El acto de estudiar

El acto de estudiar gy bettouenc 110R6pR 17, 2011 II pagos » El Acto de Estudiar» Estudiar requiere una actitud crítica sistemática y una disciplina intelectual. Esa actitud crítica es lo que no genera la «educación bancaria», ya que ésta procura eliminar nuestra curiosidad, nuestro espíritu inquisitivo y nuestra creatividad. La disciplina del estudiante frente al texto más que una crítica esencial, se convierte en disciplina ingenua y mecánica carente de interés. En una concepción crítica, un lector se siente desafiado por el texto y su objetivo es apropiarse de su significado más profundo.

Criterios destinados a desarrollar una actitud crítica durante el acto de estudiar. a) El lector debería asumir el rol de su’ eto de la acción: to View nut*ge Estudiar es una form es la tarea de un suje cuestionamiento inte influyeron en esos h afrontar la realidad. PACE 1 ori 1 act_ y rescribir. Ésa a actitud de de s razones que se necesita para os en el análisis del texto, buscando una conexión entre la idea principal y nuestro propio interés. Apuntarlo en una ficha y escribirle un título. Reflexionar sobre ese pasaje.

Estudiar no sólo es aprehender su contenido básico sino asumir una predisposicion a la nvestigación. b) Estudiar es una actitud frente a la realidad. : El que estudia jamás debería perder la curiosidad por las otras personas y por la realidad. c) Estudiar un tema nos exige estar familiarizados con cierta bibliografía. d) Estudiar supone una relación dialéctica entre el lector y el autor. Implica las condiclones históncas, socológicas e ideológicas del autor, que no siempre coinciden con las del lector. O e) Estudiar exige modestia.

Asumir una actitud modesta compatible con una actitud crítica. No siempre es tan sencillo entender un libro. A menudo está más llá de nuestra capacidad inmediata de respuesta. Desentrañar sus misterios . La comprensión exige paciencia y dedicación. f) Estudlar no es consumr ideas, sno crearlas y recrearlas. Consideraciones en torno al acto de estudiar[l] PAULO FREIRE Uno de los objetivos de nuestra tarea es lograr que los estudiantes se asuman como sujetos de su aprendizaje y construyan el camino de la autonomía en la asimilación del conocimiento.

Pero este camino no es gratuito y requiere atender a ciertas cuestiones como puede ser, entre otras, la organizaclón del estudio. La enseñanza de algunas técnicas o metodologías de estudio a sido objeto de críticas y desvalorizaciones, por lo cual no se enseña a los estudiantes que hay formas y recursos que permiten mejorar las condiciones para la comprensión y el análisis de los textos. Por ello, nos parece valioso incursionar en algunos conceptos que Paulo Freire volcara hace muchos años sobre este tema.

Al respecto dice el texto: «Toda bibliografía debe reflejar una intención fundamental de quien la elabora: la de atender o despertar el deseo de profundizar conocimientos en aquel o aquellos a quienes se propone. Si falta en quienes la reciben el ánimo de usarla, o si la bib ?nimo de usarla, o si la bibliograf(a en sí misma no es capaz de desafiarlos, se frustra entonces esa intención fundamental». La relación autor-lector debe ser de mutuo respeto: «quien la sugiere debe saber lo que está sugiriendo y porqué lo hace.

Quien la recibe, a su vez, debe encontrar en ella, no una prescripción dogmática de lecturas, sino un desafío. Desafío que se hará más concreto en la medida en que empiece a estudiar los libros citados y no a leerlos por encima, como si apenas los hojease. » En «Pedagog(a del oprimido», Freire denuncia a la educación bancaria por matar en los educandos la curiosidad, el espíritu nvestigador, la creatlvidad. Sus métodos propician la ingenuldad frente al texto y no producen la posición crítica indispensable, explicándose así las fugas del texto que hacen los estudiantes, cuya lectura se torna mecánica.

Pero, dice Freire «estudiar, es realmente un trabajo difícil. Exige de quien lo hace una postura crítica, sistemática. Exige una disciplina intelectual que no se adquiere sino practicándola. » «En una visión critica las cosas ocurren de otro modo. Quien estudia se siente desafiado por el texto en su totalidad y su objetivo es apropiarse de su significación profunda. Esta postura rítica, fundamental, indispensable al acto de estudiar requiere de quien a eso se dedica que asuma el papel de sujeto de ese acto.

Esto significa que es imposible un estudio serio si quien estudia se coloca frente al texto como si estuviera magnetizado por la palabra del autor, a la cual atribuiría una fuerza m si estuviera magnetizado por la palabra del autor, a la cual atribuiría una fuerza mágica; si se comporta pasivamente, ‘domesticadamente’, procurando solamente memorizar las afirmaciones del autor; si se transforma en una ‘vasija’ que debe ser llenada por los contenidos que toma del texto para colocarlos entro de sí misma». «Estudiar es percibir el condicionamiento histórico-sociológico del conocimiento.

