OMNIPRESENCIA NARCOCULTURAL

(muchas veces en tono elogioso) en la televisión, el cine, la literatura y la música popular. Asimismo, una estética plástica narco se impuso en el espacio urbano, las construcciones arquitectónicas e incluso la decoración interior. La historia del narcotráfico en Colombia no es simple, involucra problemáticas sociales como relaciones entre narcotraficantes y estado, imposibilidad de ascenso social, sociedad de consumo, proyectos revolucionarios fallidos y, sobre todo, políticas prohibicionistas.

Todos estos conceptos permiten explicar la génesis y la OMNIPRESENCIA NARCOCULTURAL By Valú-ParadaG 4eEpar,R 02, 2015 8 pages OMNIPRESENCIA NARCOCULTURAL. En Colombia, el narcotráfico ha provocado diversas atrocidades tales como la violencia, el secuestro, el desplazamiento de la población rural y sobre todo, ha llenado la sociedad de cultura mafiosa. Esto dio pie a la creación de una cultura denominada NARCOCULTURA, la cual se manifiesta en los medios masivos de comunicación, el arte, merchandasing, entre otros.

La narcocultura parte de una creación entre el racionalismo y cultura consumista, la cual necesidad de la accesibilidad a un mundo inmediato del que podamos servirnos con premura de us bienes y confort, en detrimento de aquello que tiene que ver con deponer los impulsos y mediatizar los fines con esfuerzos personales. Las ganancias económicas y sociales que provienen del narcotráfico, ofrecen la inmediatez en los resultados p to nut económicos anhelad OF8 en consecuencia.

Por causa del narcotr envalentonada, pend dispuesto a actuar igió una cultura se vio reflejada evolución de una mafia mortífera que ha devastado la sociedad y ha dejado su cultura como herencia. Sin embargo la sociedad colombiana nunca no supo mirar con ojos críticos sta narcocultura, muchas veces porque no se dio cuenta de su verdadera naturaleza ni del rol que jugaba en cuanto cómplice indirecto de la narcoviolencia.

A partir de los años 90, algunos artistas plásticos promovieron una crítica del problema del narcotráfico por medio de las artes visuales. Este dossier surge a partir de la lectura del libroUna linea de polvo de Santiago Rueda, que contiene un análisis histórico y muestras fotográficas de las obras y artistas más significativos que entre los años setenta y dos mil trabajaron en torno al problema del narcotráfico en Colombia.

En los artículos se intentará explicar las características de la narcocultura en Colombia teniendo en cuenta la contradicción que hay entre el consumo y la producción de drogas en el mundo contemporáneo. Mientras el consumo de drogas —por el placer per se o por la necesidad de evadirse de la realidad — es reclamado como parte del ejercicio de la libertad y del libre albedrío, la producción de drogas (tal y como ocurre en el mundo real) resulta antagónica a estos valores.

El tráfico de drogas conlleva violencia, corrupción, comercio ilícito y destrucción ambiental. No es el unico caso en el que existe una contradicción de esta índole entre producción y consumo en el mundo contemporáneo; pero en el comercio de las drogas las consecuencias han sido bastante más graves con respecto a otras mercancías, en buena medida debido a la existencia de las políticas prohibicionistas.

Además, la seducción que ejercen las v debido a la existencia de las políticas prohibicionistas. Además, la seducción que ejercen las vidas cinematográficas de los «patrones», «capos», «padrinos» o «Jefes» encuentra sus razones en las mismas personalidades psicopáticas de estos personajes. La ley paterna como autoridad regidora en las esferas personal y social entra en crisis para ceder su espacio a los «padrinos» que imponen su despiadada ley del Juego.

Este rumbo parece indicar que un sector nuestra sociedad tiende hacia un modelo de ideal del yo novedoso, los nuevos «ídolos o santos del delito», como ideales colectivos coadyuvan hacia la conformación de una nueva subjetividad, un nuevo querer ser, el de la urgencia. El fenómeno A nivel regional asistimos a un nuevo fenómeno que parece imponérsenos sin importar clase social, latitud geográfica, edad ni sexo. Nació un nuevo mercado de consumo ue resulta hijo de nuestro tiempo, como toda nueva mercadería que se ofrece a los potenciales clientes.

