Historia para quà? gy brigadin Ac•Ka6pR 03, 2010 7 pagos Historia ¿para qué? Carlos Pereyra Este escrito lleva al lector a saber sobre la función social y teórica de la historia como disciplina, de u validez como productor de conocimientos, e incluso como un agente ideológico-político determinado por la clase dominante—que no tiene la misma magnitud con respecto al discurso teórico—, en efecto, toda una explicación sobre la utilidad y la legitimidad del quehacer histórico.
Y es que parte, precisamente, del debate de la historia como productor de un saber en el cual one en bo a su legitimidad , la otra parte, son I PACE 1 or7 allá del campo cogno ‘ti’, Bloch (1972) sostiene ue: historia… no se confu intelectual» (Pereyra, su utilldad más eyra citando a la utilidad de la dad, propiamente , como dice Tucídides, el narrar o contar la historia sobre los hechos que sucedieron en el pasado tiene que ser provechosa, es decir, mediante la investigación histórica le permita saber a las personas la «verdad» de las cosas qué sucedieron, y cómo sucedieron, realmente.
De ahí que, el discurso histórico sirva para mantener una cohesión de la sociedad y sea permisible, en consecuencia, como n factor ideológico-politico originado por la lucha de clases, para facilitar el mantenimiento de las relaciones de pode. Por esta razón Pereyra (1985) acota: Los académicos que entienden su labor como algo aislado de toda responsabilidad poltica, no pueden evitar que el re resultado de sus investigaciones tienda a desdibujarse: esto es consecuencia natural de la separación forzada entre el saber histórico y el horizonte político en que ese saber histórico se produce (p. 27).
Porque, como se dijo anteriormente, si la historia se utiliza con fines de una coerción social impregnada por los intereses de una lase social dominante lo más efectivo es que se recupere del pasado lo más conveniente para dicha clase social. En efecto, el diseño de una imagen del pasado está configurado por los intereses dominantes de un grupo de la sociedad. No obstante, si el saber histórico se utiliza con fines ideológicos- políticos; el cual se vuelve una gran barrera para la realización de la historia como ciencia, es cierto que no solamente le confiere a la historia un único sentido.
Puesto que la credibilidad de los documentos u otras fuentes de información basada en un exceso de confianza e ingenuidad fue sólo un estadio en el desarrollo de Iña formación de la historia como ciencia. Por esta razón, no es raro encontrar en las sociedades distintas su pasado, y esto no se debe, como destaca Pereyra, por la inmadurez de la historia ni por la multiplicidad de modelos teóricos sino por el carácter fraccionario que le interesa recuperar del pasado diversas corrientes de pensamientos.
En la misma línea de pensamiento, la historia posee una doble función: la función teórica que consiste en explicar los movimientos anteriores de la sociedad, y la función social que organiza el pasado el pasado en función a los requerimientos del resente. La primera se que organiza el pasado el pasado en función a los requerimientos del presente. La primera se contempla de los estudios de los acontecimientos de la matriz social, y la segunda, selecciona los conocimientos producidos en base a la solución de una etapa coyuntural de la sociedad.
Por eso, la función del historiador, como sostiene E. Carr, no es ni amar ni emanciparse del pasado, sino dominarlo y comprenderlo, como clave para la compresión del presente, y evitar que en lo posible de emitir juicios ya que la historia no se trata de juzgar sino de comprender y hacer comprender. Valga la pena acotar, que «los juicios de valor son inherentes a la función social de la historia pero ajenos a su funclón teórica» (Pereyra, 1985, p. 31).
El sentido de la historia Luis Villoro A lo largo de su redacción Villoro explica a grosso modo la función del historiador, qué es la historia, qué nos permite conocer la historia, cuál es su función social, para así poder llegar a formular una respuesta a la pregunta: Historia ¿Para qué?. A esta gran pregunta le atañen las siguientes tres respuestas: l. «Obedece a un interés general en el conocimiento» (Villoro,. p. 5). II. «para comprender, por sus orígenes, los vínculos que prestan cohesión a una comunidad humana y permitirle al individuo asumir una actitud consciente ante ellos» (Villoro,… p. 46). III. «dar un sentido a la vida del hombre al comprenderla en función de una totalida cay de la cual forma parte» (Villoro,… , p. 52) La primera respuesta da una explicación en función a la investigación del historiador cuyo interés responde a la inquietud de conocer la situación actual, es decir, el presente. Como por ejemplo el mito: cuya función social descansa en explicar el por ué los pueblos primitivos se encontraba en un lugar y en una circunstancia dada. Por esta razón, «remitirnos a un pasado dota al presente de una razón de existir, explica el presente» (Villoro,… p. 37) de ahí la función de la historia. Asimismo, la historia puede verse desde dos ángulos: como una prueba de explicar el presente a partir de los hechos del pasado, o como una forma de comprender el pasado desde el presente. Valga la pena acotar, ella demuestra un doble interés: el primero intenta explicar la realidad para adecuar nuestras acciones, es decir, para saber qué hacer en un momento determinado (un nterés general) y, la segunda, intenta justificar las situaciones y los proyectos que elaboramos (un interés particular).
