racionalidad tan difc3adcil

¿Somos animales racionales? Jorge Riechmann Índice 1. Introducción Pero cuánto nos cuesta ser racionales… 2. 3. Autoengaños 4. Heurísticas 5. Racionalidad irracional 6. La tragedia del marketing 7. Lo necesario imposible 8. Consideraciones finales 08/02/1 6 ¿somos racionales? 2 1. INTRODUCCION 3 8 S. wp pase Josep Fontana no cree en la racionalidad de nuestra especie «Hace mucho tiempo que he dejado de creer en la racionalidad de la especie humana.

Me resisto a considerar como racionales a quienes entregan su vida en un atentado suicida con la esperanza de gozar de otra vida mejor en un paraíso. Ni a los que amargan su existencia sujetándola a los preceptos ellos asesinados- por esas derechas a las que ahora votan. Mi viejo maestro don Ramón Carande me decía en una carta de julio de 1970 que lo que necesitábamos era crear ‘muchos miles de escuelas y maestros’, porque ‘únicamente cuando lleguen a discurrir los españoles, discurriendo harán que se conmuevan las estructuras más reaclas, y barrerán a las que ya están putrefacta<.

Está claro que no hemos conseguido enseñarles a discurrir, y que no hemos sido capaces, por ello, de barrer entre todos la herencia putrefacta del franquismo… » Josep Fontana, «Marea negra», Público, 31 de mayo de 2011 6 El anthropos ¿animal racional? Animal potencialmente capaz de ser, en raras y difíciles ocasiones, más o menos racional. Mente habitual y mente atenta Alex Pentland, del MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts), sugiere que existen «dos mentes» (dos formas básicas de funcionamiento del cerebro humano): 1.

Mente habitual: funcionamiento cerebral rápido, automático y por asociaci ostumbre y el 38 «piloto automático». estudiosos del tema estiman que entre siete y ocho de cada diez decisiones se toman de forma inconsciente, o en un estado de baja onsciencia («mente habitual», no «mente atenta»). normas, valores, socialización 9 Escribió el gran ecólogo Ramón Margalef: «El hombre se comporta de manera no inesperada para un animal de sus características no se comporta más racionalmente que los copépodos. Bueno, quizá lo hagamos un poco mejor que los copépodos… Mi propia estimación seria que, en el mejor de los casos, la determinación de nuestra conducta es racional al Pero la tragedia es que, en la «sociedad del espectáculo» que caracterizaron los situacionistas, este porcentaje de razón no debe de llegar ni al 0’5%. 10 «… s el fin de la opresión.. » » .. atruena la razón en marcha», dice uno de los versos de la Internacional. Ay, los pasos de la razón son ligeros e inseguros.

Poco que ver con aquel poderoso ejército que se figuró poder poner en marcha la Ilustración (y en su estela el movimiento obre 08/02/16 un mundo que incluso sobre la muerte hace pesar su zarpa de oficinista», en abril de 1936… … y a su colega Georges Bataille anotando: «Ya es hora de abandonar el mundo de los civilizados y su luz. Es demasiado tarde para empeñarse en ser razonable e instruido, lo que ha llevado a una vida sin atractivos. Secretamente o no, es necesario convertirse en otro o dejar de ser. La atracción por las potencias nocturnas, cuando las frágiles luces de que disponemos apenas consiguen alumbrar algunas parcelitas en la jungla de omnipresente tiniebla… ¿Cómo pueden equivocarse tanto nuestros intelectuales? Para «abandonar el mundo de los civilizados y su luz» nunca faltarán voluntarios. Bataille escribía esas líneas mientras la ponzoña nazi inundaba Alemania, y se cocía despacio el golpe de Estado fascista en España. «Un dios cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona» «El ser humano: un dios cuando sueña y un mendigo uando reflexiona», reflexionaba Hõlderlin.

Pero ¿por qué vamos a despreciar la actividad mendicante de la buena gente? Mejor asumir con aguante y con buen humor nuestra condición de fraticelli que tratan de transmitir algo de la luz de los caminos en primavera, mejor eso que melancolizarnos en los autofrustrantes esfuerzos del quimérico hombre-dios. 2. PERO CUANTO NOS CUESTA SER RACIONALES… 4 38 harán lo posible y lo imposible por retener sus privilegios. Esto se aplica igual a las elites de las antiguas ciudades sumerias que a los banqueros de Wall Street.

De aquí se seguiría que sólo las sociedades igualitarias pueden ser ustantivamente racionales (en un sentido histórico: aprender del pasado para anticipar y sortear con éxito los problemas del futuro). 17 Importancia de lo «irracional» para la sociología Vilfredo Pareto: la economía se ocupa de las «acciones lógicas», y la sociología de las acciones «no lógicas» (o –aparentemente— irracionales). Ejemplo: el elector francés de principios del siglo XX que, sin saber a qué partido votar, se acoge a la autoridad de Anatole France.

Vilfredo Pareto, Traité de sociologie générale [primera edición 1917], Droz, Ginebra 1968, art. 1. 436. El prestigio literario de este escritor no implica ue su juicio politico tenga que ser clarividente… 18 «Racional» no puede definirse en general s 8 Pero esa noción de lo «irra igua, encierra muchos puede esclarecer conductas, o situaciones sociales, a primera vista opacas o «irracionales» El sociólogo elabora una teoría de la acción más compleja que la del economista. Si habla de racionalidad, será una racionalidad compleja. El Homo sociologicus es más complejo que el Homo economlcus.

