Ensayo pasame otro ladrillo

Ensayo pasame otro ladrillo gydicipula ‘IOF6pR 16, 2011 9 pagos SERVICIO DE PABLO Mientras iba a la ciudad de Damasco para continuar su persecución contra los cristianos y hacerles renegar de su fe, Jesucristo se le apareció y tirándolo por suelo le pregunta: «Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues? » Hechos 9,4. Por la luz sobrenatural quedó ciego. Pablo ante el Señor se entregó totalmente: -«Señor, ¿qué quieres que haga?. Jesús le pide un profundo acto de humildad ya que se debía someter a quienes antes perseguía: «vete donde Ananías y él te lo dirá».

Después de su llegada a Damasco, siguió su conversión, la sanación de su ceguera por el discípulo Ananías y su bautismo. Pablo aceptó ávidamente la misión de predicar el Evangelio de Cristo, pero como todos los santos, vio su indi nidad sea arto del mundo para pasar tres años en Arabia e org su apostolado. Hacía ta constituyó Apóstol d na m con El. Es pues el últi término se me apare ntes de iniciar . Jesucristo lo in haber convivido «Y en último a un abortivo. » Corintios 15:8. Su vida es totalmente transformada en Cristo. Lo que era para mí ganancia, lo he juzgado una pérdida a causa de Cristo. Y más aún: juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas las cosas, y las tengo por basura para ganar a Cristo fil 3:7-8 Desde entonces era un hombre verdaderamente SWipe page verdaderamente nuevo y totalmente movido por el Espíritu Santo para anunciar el Evangelio con poder Para él fue decisivo conocer la comunidad de quienes se profesaban discípulos de Jesús. or ellos tuvo noticia de una nueva fe, un nuevo camino, como se decía, que no ponía en el centro la Ley de Dios, sino la persona de Jesús, crucificado resucitado, a quien se le atribuía la remisión de los pecados. Como judío celoso, consideraba este mensaje inaceptable, es más escandaloso, y sintió el deber de perseguir a los seguidores de Cristo incluso fuera de Jerusalén.

Precisamente, en el camino hacia Damasco, a inicios de los años treinta, Saulo, según sus palabras, fue « alcanzado por Cristo Jesús»(filipenses 3,12) Mientras Lucas cuenta el hecho con abundancia de detalles la manera en que la luz del Resucitado le alcanzó, cambiando fundamentalmente toda su vida— en sus cartas él va directamente a lo esencial y habla no sólo de una visión (Cf. Corintios g, 1), sino de una iluminación (Cf. 2 Corintios 4, 6) y sobre todo de una revelación y una vocación en el encuentro con el Resucitado (Cf. Gálatas 1, 15-16).

De hecho, se definirá explícitamente «apóstol por vocación» (Cf. Romanos 1, 1; 1 Corintios 1, 1) o «apóstol por voluntad de Dios» (2 Corintios 1, 1; Efesios 1,1; Colosenses 1, 1), como queriendo subrayar que su conversión no era el resultado de bonitos pensamientos, de reflexiones, sino el fruto de una intervención divina, de una gracia divina imprevisible. A partir de entonces, todo lo que ant de una gracia divina imprevisible. A partir de entonces, todo lo que antes constituía para él un valor se convirtió paradójicamente, según sus palabras, en pérdida y basura (Cf.

Filipenses 3, 7-10). Y desde aquel momento puso todas sus energías al servicio exclusivo de Jesucristo y de su Evangelio. Su existencia se convertirá en la de un apóstol que quiere «hacerse todo a todos» (1 Corintios 9,22) sin reservas. De aquí se deriva una lección muy importante para nosotros: lo que cuenta es poner en el centro de la propia vida a Jesucristo, de manera que nuestra identidad se caracterice esencialmente por el encuentro, a comunión con Cristo y su Palabra. Bajo su luz, cualquier otro valor debe ser recuperado y purificado de posibles escorias.

Otra lección fundamental dejada por pablo es el horizonte espintual que caracteriza a su apostolado. Sintiendo agudamente el problema de la posibilidad para los gentiles, es decir, los paganos, de alcanzar a Dios, que en Jesucristo crucificado y resucitado ofrece la salvación a todos los hombres sin excepción, se dedicó a dar a conocer este Evangelio, literalmente «buena noticia», es decir, el anuncio de gracia destinado a reconciliar al hombre con Dios, consigo mismo y con los demás.

