LA MISERIA DEL HISTORICISMO KARL R POPPER

Karl R. Popper: La miseria del historicismo Taurus Ediciones, S A. Madrid El Libro de Bolsillo Alianza Edi torial 1 auruf Título original: The P Traductor: Pedro Sch 26 S. wp next pase lin memoria de los incolltables bombres :v mujeres de todos los credos, naciones () razas que cayeron victimas de la creencia fascista y comunista en 111. — Leves InexoraM(‘» tld f)l’. lilillo llisfórico. Sir Karl R. Popper @ Taurus Ediciones, S. A. , Madrid, 1961 C Alianza Editorial, S. A. , Madrid, 1973 (por autorización de: Taurus Ediciones. S. calle Milán. 8: ír 2000045 filósofos. Poco tiempo espués leí un ensayo semejante en el seminario del profesor F. A. van Hayek, en la London School of Economics. La publicación se retrasó algunos años porque mi ma/lttscrito fue rechazado por la revista filosófica a la que 9 10 Nota histórica Prólogo se lo mandé. Fue publicado por primera vez, en tres partes, en Económica, Nueva Serie, vol. XI, Ilúms. 42 y 43, 1944, yvol. XII, núm. 46, 1945. Después han aparecido en forma de libro una traducción italiana (Milán, 1954) y una traducción francesa (París, 1956) 1.

El texto de la presente edición ha sido revisado y se han hecho algunas adiciones. Intenté demostrar en «La Miseria del llistoricismo» que el historicismo es un método indigente -un método que no da frutos-o Pero no refuté realmente el historicismo. Más tarde conseguí dar con una refutación del histodcismo: mostré que, por razones estrictamente lógicas, nos es imposible predecir el curso futuro de la historia. El argumento está contenido en un ensayo que publiqué en 1950, intitulado «El Indeterminismo en la física Clásica y en la Física Cuántica»; pero ya no estoy satisfecho de ese ensayo.

Un tratamiento más satisfactorio puede encontrarse en un capitulo sobre el Indeterminismo que orma parte del Postcriptum: Después de veinte. : {IROS, apéndice de la nue 2 DF 226 Investigación Científica 1. i Lógica de la 1959. [versión castellana de Víctor Sánchez de Zavala, Madrid, Tecnos, 1962, 1967. ] 11 MM 12 Con el fln de informar al lectur de eslos resultados más recientes me. propongo dar aquí, en unas pocas palabras, un bosquejo de la refutación del bis/oticismo.

El argumento se puede resumir en cinco proposiciones, como sigue: El curso de la historia humana esto fuertemente influido por el crecimiento de los conocimientos humanos. (La verdad de esta premisa tiene que ser dmitida aun por los que ven nuestras ideas incluidas nuestras ideas científicas, como el sub-pro ducto de un desarrollo matcrial de cualquier clase que sea. ) 2. No podemos predecir, crecimiento futuro de nue cionales () científlcos, el 3 DF 226 ient-s científicos. (Esta prueba teonas soclologlcas -por ejemplo teorías económicas- por medio de una predicción de que ciertos sucesos tendrán lugar bajo ciertas condiciones.

Sólo refuta la posibilid-d d- predecir sucesos históricos en tanto puedan ser mflmdos por el crecimiento de nuestros conocimientos. 13 El paso decisivo en este argumento es la proposición (2). Creo que es convincente en sí misma: si bay en realidad un crecimiento de los conocimientos humanos} no podemos anticipar hoy lo que sabremos sólo mañana. Esto, creo, es un razonamiento sólido, pero no equivale a una prueba lógica de la proposición. La prueba de (2) que he dado en las publicaciones mencionadas es complicada, y no me sorprendería que se pudiesen encontrar pruebas más simples.

Mi prueba consiste en mostrar que ningún predictor científico -ya sea hombre o máquina- tiene la posibilidad de predecir por métodos científicos sus propios resultad os futuros. El intento de hacerlo sólo puede onseguir su resultado después de que el hecho haya tenido lugar, cuando ya es demasiado tarde para una predicción; pueden conseguir su resultado sólo después que la predicción se haya convertido en una retrodicción. Este argumento, como es puramente lógico, se aplica a predictores científicos de cualquier complejidad, inclusive «sociedades» de predictores mutuos.

