La gran depresión del siglo xxi: la función del trabajo improductivo y del capital ficticio

La Gran Depresión del siglo XXI: la función del trabajo improductivo y del capital ficticio Wim Dierckxsens, Antonio Jarquin, Paulo Campanario, Paulo Nakatani, Reinaldo Carcanholo y Rémy Herrera «Permítanme controlar el dinero de una nación y no me importara quién haga sus leyes» Barón de Rothschild ( PACE 1 oris to View nut*ge ‘*Los poderes del din bre la nación en tiempos de paz y con pos de adversidad. Son más despóticos que a monarqu. a, mas Insolentes que la autocracia y más egoístas que la burocracia. Denuncian como enemigos públicos a aquellos que cuestionan sus métodos o dan luces sobre sus crímenes.

Tengo dos grandes enemigos: el Ejército del Sur frente a mí y a los banqueros a mis espaldas. De los dos, los de atrás son mis más grandes adversanos» Presidente Abraham Lincoln -1866— (fue asesinado) «Quienquiera que controle el volumen de dinero en cualquier país, es el amo absoluto de la industria y el comercio’ Presidente James A. Garfield -1881- (fue asesinado) «Soy el hombre más infeliz. He llevado inconscientemente a la ruina a mi país. Una gran nación industrial es controlada por un sistema de crédito.

Nuestro sistema de crédito está concentrado. más completamente controlado y dominado gobierno en el undo civilizado. No más un gobierno por la libre opinión, no más un gobierno por la convicción y el voto de la mayoría, pero si un gobierno bajo la opinión y coacción de una pequeña éllte dominante» Presidente Woodrow Wilson (1856-1924) «La oficina del Presidente ha sido usada para fomentar un complot para destruir la libertad de los americanos y antes que deje la presidencia, debo informar a los ciudadanos de este estado de cosas» Presidente John F.

Kennedy (diez días antes de ser asesinado) Estos presidentes fueron asesinados aparentemente por defender intereses contrarios a las élites financieras. En un artículo escrito al momento de ser electo el actual presidente de los EE. UU. Barack Obama (1), ya señalamos que él tendría pocas opciones de implementar su propia política frente a la élite bancaria a menos que se arriesgue a mucho. El trabajo improductivo como fuente de especulación Para facilidad del lector no familiarizado con algunos términos aqui empleados, iniciamos con la siguiente aclaración: los economistas teóricos clásicos defensores o críticos del capitalismo, entre ellos David Ricardo, Adam Smith, Carlos Marx, Federico Engels y otros, coinciden en que la fuente de la iqueza es el trabajo humano que transforma los recursos que brinda la naturaleza, unidos a los instrumentos de trabajo y al conocimiento principalmente tecnológico.

El resultado son bienes que van al mercado donde son demandados y comprados para satisfacer necesidades. Esto se conoce como «trabajo productivo», que se real 2 OF y comprados para satisfacer necesidades. Esto se conoce como «trabajo productivo», que se realiza en el llamado «sector productivo o real» de la economía. De aquí surge un plusvalor o parte de la riqueza producida que en el sistema capitalista se acumula y se convierte en Capital, o sea, que éste no es más ue «riqueza acumulada» originada en el «sector productivo» Es importante saber que no toda la riqueza generada adquiere forma material.

Hay servicios productivos como la educación, el transporte, la distribución de agua o energía eléctrica, las telecomunicaciones, los espectáculos, entre muchos otros. La generación de estos semicios productivos (verbigracia el transporte o el espectáculo) no puede realizarse sin su consumo simultáneo. Se trata de creación de riqueza real no material. Sin la producción de riqueza real no puede haber «crecimiento real» y cualquier otro llamado «crecimiento» es «ficticio» desde el punto e vista de su contenido.

Existe por otro lado el «trabajo improductivo» por su contenido. El carácter improductivo no implica que se trate de trabajo innecesario o incluso nocivo. El seguro contra incendios o el servicio de los bomberos son servicios improductivos necesarios y útiles para el conjunto de una sociedad. Al quemarse un edificio o inmueble se pierde riqueza. El seguro se encarga de repartir esta riqueza perdida, y los bomberos procuran evitar un mayor daño.

El seguro contra incendios, lo mismo que los seguros contra robos, pérdidas, accidentes o desastres naturales, son un rabajo útil que no crea riqueza nueva, sino reparte la riqueza destr o desastres naturales, son un trabajo útil que no crea riqueza nueva, sino reparte la riqueza destruida por incendio, robo, pérdida, accidente o desastre. La póliza que se paga para ser compensado ante el eventual suceso, constituye la base de la redistribución de lo perdido. De esta forma los seguros permiten que la sociedad en su conjunto funcione mejor y prueba así de manera indirecta su carácter productivo.