Desde el primer momento había comprendido que ésta es una realidad que no afectaba sólo a los judíos, a un cierto grupo de hombres, sino que tenía un valor universal y afectaba a todos. En el servicio de Pablo no faltaron dificultades, que él afrontó con valentía por amor a Cristo. Él mismo servicio de Pablo no faltaron dificultades, que él afrontó con valent(a por amor a Cristo. Él mismo recuerda que tuvo que soportar «trabajos… , cárceles… , azotes; peligros de muerte, muchas veces…

Tres veces fui azotado con varas; una vez apedreado; tres veces naufragué… Viajes frecuentes; peligros de íos; peligros de salteadores; peligros de los de mi raza; peligros de los gentiles; peligros en ciudad; peligros en despoblado; peligros por mar; peligros entre falsos hermanos; trabajo y fatiga; noches sin dormir, muchas veces; hambre y sed; muchos días sin comer; frío y desnudez. Y aparte de otras cosas, mi responsabilidad diaria: la preocupación por todas las Iglesias» (2 Corintios 11,23-28).

En un pasaje de la Carta a los Romanos ( 15, 2428) se refleja su propósito de llegar hasta España, hasta el confín de Occidente, para anunciar el Evangelio por doquier hasta los confines de la tierra entonces conocida. ?Cómo no admirar a un hombre as’? ¿Cómo no dar gracias al Señor por habernos dado un apóstol de esta talla? Está claro que no hubiera podido afrontar situaciones tan difíciles, y a veces tan desesperadas, si no hubiera tenido una razón de valor absoluto ante la que no podía haber límites. Para Pablo, esta razón, lo sabemos, es Jesucristo, de quien escribe: «El amor de Cristo nos apremia… urió por todos, para que ya no vivan para si los que viven, sino para aquel que murió y resucitó por ellos» (2 Corintios 5,14-15), por nosotros, por todos. Que el Señor nos ayude a vivir la exhortación que nos dej or nosotros, por todos. Que el Señor nos ayude a vivir la exhortación que nos dejó el apóstol en sus cartas: «Sed mis imitadores como lo soy de Cristo» (1 Corintios 11,1) En la segunda carta del apóstol Pablo a los Corintios encontramos a través de Pablo las siguientes características de un ministerio y/ o del ministro.

Una característica singular de Pablo es que «Se complace en sus debilidades, porque cuanto más débil soy, soy más fuerte» (2 Cor 12,10). Está convencido de que su fuerza tiene las raíces en la flaqueza. No era elocuente, ni tenía presencia retadora, ra débil en las persecuciones, lleno de mansedumbre en el gobierno de las almas, y predicaba verdades repugnantes a contracorriente a los no creyentes y también a los creyentes. Pero estaba convencido de su fuerza ven[a de Dios y que con sus sufrimientos suplía lo que faltaba a la pasión de Cristo (Col 1,24).

Y por encima de todo, estaba colmado de amor: «¿Quién enferma y no enfermo yo? ¿Quién se escandaliza y yo no ardo? «(2 Cor 11,29). padeció torturas espi ituales, defección de sus evangelizados, persecuciones, abandonos, soledad. Y a pesar de todo, está alegre, «aunque triste, pero enriqueciendo a muchos» (2 Cor 7,4) y los Filipenses les recomienda la alegría cuando está en la cárcel. Buen comportamiento: Pablo estaba orgulloso de su comportamiento, ya que su conciencia le dec[a que se había portado limpia y sinceramente.

Además de que les estaba dando una oportunidad a los Corintios de sentirse orgullosos de él, para que pudieran c les estaba dando una oportunidad a los Corintios de sentirse orgullosos de él, para que pudieran contestar a quienes presumen de las apariencias y no de lo que hay en el corazón. pablo fue un fascinado, un enamorado de la persona de Cristo. Encontrarse con Jesús Resucitado fue la experiencia más grande, rofunda y decisiva de su vida. Experiencia de gozo, de amor y de libertad.

Cristo rompió la losa del sepulcro de su orgullo y autosuficiencia, que era propia de los fariseos, y le resucitó por dentro. En adelante sentirá la necesidad de evangelizar: «iAy de mí si no evangelizare! » (1 Cor 9,16); «Me empuja el amor de Cristo» (2 Cor 2,14). Apasionado por la Verdad, ya la predica en Arabia y en Damasco y se conmueve hasta las lágrimas ante una cudad incrédula o idólatra. predica la verdad desnuda de todo ornato humano, y la predica a tiempo y a destiempo (2 Tim 4,2).

Sus sufrimientos, que sabe que son valiosísimos, pues en ellos articipa todo el cuerpo, corazón que padece y llora, voluntad que acepta y ofrece, y la fe que aquilata el mérito, son principalmente las puertas que abren las puertas al evangelio por todas partes: «Nunca fueron mis móviles ni la ambición ni la avaricia, ni el afán de gloria humana… Fuimos todo bondad en medio de vosotros. Como una madre cuida cariñosamente a sus hijos, así, en nuestra ternura por vosotros, hubiéramos querido entregaros, junto con el evangelio, nuestra propia vida. Tan grande era nuestro amor por vosotros! Recordáis, hermanos, nuestros trabajos y fatigas: día y noch rande era nuestro amor por vosotros! Recordáis, hermanos, nuestros trabajos y fatigas: dia y noche trabajábamos, para no ser gravoso a ninguno de vosotros mientras os anunciábamos el evangelio de Dios’ (1 Tesa 2,5). Ser de Influencia: Poder influir con nuestro ejemplo en el comportamiento de otros, no dar mal ejemplo a nadie, para que nuestro trabajo no caiga en descrédito.

