El mono desnudo

Es interesante el hecho de que, en nuestra especie, esta supresión neoténica del crecimiento piloso no ha sido enteramente lograda. El feto en desarrollo inicia el camino hacia el pelaje típico de los mamíferos, hasta el punto de que, entre el sexto y el octavo mes de su vida intrauterina, está casi completamente cubierto de finísimo vello. Esta envoltura fetal se denomina lanugo y no se expulsa hasta muy poco antes del nacimiento. Los niños prematuros llegan a veces al mundo provistos de su lanugo, para susto de sus padres; pero, salvo en contadas oc damente.

Sólo se ors conocen unos to View nut*ge treinta casos de famll etoños hirsutos cuyo vello se ha consewado hasta la Sin embargo, todos los miembros adultos de nuestra especie poseen una gran cantidad de pelos en el cuerpo; más, en realidad, que nuestros parientes los chimpancés. Nuestra apariencia se debe, más que a la pérdida de ello, a la finura del que tenemos. (Diré, de paso, que esto no es aplicable a todas las razas: los negros han sufrido una verdadera pérdida de vello, además Swipe to page además de la aparente. Esta ircunstancia ha inducido a ciertos anatomistas a declarar que no podemos considerarnos como una especie lampiña o desnuda, y un famoso autor llegó a decir que la declaración de que somos «los menos velludos de todos los primates está muy lejos de ser cierta; afortunadamente, no necesitamos para nada las numerosas y extrañas teorías formuladas para explicar nuestra imaginaria pérdida de vello». Esto carece de sentido. Es como decir que el ciego no es ciego porque tiene un par de ojos. Desde el punto de vista funcional, estamos completamente esnudos, y nuestra piel está plenamente expuesta al mundo exterior.

Este estado de cosas tiene que ser aún explicado, independientemente de los pelitos que podamos contar con ayuda de una lupa. La explicación neoténica nos da solamente una clave de cómo pudo producirse la denudación. Nada nos dice acerca del valor de la desnudez como nueva característica que ayudó al mono desnudo a sobrevivir en un medio hostil. Puede argüirse que no tenía ningún valor, que no fue más que un derivado de otros cambios neoténicos, más vitales, como el crecimiento del erebro. Pero, como ya hemos visto, la neotenia es un vitales, como el crecimiento del cerebro.

Pero, como ya hemos visto, la neotenia es un proceso de retraso diferencial de los procesos de desarrollo. Algunas cosas se retrasan más que otras, el grado de crecimiento se descompensa. por consiguiente, es poco probable que un rasgo infantil tan peligroso, en potencia, como la desnudez, persistiese simplemente porque se retrasaban otros cambios. Si no hubiese tenido algún valor especial para la nueva especie, habría sido rápidamente eliminado por la seleccón natural. ?Cuál era, pues, el valor vital de la piel desnuda?

Una explicación pod ia ser que, cuando el mono cazador abandonó su vida nómada y se estableció en residencias fijas, sus cubiles se vieron infestados por los parásitos de la piel. El empleo de los mismos dormitorios noche tras noche pudo proporcionar un campo abonado para la cria de gran variedad de ácaros, gorgojos, pulgas y chinches, hasta el punto de constituir un grave riesgo de enfermedades. Despojándose de su capa de vello, el cazador morador del cubil se hallaba en mejores condiciones de enfrentarse con el problema. 31_1f3