El hecho de que las aseguradoras privadas funcionen con ganancia y operen como capital, las hace aparecer como productivas desde la óptica de la orma o relación social dominante. Lo esencial para el capital es que la actividad dé ganancia, no importa su contenido. Lo anterior hace que toda actividad que genera ganancia nos aparece en la sociedad como productlva. Lo anterior, sin embargo, no elimina el carácter improductivo de tal actividad por su contenido, carácter que suele revelarse en tiempos de crisis como hoy.

El mero acto formal de traspaso de posesión o propiedad no constituye un servicio productivo por su contenido ya que no crea riqueza, solo la traspasa de manos. Esta actividad puede hacerse por cuenta propia o como empresa con ganancias, pero lo nterior no quita que la actividad desde la óptica de su contenido sea improductiva. El trabajo de los abogados, los corredores de bienes raíces, el comercio y la banca son ejemplos de servicios improductivos que trabajan sobre la propia relación social vigente de la sociedad. Un mismo edificio suele venderse más de una vez en un año en tiempos en que reina la especulación.

Lo anterior no acrecienta la riqueza 40F de una vez en un año en tiempos en que reina la especulación. Lo anterior no acrecienta la riqueza creada. La actividad del corredor de bienes raíces y del abogado que hace la escritura constituyen n «trabajo improductivo» desde la óptica de su contenido. Si bien una empresa puede obtener ganancias al brindar estos servicios, la actividad como tal no produce riqueza. La lotería y los casinos redistribuyen al azar riqueza ya existente y son actividades improductivas por su contenido.

Igualmente lo son los casinos más grandes del mundo actual: las bolsas de valores. La actividad en la especulación en general y en las bolsas de valores en particular constituye un trabajo improductivo por su contenido, con independencia de que sea útil o no para la sociedad en su conjunto. Lo anterior explica también por qué, en érminos de obtención de beneficios para una empresa dedicada a la especulación, puede resultar ser el mejor negocio en épocas de bonanza y el mayor desastre en tiempos de crisis.

Todo producto generado en un ciclo económico y utilizado improductivamente en el siguiente, se transforma en un trabajo materializado que es consumido improductivamente. De esta forma tenemos que el trabajo productivo en un ciclo económico se torna improductivo en el siguiente, al consumir ese trabajo materializado de manera improductiva. Es el caso, por ejemplo, de todos los edificios y equipos empleados en los casinos o para el trabajo especulativo. Ahora, el carácter improductivo del consumo de un producto determinado no siempre se revela ya en el ciclo economico siguiente. Así, en s OF en el ciclo económico siguiente.

Así, en el complejo industrial militar puede haber varios años de producción antes que se concluya el producto final, que en el mejor de los casos nunca se usa. Es más, al ser utilizado más bien suele destruir riqueza existente. Al no ser utilizados en el proceso de reproducción material, los productos finales del complejo industrial militar no encadenan el proceso de reproducción global a un nivel superior y, por el contrario, restan fuerza a ese proceso. Dicho en otras palabras, al invertir un gobierno porcentualmente más en armamento, se tendrá a mediano plazo una contracción en la economía.

De ahí se deriva su carácter improductivo. En el complejo industrial militar, además de consumir improductivamente riqueza material, al usar el producto final en conflictos se extingue riqueza producida. Lo anterior no elimina que el capital invertido en este sector pueda originar cuantiosas ganancias. Desde la óptica de la forma, es decir, por los beneficios que genera, resulta ser un sector muy productivo. Podemos llamarlo el subsector improductivo-destructivo o de apital destructivo. Conocemos el impacto negativo del gasto en defensa sobre las posibilidades de mantener el gasto en educación y salud.

El primero opera en beneficio del capital, los otros benefician más a la clase trabajadora. En la actualidad, y en particular en los EE. IJIJ. , se pretende escapar a la presente crisis con ascendentes inversiones en el complejo industrial militar para de ese modo mantener su hegemonía en 6 OF inversiones en el complejo industrial militar para de ese modo mantener su hegemon(a en riesgo. Tratan de mantenerla aunque sea bajo la amenaza de guerra. El incremento en el gasto de efensa que conlleva, es un gasto improductivo e Insostenible que dañará aún más la ya deteriorada situación económica de ese Pals. . El capital a interés como fuente del capital ficticio Para entender el capital ficticio es importante entender asimismo algunas funciones del préstamo en dinero. Es un tema muy complejo e imposible de abordar a cabalidad aquí. Nos limitaremos a algunas nociones que creemos necesarias. El dinero, en su forma más general, no es otra cosa que un instrumento para facilitar el intercambio de bienes y servicios a través de equivalentes socialmente establecidos. El dinero en su orma originaria (ya sea oro, plata, cacao, etc. es una mercancía que, como unidad de cuenta, sirve para expresar las relaciones de intercambio de todas las demás mercancías. Hoy, el dinero adquiere forma de papel e incluso digital. Las transacciones de todas las mercancías se realizan siempre a cambio de dinero, pero esto no es necesario ni de hecho ocurre actualmente en la realidad. Una mercancía se puede vender tanto al contado como a crédito. Y no solo existe crédito para la compra y venta de mercancías, también se otorga crédito para realizar inversiones. Estas inversiones pueden ser productivas o no. Aquí nace la primera forma de capital ficticio y especulativo.