Pero esto sign’fica que ninguna sociedad puede predecir cient[flcamente sus propios estados de conocimiento futuros. Mi argumento es algo formal, y así quizá sospechoso, de no tener ninguna impo unque se le conceda 4 DF 226 validez lógica. He intentado, sin embargo, mostrar la importancia del problema en dos estudios: en el último de estos estudios, La sociedad abierta y sus enemigos 2, he seleccionado algunos acontecimientos de la historia del pensamiento historicista para demostrar su persistente y perniciosa influencia sobre la fllosofía ele la sociedad y de la política, desde Heráclito y Platón, hasta Hegel y Marx.

En el primero de estos dos estudios, La Miseria del Historicismo} ahora publicado por primera vez en inglés en forma de libro,’ he intentado mostrar la importancia del historicismo como una estructura intelectual fascinante. He intentado analizar su lógica – a menudo tan sutil, 2 Traducción castellana, Buenos Aires, 1957. (N. del T. ) 14 Introducción tan convincente y tan engañosa- y he intentado sostener que sufre una debilidad inherente e irreparable. En algunas de las recensiones más cuidadosas de este libro se expresó extrañeza ante el título que lleva.

Con él, quise aludir al título del libro de Marx La miseria de la filosofía) a su vez una referencia a Filosofía de la Miseria) de Proudhon. Penll) Buckinghamshire) julio de 1957. 5 DF 226 El interés cient[fico por las ciales V políticas no es Galileo y Newton la física hizo avances inesperados, sobrepasando de lejos a todas las otras ciencias; y desde el tiempo de Pasteur, el Galileo de la biología, las ciencias biológicas han avanzado casi tanto. Pero las ciencias sociales no parecen haber encontrado aún su Galileo.

Dadas estas circunstancias, los estudiosos que trabajan en una u otra de las ciencias sociales se preocupan grandemente por problemas de método; y gran parte de su discusión es llevada adelante con la mirada puesta en los métodos de las ciencias más florecientes, especialmente la f[sica. Un intento consciente de copiar el método experimental e la física fue, por ejemplo, el que llevó, en la 15 16 gene-ación de Wundt, a una reforma de la psicología; de la mlsma forma que, desde Stuart Mili, ha habido repetidos intentos de reformar a 10 largo de líneas parecidas el método de las ciencias sociales.

En el campo de la psicología puede que estas reformas hayan tenido al! «Lln éxito, a pesar de muchas desilusiones. pero en las ciencias sociales teóricas, fuera de oca cosa, DF 226 excepto desilusiones, ha n intentos. Cuando afortunadas. Según su opinión sobre la aplicabilidad de los métodos de la física, podemos clasificar a estas escuelas n pronaturalistas o antinaturalistas; rotul ándalas de «pronatural istas» o «positivistas» si están en favor de la aplicación de los métodos de la física a las c-encias sociales, y de «antinaturalistns» o «negativistas» SI se oponen al uso de estos métodos. . El qu- un estudioso del método sostenga doctrinas ant:naturahstas – pronaturalistas, o el que adopte una teona que combme ambas clases de doctrinas, dependerá sobre todo, de sus opiniones sobre el carácter de la cien— da en cue? tión y sobre el carácter del objeto de ésta. Pero la. actltud que adopte también dependerá de su punto de Vlsta sobre el método de la física. Creo que es este último punto el más importante de todos; Y creo que las equivocaciones decisivas en la mayoría de •las discusion-s metodológicas nacen de algunos malentendidos muy cornentes acerca del método de la física.

En particular, creo que nacen de una mala interpretación de la forma lógica de sus teorías, de los métodos para experimentarlas y de la función lógica de la observación y del experimento. Sostengo que estos malentendidos tienen serias consecucnci:ls; e intentaré justificar esto que sostengo en las 17 partes III Y IV de este estudio. Ahi intentaré mostrar ue argumentos y doctrinas distintos y aun a veces contradictorios, tanto antinaturalistas como pronaturalistas, están de hecho basados en una mala inteligencia de los métodos de la física.