La segunda respuesta, ve a la historia como aquella que es capaz de hacer que el individuo comprenda lo lazos que tiene con la comunidad en la cual convive, mediante la explicación de su origen. Al hacer que la persona comprenda los vínculos que lo unen a la sociedad promueve actitudes y propósitos comunitarios que desarrollo la cohesión social. De ahí, parte su doble función: por un lado forma la cohesión del grupo y por el otro refuerza la defensa de su identidad. a rimera puede verse implicada en la dominación del grupo sobre el indivlduo, y la segunda puede expresar el desacato de un grupo dominado al gr grupo sobre el individuo, y la segunda puede expresar el desacato de un grupo dominado al grupo dominador. Y la tercera respuesta, ve a la historia capaz de explicar el presente para darle un sentido a la vida actual que se encuentra el ser humano, por ende, «la historia no quiere sólo mostrar sino también dar razón de lo demuestra» (Villoro,… , p 48). En consecuencia, el historiador permite que cada individuo se reconozca como parte de una colectividad.
De la memoria del poder a la historia como explicación Enrique Florescano El autor hace un recorrido sobre el desarrollo de la historia, que empieza por la imposición de recuerdos de triunfos de los movimientos sociales como elemento ideológico-político, pasando por el desarrollo científico de ésta disciplina impulsada por diversas corrientes histográficas, hasta llegar a la critica epistemológica—abarca la definición de conceptos y sus objetivos —y la producclón de instrumentos culturales de instltuclones reconocidas por el Estado a la cual delega la función social de crear y transmitir el conocimiento histórico.
Florescano define al pasado como «un proceso real que determina el presente con independencia de las imágenes que de ese pasado construyen los actores contemporáneos de la historia» (Florescano, 1985, p. 105). De esta forma se explica la relevancia de la manipulación de la historia por parte de una elite de la sociedad, ya que por esa via pueden dominar el presente, comienzan o pretenden determinar el futuro, y definen qué hechos y con qué propósito se debe recordar el pasado, por ello Florescano sostiene que la historia Florescano sostiene que la historia antes de ser científica ha sido sobre todo política
No obstante, a medida que el poder de los grupos dominantes de la sociedad fue disminuyendo dio origen a la aparición de nuevas interpretaciones de la historia que contradecían el pasado ideológico del grupo de elites. Esto repercutió de forma significativa a la historia como ciencia, debido a que se comenzó a hacer una exhaustiva revisión de testimonios junto con las creaciones de técnicas de análisis, por consiguiente, «la interpretación del pasado no será más una y exclusiva, sino plural y contradictona» (Florescano, 1985, p. 00), a parte que se observo como las naciones, clases, grupos e individuos obtiene conciencia el acontecer histórico que permitió conocer los mecanismos por los que el hombre modifica el pasado en fuerza actuante del presente. Empero, los últimos años se le ha criticado fuertemente la historia como disciplina porque se ha comenzado a contemplar deficiencias considerables de su falta de unidad epistemológica en la disciplina histórica, se han desarrollado grandes corrientes de investigación donde cada perspectiva postula sus para qués y sus por qués de la historia.
Estas corrientes son: la positivista que consiste en la extracción de una avasallante cantidad de hechos ociales sin que esto signifique la mejora de la comprensión de la historia debido a una falta de guía teórico que orienten el análisis de los datos y sus relaciones. Otra corriente es la que niega la posibilidad de hallar un sentido al acontecer huma relaciones.
Otra corriente es la que niega la posibilidad de hallar un sentido al acontecer humano, por ende, propone una investigación dirigida por la curiosidad y el placer de narrar y revivir el pasado de forma literaria y emotivamente el pasado, despreocupándose del aspecto metodológico que soporte la investigación. Esta la corriente de la Escuela de los Annales que concentra su atención al análisis de la formación y funcionamiento de los sistemas: económicos y sociales, el poder y la organización política, la religión, las creaciones científicas y artísticas, las bases cultural material, etc. través de múltiples técnicas y métodos de investigación, dejando a un lado la explicación y orientación a resolver problemas que suscita los desarrollos de la sociedad. por último, se encuentra la corriente marxista que plantea una explicación del porqué cambian y se transforman las sociedades, la transición de un sistema conómico o de un modo de producción a otro.
En último lugar, Florescano hace una fuerte crítica a los productos históricos que desarrollan las instituciones gremiales tales como universidades, academias o institutos, ya que éstas proponen e investigan temas sin tomar en cuenta los conflictos sociales y económcos que conforman la sociedad, es decir, no aluden a las condiciones sociales que permiten la reconstrucción del pasado, de ahí que, la historia «… aparece entonces como ‘autónoma lejos de los ruidos del trabajo y las relaciones sociales que la crean» (Florescano, 1 985, p. 124).