Es una forma de reinventar, de recrear, de rescribir, tarea de sujeto y no de objeto. La actitud crítica en el estudio es la misma que es preciso adoptar frente al mundo, la realidad, la existencia. Una actitud de adentramiento con la cual se va alcanzando la razón de ser de los hechos cada vez más lucidamente». Respecto a la metodología para abordar un texto, sus recomendaciones son claras: a. Una primera visión global a la que es necesario volver, luego de delimitar sus dimensiones parciales, para aclarar la ignificación de su globalidad. b.

Delimitar los núcleos centrales del texto que, en interacción, constituyen su unidad y permiten descubrir el conjunto temático, no siempre explícito en el índice de la obra. c. Buscar en cada párrafo el nexo entre su contenido y el objeto de estudio en que se encuentra trabajando. Analizar también el contenido del párrafo en relación con los precedentes y con los que lo siguen, evitando traicionar el pensamiento del autor en su totalidad. d. Anotar el sentido del párrafo en estudio en una ficha con un titulo que lo identifique con el objeto específico de su estudio.

Pero, más allá de la técnica, para Freire «el estudio serio de un lib específico de su estudio. Pero, más allá de la técnica, para Freire «el estudio serio de un libro implica no sólo una penetración crítica en su contenido básico sino también una sensibilidad aguda, una permanente inquietud intelectual, un estado de predisposición a la búsqueda. » El que estudia debe reconocer también «que el acto de estudiar, en el fondo, es una actitud frente al mundo.

Estudiar es también y sobre todo pensar la práctica, y pensar la práctica es la mejor manera de pensar correctamente. De esta manera, quien estudia o debe perder ninguna oportunidad, en sus relaciones con los demás, con la realidad, de asumir una postura de curiosidad. La de quien pregunta, la de quien indaga, la de quien busca». El estudio de un tema específico exige también ponerse al tanto de la bibliografía referente al objeto de estudio así como también asumir una relación de diálogo con el autor del texto. Esa relación dialógica da como resultado la percepción del condicionamiento histórico-sociológico e ideológico del autor, que no siempre es el mismo del lector». El acto de estudiar exige humildad, dice Freire. «Si quien estudia sume realmente una posición humilde, coherente con la actitud critica, no se siente disminuido SI encuentra dificultades, a veces grandes, para penetrar en la significación más profunda del texto. Humilde y crítico, sabe que el texto, en la medida misma en que es un desafío, puede estar más allá de su capacidad de respuesta.

No siempre el texto se entrega fácilmente al lector. » Estudiar implica comprender el texto, no pasar las páginas ligeramente; no siempre el texto es acc ligeramente; no siempre el texto es accesible y, en ese caso, hay que reconocer la necesidad de instrumentarse mejor para oder entenderlo. «La comprensión de un texto no es algo que se recibe de regalo: exige trabajo paciente de quien se siente problematizado por él. » Finalmente, dice Freire: «El estudio no se mide por el número de páginas leídas en una noche ni por la cantidad de libros leídos en un semestre.

Estudiar no es un acto de consumir ideas sino de crearlas y recrearlas» Pero, además, estudiar debe poner en juego la pasión por conocer, particularmente para aquellos que pretendan hacer del conocimiento su herramienta de trabajo. [1] Escrito en 1968, en Chile, este texto sirvió de introducción la relación bibliográfica propuesta a los participantes en un seminario nacional sobre educación y reforma agraria. El acto de estudiar por Paulo Freire Al compilar una bibliografía, existe un propósito intrínseco: centralizar o estimular en el lector potencial el deseo de aprender más.

Cuando una bibliografía no satisface este objetivo, cuando parece que le fa ta algo, o no supone un desafío para los lectores, la motivación para utilizarla queda debilitada. Se convierte, pues, en algo inútil, que queda perdido para siempre en los cajones de un escritorio, confundido entre muchas otras cosas. Existen tres clases de público cuando se desarrolla una bibliografía: las personas a quienes va dirigida, los autores citados y el conjunto de los demás escritores de bibliografías. No es posible compilar una bibliografía copiando demás escritores de bibliografías.

No es posible compilar una bibliografía copiando títulos al azar o a partir de comentarios. Es más, una bibliografía no debería prescribir lecturas de un modo dogmático; debería suponer un desafío para quienes leen. Este desafío se concreta a medida que se comienzan a estudiar los trabajos citados, y no sólo leyendo de odo superficial u hojeando textos. En efecto, estudiar es una tarea difícil que requiere una actitud crítica sistemática y una disciplina intelectual que sólo se adquiere con la práctica.

Esta actitud crítica es precisamente lo que no genera la «educación bancaria». Por el contrario, lo que ésta procura fundamentalmente es eliminar nuestra curiosidad, nuestro espíritu inquisitivo y nuestra creatividad. Así, la disciplina del estudiante, en relación con el texto se convierte en una disciplina ingenua, más que en una critica esencial del mismo. Cuando los lectores se someten a este roceso ingenuo, la lectura se convierte en algo puramente mecánico, y esto, entre otras cosas, provoca la distracción de los lectores, que acaban perdiendo el interés.