El capital a interés adquiere gran relevancia y dimensión en el desarrollo del sistema capitalista en su fase industr adquiere gran relevancia y dimensión en el desarrollo del sistema capitalista en su fase Industrial, al estar el crédito subordinado de manera directa a la lógica del capital industrial. Al desarrollarse el sistema de crédito en esta etapa del capitalismo, el objetivo primordial es el de financiar la producción. El capital productivo únicamente demandará dinero, si el interés a pagar es menor que la tasa de beneficio que espera obtener con su inversión.

En este contexto, el capital a interés contribuye de modo indirecto a fomentar la riqueza real. Al mismo tiempo que se apropia de una parte de la plusvalía generada en el sector productivo, el captal a interés (la banca) aumenta la eficiencia de la producción del excedente, así como la velocidad de reproducción del ciclo del capital. Hay poseedores de dinero, como los bancos, que no se dedican a invertirlo en actividades productivas; comercian con él, esto es lo prestan, no a cambio de otra mercancía sino de ese mismo dinero más un interés al cabo de un tiempo.

Este dinero, entonces, es na mercancía que se da y se recibe en préstamo y su precio es el tipo de interés que está regido por la oferta y la demanda de ese dinero. Debemos aclarar que capital a interés, que financia la producción o la circulación, es una cosa: el capital ficticio es cosa totalmente distinta, aunque este capital nace como consecuencia de la existencia del primero. Lo que hay que considerar aquí es el hecho de que el capital a interés, por sí mismo, produce una ilusión social y es justo a partir de ella que aparece el capital ficticio.

En el capi produce una ilusión social y es justo a partir de ella que aparece el capital ficticio. En el capitalismo, la existencia generalizada del capital a interés, cuyo significado aparente es el hecho de que toda suma considerable de dinero genera una remuneración, produce la ilusión contraria, vale decir, la de que toda remuneración regular debe tener como origen la existencia de un capital. Dicho capital en sí no necesariamente tiene mayor significación para el funcionamiento del sistema económico, y en tal caso puede ser llamado capital ilusorio (2).

Sin embargo, cuando el derecho a tal remuneración está representando por un título que puede ser comercializado, vendido a terceros, se convierte en el capital ficticio. El titulo comercializable es la representación legal de esa forma de capital. El ejemplo tal vez más simple de la existencia de capital ficticio está constituido por una concesión pública, a particulares, del derecho de utilización comercial de una frecuencia de radio o televisión, cuando dicha concesión, realizada a cambio de favores políticos o de cualquier otro tipo, puede ser vendida a terceros.

Luego, el capital ficticio nace como consecuencia de la existencia generalizada del capital a interés, si bien es el resultado de una ilusión social. Y ¿por qué debemos llamarlo capital ficticio? La azón, concluyen Carcanholo y Sabadini, reside en el hecho de que por detrás de él no existe ninguna sustancia real y porque no contribuye en nada a la producción o la circulación de riqueza, por lo menos en el sentido de que no financia ni el capital productivo ni el circulación de riqueza, por lo menos en el sentido de que no financia ni el capital productivo ni el comercial. . Capital especulativo, capital ficticio y la Gran Depresión Las acciones de las empresas constituyen una forma de capital ficticio por el hecho de que representan una riqueza contada dos veces: una, el valor del patrimonio de la empresa; otra, el valor e las acciones mismas, cuyo valor se mueve con frecuencia con independencia del valor del patrimonio de las empresas. La prueba de que esto es verdad, es que ambos valores pueden servir de garantía, por ejemplo, para créditos bancarios.

Pueden ser contadas dos veces, o tres, o más, gracias a la existencia de empresas holdings. Una valoración especulativa de las acciones constituye un incremento del volumen total del capital ficticio existente en la economía. Pero ese incremento posee una característica distinta del valor original: no significa una duplicación aparente de un valor real. En realidad, detrás de él no xiste ninguna sustancia real.

Cuando el crédito es destinado al sector privado y se formaliza por medio de un título negociable en el mercado, también debe ser considerado capital ficticio. Esto porque aparentemente el valor se ha duplicado. Cuando el incremento de la deuda pública ocurre en razón de gastos improductivos o gastos corrientes o aun de transferencias, estamos frente a la creación de un nuevo capital ficticio, toda vez que por detrás de ese incremento de la deuda no sobrevive nada sustancial (3). Hoy, más que nunca, la economía ha perdido relación con el ámbito productivo