Insistamos la clásica distinción de Max Weber entre Zweckrationalitát (racionalidad instrumental) y Wertrationalitãt (racionalidad axiológica): la segunda permite xplicar acciones que aparentemente están desprovistas de finalidad. 20 Marcos cognitivos Los marcos cognitivos son estructuras mentales que conforman nuestro modo de ver el mundo y de actuar en él. Forman parte de un «inconsciente cognitivo» que conocemos por sus consecuencias: nuestro modo de argumentar, la atención selectiva, lo que entendemos por «sentido común» El peso de las emociones El peso de emociones y sentimientos resulta decisivo.

Según George Lakoff y otros científicos cognitivos, a la hora por ejemplo de votar no lo hacemos tanto teniendo en cuenta los hechos concretos —como cabría ensar de seres presuntamente racionales– sino que más bien votamos desde 6 38 estrechamente ligados a la nos impresionan poco las informaciones concretas sobre la conducta de los políticos o sobre la situación del país: cuando los hechos no encajan en nuestros marcos, mantenemos los marcos e ignoramos los hechos, apagamos el Interruptor del aparato por el que nos llegan y seguimos aferrados a nuestros esquemas.

Así se explica que las informaciones concretas sobre que los políticos del propio partido mienten, que son ignorantes, que no saben resolver los problemas, que más bien forman parte e los problemas, que hacen trampas o que son corruptos, no cambien la intención de nuestro voto… » Consecuencias para el voto «Mire usted por dónde, teníamos razón cuando decíamos en broma aquello de que ‘si los hechos no concuerdan con la teoría, peor para los hechos’.

En realidad, no hac(amos sino describir lo que ocurre, que en las elecciones un aluvión de datos fehacientes que perjudican al propio partido lleva a votar in extremis al ideológicamente más próximo y, en el peor de los casos, a votar en blanco o abstenerse, pero solo en contadas ocasiones a votar al partido contrario. » Conocemos esos marcos de valores a través del lenguaje, las palabras se definen en relación con los marcos y, cuando se oye una palabra, el marco se activa en el cerebro. Se trata entonces de crear un lenguaje propio del partido, que caracterice su posición y sintonice con los ciudadanos.

Ganar a las gentes por la emoción, a través de la palabra, es clave. » Adela Cortina, «La racionalidad como rara avis», El país, 31 de mayo de 2011 7 38 Dice el propio George Lak definen en relación a marcos conceptuales. Cuando se oye una palabra, se activa en el cerebro su marco (o su colección de marcos). Puesto que el enguaje activa los marcos, los nuevos marcos requieren un nuevo lenguaje. Pensar de modo diferente requiere hablar de modo diferente. » George Lakoff: No pienses en un elefante. Lenguaje y debate politico, Editorial Complutense, Madrid 2007, p. 17.

Según Lakoff, los dos marcos básicos -al menos en la vida politica estadounidense— son los del «padre estricto» y de los «padres protectores». De aquí se siguen recomendaciones como: al debatir con un adversario pol[tico, no uses su lenguaje. Es mejor que reenmarques en tus propios términos. «Una vez que tu marco se acepta dentro del discurso, todo lo que dices es encillamente sentido común» (Lakoff, p. 166). Resistencia al cambio George Monbiot -el lúcido analista de cuestiones socioecológicas que escribe a menudo en The Guardian— sugiere que la resistencia humana al cambio tiene bases neurológicas.

La idea de seguir la rutina -como hacemos, por ejemplo, cuando caminamos hacia nuestro centro de trabajo siguiendo el recorrido de todos los días, como si lleváramos el «piloto automático» encendido— es una tarea que corresponde a los ganglios basales del cerebro, que utilizan mucha menos energía que la corteza prefrontal, a la que recurrimos ara las tareas más exigentes. 38 intimidar e intentar avergonzar a la gente para que se sienta obligada a adoptar una conducta ecológicamente correcta produce el efecto contrario. (… ) El problema es que percibimos un mayor uso de energía cerebral tal y como percibimos el dolor. or eso la respuesta a por qué oponemos resistencia al cambio la sabe cualquier descerebrado: porque duele. La exhortación no servirá -al menos a escala masiva. » 29 Cambiar duele Ser racionales cuesta; cambiar duele; desviarse de la rutina exige esfuerzo. Vale la pena atender a la sabiduría tradicional que os considera «animales de costumbres»: los filósofos y los científicos suelen sobreestimar el componente racional de la naturaleza humana. Pero lo cierto es que nos cuesta mucho, muchísimo, ser animales (más o menos) racionales de vez en cuando. 0 Avaricia cognitiva Los neurólogos se refieren a la avaricia cognitiva del ser humano: no nos gusta pensar en dos cosas cuando podemos arreglár do solamente en una. cognitiva… La deformación profesional de filósofos y cientlflcos consiste en sobrevalorar la razón humana. Pero, si hablamos de racionalidad colectiva, no olvidemos el factor fundamental: 2 Noción de racionalización (Freud) Para Sigmund Freud la racionalización es un intento de justificar un comportamiento o unas intenciones determinadas aduciendo motivos diversos del auténtico, que permanece inconsciente.

No es que el agente o sujeto mienta adrede, sino que desconoce sus propias motivaciones (o una parte sustancial de las mismas). 33 Buena parte de nuestra actividad intelectual se orienta no al ejercicio de la razón sino más bien de la racionalización: ingeniar seudorrazones que sirvan para justificar lo incomprensible o injustificable. 0 DF 38 Por aquí llegamos a la má