Lo que fundamentalmente se exige a los lectores es una memorización, y no la comprensión del contenido. En lugar de entender el texto, el desafío reside en memorizarlo, y si los lectores han sido capaces de lograrlo, han cumplido con el objetivo. Según una concepción cntica, las cosas son muy distintas: un lector se siente desafiado por el texto en su conjunto, y su objetivo reside en apropiarse de su significado más profundo. A continuación se incluyen algunos criterios esenciales destinados a desarro 1 significado más profundo.

A continuación se incluyen algunos criterios esenciales destinados a desarrollar una actitud critica durante el acto de estudiar: a) El lector debería asumir el rol de sujeto de la acclón Si el lector se enfrenta al texto como magnetizado por las palabras del autor, hechizado por una fuerza mágica; si el lector se comporta pasivamente y se «domestica», procurando sólo memorizar las ideas del autor; si el lector se transforma en un«vehículo» de extractos de un texto internalizado, es imposible que se estudie eriamente.

Estudiar seriamente un texto exige un análisis del estudio que llevó a cabo el autor para poder escribirlo. Requiere una comprensión del condicionamiento socológico-histórico del conocimiento. Y exige una investigación del contenido que se estudia y de otras dimensiones del conocimiento. Estudiar es una forma de reinventar, re-crear, reescribir; y ésta es la tarea de un sujeto activo. Es más, con un enfoque así, el lector no se puede separar del texto porque estarla renunciando a su actitud crítica respecto del mismo.

Dicha actitud crítica en el estudio es la misma que se necesita al frontar la realidad (es decir, el mundo real y la vida en general), una actitud de cuestionamiento interno a través de la cual se comprenden cada vez más las razones que existen tras los hechos. Estudiamos más a fondo cuanto más luchamos por alcanzar una visión global, para aplicarla al texto, diferenciando las dimensiones que la componen.

Al delimitar estas cuestiones centrales que en su interacción constituyen la unidad del texto, el lector cr(tico se verá sorpren que en su interacción constituyen la unidad del texto, el lector critico se veré sorprendido por la matriz de temas que o siempre se encuentran explícitos en el índice de un libro. La demarcación de estos temas también debería obviamente incorporar el marco de referencia del lector activo. Cuando leemos un libro, los lectores activos deberíamos ser receptivos a cualquier pasaje que dispare una reflexión más profunda sobre cualquier tema, aun cuando no sea el tema principal del texto.

Si intuimos una relación posible entre el pasaje que hemos leído y nuestros intereses, en nuestra condición de buenos lectores deberíamos concentrarnos en el análisis del propio interés. No obstante lo cual, existe un prerrequsito: ebemos analizar el contenido del pasaje, recordando lo que le antecede y lo que continúa, para no traicionar el pensamiento global del autor. Una vez que establecemos el punto de relación entre el pasaje que estamos estudiando y nuestro tema de interés, deber[amos apuntarlo en una ficha, con un título que lo asocie con el tema específico de estudio.

Dado que un texto escrito nos ofrece esta posibilidad, deberíamos tomarnos el tiempo de reflexionar sobre el pasaje. Después podemos continuar leyendo, concentrándonos en todos los demás pasajes que nos susciten una reflexión más profunda. En última instancia, el estudio serio de un libro, o de un artículo, no sólo implica aprehender críticamente su contenido básico, sino asumir también una aguda sensibilidad, una permanente inquietud intelectual y una predisposición a la in asumir también una aguda sensibilidad, una permanente inquietud intelectual y una predisposición a la investigación. ) En suma, el acto de estudiar es una actitud frente a la realidad En razón de lo cual, no puede reducirse a la relación entre el lector y el libro o el texto. De hecho, un libro refleja la confrontación de su autor con la realidad. Expresa dicha confrontación. Incluso cuando un autor no presta atención alguna a la realidad concreta, estará manifestando su propia y especial manera de enfrentarse a ella. Por encima de todo, estudiar es pensar sobre las vivencias, lo cual constituye la mejor manera de pensar adecuadamente.

Aquel que estudia jamás debería perder la curiosidad por las otras personas y por la realidad. Hay quienes formulan preguntas, hay quienes tratan de encontrar respuestas y otros que continúan buscando. El hecho de preservar esta curiosidad nos ayuda a sacar ventajas de la misma y a ser habilidosos. De esta forma empleamos lo que hemos aprendido del enfrentamiento on las vivencias cotidianas y del diálogo. Las ideas que a menudo se nos «imponen» mientras caminamos por la calle constituyen de hecho lo que Wrigt Mills denomina un archivo de ideas.

Estos destellos, cuando están correctamente archivados, constituyen verdaderos desafíos a los que deberíamos atender. Cuando los convertimos en pensamientos más profundos, casi siempre se convierten en los medios de una reflexión más plena a la hora de leer un texto. c) El hecho de estudiar un tema específico nos exige, cuando es posible, estar familiarizados con una determinada bibliografía, ya sea sobre un