El lugar de la noche

El lugar de la noche gy tiorellamonerti ,qexaúpR 03, 2010 2 pagos Al caer la tarde el lugar renacía. Junto con la mañana eran en los dos momentos del día para poder disfrutar del paisaje y los sonidos. La luz del sol al ponerse en el horizonte caía perfectamente iluminando cada parte de la casa, daba la impresión de que mientras el sol se escondía se llevaba consigo toda su belleza. Ella desaparecía con él y quedaba consumida en la sombra, todavía débil, de la noche.

Sin embargo, luego de lgunos mates, la luna se hacía notar con su presencia ineludible. La noche es el mejor momento en el campo. Cuando alguien viene contaminado, acostumbrado al ruido y a las luces de la ciudad, las culpables de escondernos las estrellas, condenados a tener que vivir sin ese instante de oscuridad natural, encontrarse en aquel escenario e relajante que poder apreciando el silenci ese. Nunca podría ve ora Swipe to View next page momento más to, boca arriba, en un lugar como y capaz ni i imaginaba que era posible que hubiera tantas.

Desde el pasto fresco, verde y suave, el cielo negro como un carbón, salpicado maravillosamente con millones de pequeñas manchas blancas de diferentes intensidades, era inmenso, increlblemente eterno, sin fin. Parecería ponerse cada vez más negro para darle lugar a las estrellas, ese era su momento, el momento en el que se lucen con mayor fuerza. Dueñas de la noche junto con la luna, lo iluminan todo. Llevan su brillo para cada lugar, cada cosa y cada omento del campo donde no existen mejores compañeras.

Todo lo demás no tiene importancia, es totalmente insignificante cuando lo miras desde ese lugar. La brisa suave de verano acaricia, rápida pero perfectamente, mi rostro y voy quedando dormida. Sin dudas no hay otro momento que se compare con tal perfección. Allá donde todo es reloj, es impensable poder apreciar la belleza de una noche tranquila, sin apuros, sin contaminación, acá donde la única compañía es la de la naturaleza todo parece posible.