El principe maquiavelo

Esta obra se escribió en el año de 1 513 y se público hasta el año de 1532, cinco años después de que muriera Nicolás Maquiavelo, su autor. En esta obra el autor reflexiona acerca de las cualidades y aptitudes que son necesarias para que un gobernante, o en este caso un príncipe pueda regir el poder que se le otorgue. Al principio de la lectura hace una clasificación de los tipos de principados, basándose en su opinión, características y requisitos de cada uno, las cuales dan pauta a las nuevas técnicas y acciones que serán necesarias tomar de parte de los nuevos gobernantes ara así poder estar a cargo del poder.

Los principados de los que se hablan se clasifican en: hereditarios, que por naturaleza es más fácil lograr su conservación, y los nuevos o también llamados mixtos, los cuales se caracterizan or la forma en la que se adquieren ya sea o el uso de armas p uno mismo era consi rado sean fortunas o arma por medio de comet ors to View nut*ge talento personal e hacerlo por medios ajenos ya torio era inseguro; ue se llevaban a cabo gracias al favor de los conciudadanos, este que acabo de mencionar es conocido como principado civil y es impuesto por el ueblo o también por los nobles, según Swlpe to vlew next page como se presenten las circunstancias.

El autor concluye en los primeros capítulos que un principe o gobernante es necesario que viva en la nueva provincia para así poder ser capaz de asegurar la posesón al notar desórdenes antes de cualquier problema, integrar y unir colonias y deshacerse de la anterior dinastía ahora derrotada plenamente para evitar levantamientos de cualquier tipo, además de tener cuidado de extranjeros poderosos que pudieran iniciar una sublevación Dentro del mismo libro hace referencia a los tipos de gobierno existentes y el autor considera que hay dos: El primero en donde la mayor autoridad es el príncipe, esta asistido por siervos y puede reprimirlos en caso de incumplimiento; el segundo es en el cual se le da un consejo al gobernante de recordar que no se puede hacer un cambio muy drástico dentro de los cargos de sus súbditos, pero que tiene la facultad de cambiarlos o en su caso crear nuevos cargos.

Se señala que para poder ser capaz de gobernar una ciudad que antes de ser conquistada tenía su propio sistema y se regia por us propias leyes y reglamentos, el autor señala que se deben contemplar tres aspectos: El prmero sería destrulrlo, el segundo, radicar en él; el tercero, ser regido por sus propias leyes, que se le obligara a pagar un tipo de impuesto llamado tributo y formar un gobierno integrado por los mismos ciudadanos de la misma. El gobernante q RI_IFS llamado tributo y formar un gobierno integrado por los mismos ciudadanos de la misma. El gobernante que sea más objetivo y que menos deje a la suerte las cosas era considerado el que mejor conservaba su conquista.

El establecer nuevos reglamentos leyes es difícil y hasta se considera peligroso por lo cual se deben usar estrategias y habilidades para llevarlo a cabo, dentro de estas habilidades es indispensable saber que el pueblo puede ser fácil de convencer pero lo complicado seria mantenerlo dentro de esa. Es necesario que el nuevo sucesor, ya sea el príncipe o gobernador, hacerse amar por el pueblo, dar confianza, dejar a un lado a los enemigos, renovar las leyes, hacerse de nuevos amigos, por medio de sus ejércitos hacerse respetar y ser y amarrar las amistades que tuviera con los poderosos. ara la conservación del poder, a los criminales se les debía ejecutarse una sola vez para la obtención de tranquilidad y confianza.

La medición de la fuerza en todos los principados eran en base a: Cuando un pr(ncipe está al mando de un Estado, ya sea manteniéndose por si solo o al recurrir a la ayuda de alguien más lo cual puede ser muy peligroso y También existen los principados eclesiásticos, respecto a los cuales todas las dificultades existen antes de poseerlos, pues se adquieren o por valor o por suerte y se conservan sin el uno ni la tra, dado que se apoyan en antiguas institucione 31_1fS por suerte y se conservan sin el uno ni la otra, dado que se apoyan en antiguas instituciones religiosas que son tan potentes y de tal calidad que mantienen a sus príncipes en el poder sea cual fuere el modo en que estos procedan y vivan. Estos son los únicos que tienen Estados y no los defienden; súbditos y no los gobiernan. Y los Estados, a pesar de hallarse indefensos, no les son arrebatados, y los súbditos, a pesar de carecer de gobierno, no se preocupan, ni piensan, ni podrían ustraerse a su soberanía. Son, por consiguiente, los únicos principados seguros y felices.

Los cimientos indispensables a todos los Estados nuevos, antiguos o mixtos, son las buenas leyes y las buenas tropas. Las diferentes clases de tropas con que un príncipe defiende su Estado son propias (las más seguras), mercenarias, auxiliares o mixtas (todas estas, inseguras). Si el príncipe posee un Estado, se sostiene a sí mismo con un ejército respetable e integrado por sus propios súbditos, y una ciudad bien fortificada. Sólo los principados eclesiásticos pueden rescindir de la milicia, pues su poder radica en la religión. El príncipe sólo debe preocuparse por su ejército, pues no debe delegar su control en nadie. En tiempos de paz, debe ejercitarse con la acción y con el estudio.

Entre las cualidades de un gobernante, aquellas apreciadas entre el común de la población generalmente resultan ineficaces en 406 S gobernante, aquellas apreciadas entre el común de la población generalmente resultan ineficaces en un gobernante; es mejor ser temido que ser amado, ser tacaño que practicar la prodigalidad. or ello, el gobernante debe aparentar todas las virtudes, pero practicarlas lo menos posible y con inteligencia, evitando el odio de su pueblo a toda costa. Así, reflexiona en la necesidad de que el príncipe siempre tenga en cuenta el bienestar de sus súbditos al tomar decisiones, y beneficiar a las mayorías pues los amigos huyen en la lucha.

Un príncipe nuevo debe armar a sus súbditos: los recelosos se vuelven fieles, los fieles se mantienen y los súbditos se vuelven sus partidarios. En la elecclón de ministros debe favorecerse a los que disciernen or sí mismos sobre los que disciernen por otros y evitar tanto a quienes no disciernen en absoluto como a los que sólo piensan en su propia ganancia. Asimismo, es vital cuidar del bienestar de sus ministros para asegurar su lealtad y debe pedir consejo sólo cuando él y no otros lo considere necesario, y entonces preguntar a menudo, escuchar con paciencia y ofenderse si le mienten. Concluye que la fortuna sólo rige la mitad de los resultados, y la otra mitad la determinan los actos humanos. Es preferible ser impetuoso y no cauto, pues la fortuna varía. SÜFS