En las partes 1 y II, sin embargo, me limitaré a la explicación de ciertas doctrinas antinaturalistas y pronatural DF 226 embargo, pronaturalistas que forman parte de un punto de vista característico, en el cual se combinan las dos clases de doctrinas. A este punto de vista, que me propongo explicar primero y sólo más tarde criticar, 10 llamo «historicismo». Es frecuente encontrarlo en las discusiones sobre el método de as ciencias sociales; y se usa a menudo sin reflexión critica, o incluso se da por sentado. Lo que quiero designar por «historicismo» será explicado extensamente en este estudio.

Baste aqu[ con decir que entiendo por «historicismo» un punto de vista sobre las ciencias sociales que supone que la predicción histórica es el fin principal de éstas, y que supone que este fin es alcanzable por medio del descubrimiento de los «ritmos» o los «modelos», de las «leyes» o las «tendencias» que yacen bajo la evolución de la historia. Como estoy convencido de que estas doctrinas metodológicas• historicistas son esponsables, en el fondo, del estado poco satisfactorio de las ciencias sociales teóricas (otras que la teoría económica), m presentación de estas doctrinas no es ciertamente imparcial. ero he intentado seriamente presentar al historicismo de forma convincente para que mi consiguiente crítica tuviese sentido. He intentado presentar al historicismo como una filosofía muy meditada y bien trabada. Y no he dudado en construir argumentos en su favor que, en mi conocimiento, nunca han sido propuestos por los propios historicistas. Espero que de esta forma haya conseguido montar una posición que realmente valga a pena atacara: En otras palabras, he intentado perfecci 8 DF 226 posición que realmente valga la pena atacar. En otras palabras, he intentado perfeccionar una teoría que ha sido propuesta a menudo, pero nunca quizá en forma perfectamente desarrollada. Esta es la razón por la que he escogido deliberadamente el Popper. 2 18 Introducci6n rótulo poco familiar de «historicismo». Con su introducción espero evitar discusiones meramente verbales, porque nadie, espero, sentirá la tentación de discutir sobre si cualquiera de los argumentos aquí examinados pertenecen o no real, propia o esencialmente al historicismo, o o que la palabra «historicismo» real, propia o esencialmente significa. . Las doctrinas antinaturalistas del historicismo En decidida OpOSlClOn con el naturalismo metodológico en el campo de la sociología, el’ historicismo declara que alguno de los métodos característicos de la física no pueden ser aplicados a las ciencias sociales debido a las profundas diferencias entre la sociología y la física. Las leyes ffsicas o «leyes naturales», nos dice, son válidas siempre y en todo lugar; y esto porque el mundo físico está regido por un sistema de uniformidades físicas, invariable a través del espacio y del tiempo.

Las leyes sociológicas, o leyes de la vida social, por el contrario, difieren en lugares y períodos diferentes. Aunque el ,historicismo admite que hay cantidad de condiciones sociales típicas cuya recurrencia regular p g DF 226 regularidades perceptible e, —niega que las ial tengan el mismo de la historia y de diferencias de cultura; Dependen de una particular situación histórica.

Así, por ejemplo, no se debería hablar sin más limitación de las leyes de la economía, sino sólo de las leyes económicas del periodo feudal, o del primer período industrial, 19 etcétera, siempre con la mención del período histórico n el cual se supone que las leyes en cuestión han imperado. El historicismo afirma que la relatividad histórica de las leyes sociales hace que la mayoría de los métodos de la f[sica sean inaplicables a la sociología.

Los argumentos historicistas típicos sobre los que se basa este punto de vista se refieren a la generalización, al método experimental, a la complejidad de los fenómenos sociales, a la dificultad de una predicción exacta y a la importancia del esencialismo metodológico. Trataré de estos argumentos por ese orden. 1. Generalización La posibilidad de la generalización y su éxito en las iencias físicas descansa, según el historicismo, en la uniformidad general de la Naturaleza, en la observación -quizá mejor descrita como supuesto- de que en circunstancias semejantes ocurrirán cosas semejantes.

Este principio, al que se supone válido a través del espacio y , del tiempo, es considerado como la base del método de la física.! El historicismo insiste en que este principio es necesariamente inaplicable en sociología; Circunstancias semejantes sólo se repiten dentro de un determinado período histórico. La semejanza n e un período a otro. De 226 aqu[ que no hava en la so idades a largo plazo