Mercado que resulta ser el digno representante de la que llamaré «cultura narco». Podemos consumir de inmediato, si lo queremos, indumentaria con la estampa del documento de identidad de capos del narcotráfico famosos, novelados informes periodísticos, exitosas series televisivas y películas que tratan sobre la ascendente y célebre carrera de narcotraficantes y capos mafiosos, desde sus primeros pasos en el negocio hasta convertirse rápidamente en acaudalados empresarios, e incluso bandas latinas musicales que elatan en sus letras, las atrapantes aventuras de los padrinos.

Desde la literatura, surgieron auténticos best seller basados en la vida de estos personajes y sus empleados y en los avatare 3 surgieron auténticos best seller basados en la vida de estos personajes y sus empleados y en los avatares de carteles enteros, en su guerra de unos con otros por obtener la primacía en el mercado regional e internacional. El mismo público que consume el material cinematográfico y literario queda embelesado por estas figuras impactantes y seductoras, esperando incluso el triunfo en sus andanzas.

Las artes gráficas no escapan a este fenómeno, podemos encontrar pinturas y grabados que los homenajean a fin de rendirles pleitesía y un respetado tributo nacido en muchos casos, del agradecimiento por la ayuda social recibida, otorgamiento de viviendas, donaciones monetarias, construcciones de templos, bienestar en asistencia para la salud y educación, otorgadas a fin de comprar voluntades.

Tal es la admiración por el mundo criminal que inclusive el Cartel de Cali, hacía sonar en su contestador telefónico para quien esperaba dejar su mensaje, el tema musical The Entertainer, melodía de a película estadounidense El golpe, que narra la historia de tres estafadores que roban una gran cantidad de dinero a un importante jefe mafioso, muriendo uno de ellos asesinado en el intento. Después del revuelo los sobrevivientes unidos a otros estafadores preparan «el golpe» que vengará al compañero muerto.

Alonso Salazar (2001) afirma que, Pablo Escobar Gaviria admiraba profundamente al personaje creado por Mario Puzzo, protagonista de El Padrino, Vito Corleone, e intentaba seguir los consejos que el personaje de ficción profería en cuanto a manten er en todo momento una actitud sosegada ante el peligro, no erder la calma ni extralimitarse de manera impulsiva insultan ante el peligro, no perder la calma ni extralimitarse de manera impulsiva insultando al opositor.

Asimismo, Escobar denominó Nápoles a la ostentosa hacienda de su propiedad situada en el Municipio de Puerto Triunfo, Antioquia, República de Colombia, en una evidente alusión al famoso centro de operaciones de la Camorra italiana, la que entre tantos de los negocios que la ocupaba, se dedicaba al narcotráfico.

De este modo, se observa de qué manera lo cinematográfico se mezcla con la realidad, tomando los mismos padrinos, rasgos o características de los afiosos o criminales gestados por la industria del cine, a los que idolatran, quizás buscando en esa admiración, la inmortalidad propia del personaje cinematográfico y acaso el olvido de la triste realidad socio económica o del ambiente socio familiar desfavorable de los que provenían. Maradiaga (2009) refiere que, los hechos culturales se entraman con los valores vigentes, ello en una sociedad y en un determinado momento.

En los sectores sociales de América Latina donde se Instaló la narco cultura, se valora, entre otras cosas, la bizarra ostentación material, el frecimiento de fiestas en las que nada se escatima, exhibiendo armamento, alhajas, automóviles, indumentaria, propiedades, tecnología, uso de marcas determinadas de electrónica o accesorios, y demás demostraciones de poder etc. Ellos valen por lo que tienen y cuanto más tienen, más valen sus vidas.

Algunos de estos patrones han «ayudado» a muchos connacionales económicamente, no se esconden, al contrario, se vanaglorian de su actividad delictual, despertando en el resto de las personas un sentimiento dual basado en un miedo fundado y un respeto po 5 despertando en el resto de las personas un sentimiento dual asado en un miedo fundado y un respeto por sus actos «caritativos». 2. La Sociedad de consumo. Parte de la explicación D ‘ Agnone (1999) sostiene que a partir de la era industrial, el valor del ser humano comenzó a depreciarse en pos del tener y de lo que éste verdaderamente producía en la sociedad.

