neoliberales», que ven más favorable el acotamiento del poder del capital global. Comienza a cuestionarse la «bondad del mercado», y se recuperan los resortes estatales para la construcción política sustantiva. Tanto las corrientes de base indígena en Bolivia y Ecuador como el «socialismo del siglo XXI» en Venezuela plantean que no hay salida al subdesarrollo en el marco de la sociedad capitalista.

Al Estado se le otorga un rol clave: el de centralizador y asignador de la renta del recurso nacional básico (petróleo, gas); a la ociedad civil se cene las tareas del «desarrollo e del recurso nacional básico (petróleo, gas); a la sociedad civil se cene las tareas del «desarrollo endógeno», mientras se interpela a una «burguesía nacional». En la última década, a partir de estos cambios, se ha recuperado cierta autonomía estatalnacional para definir cursos de acción.

Si bien la región no saldrá indemne de la crisis global, está mejor preparada para resistir los embates. Esto se debe a la menor vulnerabilidad a los vaivenes financieros, por el acotamiento al ingreso de capitales especulativos de corto plazo. El Estado-nación en una perspectiva emancipadora Se plantean interrogantes entonces con respecto a la funcionalidad de los Estados nacionales. En la etapa de la globalización se consolidó la idea de la existencia de una suerte de interconexión y paridad competitiva entre todos los Estados del orbe.

Sin embargo, las condiciones para la explotación básica de capital/trabajo se establecen nacionalmente, por lo que si bien los Estados compiten entre sí para atrapar porciones de Capital, su capacidad para hacerlo puede diferir diametralmente. Cada Estado se encuentra en posición de, en lugar de aceptar recetas eneralizadas impuestas desde el exterior, buscar su propia manera de accionar con respecto a su posicionamiento en la coyuntura global para favorecer tales o cuales intereses y demandas, recapturando así sus espacios de soberanía.

Rumbos alternativos La primera vía para ganar estos espacios de soberanía o libertad tiene que ver con la gestión propia, sin interfer pital glo espacios de soberanía o libertad tiene que ver con la gestión propia, sin interferencias del cap tal global, de una porción sustantiva del excedente local: el proveniente de la renta del recurso estratéglco (fundamentalmente petróleo o gas). Apropiarse o reapropiarse de recursos no renovables aparece como un elemento central.

La segunda vía es el intento de hacer que una masa de capital que circula por la región, y de ser posible la mayor parte del excedente producido en el interior de la región, se «desconecte» del ciclo de capital global, por lo menos en algunos grados. Aquí entran la creación del Mercosur, el ALBA y el proyecto de creación de un Banco del Sur, como entidad suprarregional de captura del capital que circula y se valoriza por la región. Una mirada al futuro Resta analizar la funcionalidad de los Estados al interior de sus spacios nacionales.

Lograr la participación activa y consciente de la más amplia pluralidad de intereses y perspectivas, a la par que promover el sentido de lo público, construir capacidades institucionales de gestionar lo común, priorizar lo general por sobre lo particular, exige grandes esfuerzos políticos y militantes. En el camino hacia conseguir un estado como instancia de articulación social, puede forzarse de manera consciente su acción en favor de los más débiles, empujar en el sentido del autogobierno popular, de la irrupción irreverente de «lo plebeyo» en la escena pública. 81_1f8