Ser un reflejo de Cristo: Todos nosotros debemos ser como un espejo que refleja la gloria del Señor, y vamos transformándonos en su imagen misma, porque cada vez tenemos más de su gloria. Confiar en la Gracia de Dios: También notamos que Pablo no se ejaba guiar por la sabiduría humana, sino que confiaba en la gracia de Dios. No ser fluctuante: En su hablar, como en su actuar, el ser fluctuante diciendo y «no» al mismo tiempo, no da testimonio de Cristo. Porque Jesucristo, el Hijo de Dios, no fue «sf’ y «no» al mismo tiempo.

Dios ha dado en Cristo para siempre su «sí», pues en él se cumplen todas las promesas de DIOS. Consagración: Dios nos afirma al unirnos a Cristo, y nos ha consagrado. Nos marca con su sello, y ha puesto en nuestro corazón al Espíritu Santo. Pensar en el bien de los otros: Pablo comenta que decidió no acerles otra visita a los Corintios que les pudiera causar tristeza. Como dice Pablo: «Porque si yo los entristezco, ¿quién hará que me sienta alegre, de no ser ustedes, a quienes he entristecido? «.

Además de que siempre pensaba en las iglesias, y se preocupaba por ellas, a tal grado que si alguie de que siempre pensaba en las iglesias, y se preocupaba por ellas, a tal grado que si alguien enfermaba, el se sentía enfermo por ello. Tener Confianza en Dios: Debemos recordar que por medio de Cristo, estamos seguros. No hay que desanimarnos, porque Dios, en su misericordia, nos ha encargado este trabajo. Porque aunque estemos llenos de problemas, no estamos sin salida; podemos tener preocupaciones, pero no debemos desesperarnos; podemos ser derribados, pero no pueden destruirnos.

Nuestra confianza debe estar completamente en Dios. Darle la Honra y Gloria a Dios: Pablo no consideraba algo como propio; al contrario, todo lo que podía hacer decía que provenía de Dios, dándole a Él toda la Honra. Ser siervos de Cristo: No vamos a predicarnos a nosotros mismos, para que los ojos de la gente se pongan en nosotros, sino a Jesucristo como Señor. Ser luz para otros: Debemos traer esa luz que Dios ha hecho rotar en nuestro corazón, para que podamos iluminar a otros, dándoles a conocer la gloria de Dios.

Estar orgullosos de lo que hacemos: Nunca actuar a escondidas, como si sintiéramos vergüenza. Ser Sinceros: No falsear el mensaje de Dios. Decir solamente la verdad. Tener Fe: Debemos tener una actitud de fe: creemos y actuamos. No desanimarnos: Porque aunque por fuera nos vamos deteriorando, por dentro n s dia a día. Pablo decía que: «Lo que sufrimos en e osa ligera, que pronto pasa; pero nos trae como resultado una gloria eterna mucho más grande y abundante. Porque no nos fijamos en lo que se ve, sino n lo que no se ve, ya que las cosas que se ven son pasajeras, pero las que no se ven son eternas».

Demostrar pureza de vida: Esto se demuestra con nuestro conocimiento de la verdad, por nuestra tolerancia y bondad, por la presencia del Espíritu Santo en nosotros, por nuestro amor sincero, por nuestro mensaje de verdad y por el poder de Dios en nosotros. Ser rectos: Ya que la rectitud es una arma tanto para el ataque como para la defensa. Ser justos: Con nadie ser injustos; a nadie hacerle daño; a nadie explotar. Ser Celosos para evitar el pecado: Debemos someter todo pensamiento humano a Cristo, y estar dispuestos a castigar toda esobediencia.

Respetar el trabajo de otros: Dios es quien señala los limites de nuestro campo de trabajo, y no debemos gloriamos de los trabajos que otros han hecho, ni tampoco menospreciarlos porque nosotros no los hicimos. Ser Instruido: Los conocimientos son buenos, pues aunque no podemos tener todas las capacidades y en ocasiones seamos torpes en el modo de hablar, no hay que serlo en cuanto a conocimientos; ya que eso se demuestra siempre en todos nuestros hechos. Estas son algunas de las características que debemos buscar tener en el ministerio en el cual nos desenvolvemos, si queremos llegar a ser como el gran v Pablo.