Mientras tanto, hacia la década del 20, Estados Unidos transitaba un proceso de profunda recesión, por lo que las ventas descendían en pos del ahorro de las familias americanas y de los inmigrantes europeos llegados al continente en situación de pobreza. La única salida del empresariado, a fin de paliar el mal momento conómico, fue crear la necesidad de los clientes respecto de los bienes que producía la industria. ucho se habla de lo narco como una ética pero su mejor autenticidad es estética. La verdad, los narcos molestan por sus gustos, pero su dinero nos hace bien. ?Pero qué hacer cuando toda una sociedad se comporta de modo narco? Asumir que les tenemos envidia porque ellos y ellas sí tienen el dinero y el atrevimiento social para exponer su gusto ostentoso, exagerado y desproporcionado. Asumir que ellos y ellas sí fueron capaces de elevar su gusto a estatus social del éxito. Reconocer que pasaron e nosotros, los supuestamente ilustrados. Pasaron de nosotros y eso jode. De entrada lo digo, criticar la narcoestética es un acto de arrogancia burguesa. Por lo tanto, esta no es una crítica pero tampoco una celebración, es un dar cuenta. Narco. estética y narco. cultura en Narco. ombla Omar Rincón Lo narco no es solo un tráfico o un negocio; es también una estética, que cruza y se imbrica con narco no es solo un tráfico o un negocio; es también una estética, que cruza y se imbrica con la cultura y la historia de Colombia y que hoy se manifiesta en la música, en la televisión, en el enguaje y en la arquitectura. Hay una narcoestética ostentosa, exagerada, grandilocuente, de autos caros, siliconas y fincas, en la que las mujeres hermosas se mezclan con la virgen y con la madre. A lo mejor, argumenta el artículo, la narcoestética es el gusto colombiano y también el de las culturas populares del mundo.

No es mal gusto, es otra estética, común entre las comunidades desposeídas que se asoman a la modernidad y solo han encontrado en el dinero la posibilidad de existir en el mundo. Omar Rincón: profesor asociado de la Universidad de los Andes, director del Centro de Competencia en Comunicación de a Fundación Friedrich Ebert (), crítico de tevé del diario El Tiempo y autor, entre otros, de Los colombianos tal como somos (Brasil, tal. tv, 2007); Narrativas mediáticas o cómo cuenta la sociedad del entretenimiento (Gedisa, Barcelona, 2006); y Televisión, video y subjetividad (Grupo Editorial Norma, Buenos Aires, 2002).

Palabras claves: narco, estética, cultura, Colombia. Este artículo es copia fiel del publicado en la revista Nueva Sociedad No 222, juli0-agosto de 2009, ISSN: 0251-3552, . Nueva sociedad 222 148 Omar Rincón • Cocalombia Charly García vino a Bogotá en 2005 alborotó nuestro nacionalismo light cuando dijo: «Saludos, Cocalombia». Nuestro orgullo quedó maltrecho, las señoras bien de Colombia es pasión, la campaña para vender la marca país en el exterior, quedaron muy molestas. Ahora han puesto stickers en los baños de los restaurantes qu exterior, quedaron muy molestas.

Ahora han puesto stickers en los baños de los restaurantes que dicen que «hablar mal de Colombia es muy feo y de mal gusto». iPura moralina light! Lo de Charly fue una provocación y un reconocimiento: somos la nación de la coca y del gusto narco. Ni modo asi venimos siendo. Da pudor, mucha pena y hasta bronca reconocerlo. Y es que nosotros, los colombianos, andamos muy preocupaditos por la buena imagen. La verdad, somos un territorio marca narco no por la coca sino por cómo nos comportamos y lo habitamos, desde el presidente hasta quien escribe este texto.

Lo narco es una estética, pero una forma de pensar, pero una ética del triunfo rápido, pero un gusto excesivo, pero una cultura de ostentación. Una cultura del todo vale para salir de pobre, una afirmación pública de que para qué se es rico si no es para lucirlo y exhibirlo. El método para adquirir esta cultura es solo uno: tener billete, rmas, mujeres silicona, música estridente, vestuario llamativo, vivienda expresiva y visaje en autos y objetos. Ah… y moral católica!

BIBLIOGRAFÍA Sosa, G. (2014). Fascinación por la Narco-Cultura. Revista Skopein, 1(5). Disponible en: http://skopein. org/ojs/index. php/1/article/view/33 ,130 Ovalle, P. (2005). Las fronteras de la» narcocultura. La frontera interpretada, 117. Disponible en: http://www. humanas. unal. edu. co/colantropos «documentos/ovalle%20narcocult. pdf Rincón, O. (2009). Narco. estética y narco. cultura en Narco. lombia. Nueva sociedad, 2 8 Disponible en: http://nuso. rucies/downIoads/3627 1