Educacion civismo y catecismos politicos

RWE, JULIO-SEPTIEMBRE 2007, VOL. 12, NUM. 34, PP. 1043-1063 Investigación EDUCACIÓN, CIVISMO Y CATECISMOS POLí Icos Oaxaca, segunda mitad del siglo XIX DANIELA TRAFFANO Resumen: El México decimonónico se caracterizó por repetidos y violentos conflictos y por profundos cambios c los conceptos que tomaron cuerpo especialmente la c(vi consideró uno de los PACE 1 es I «ciudadano» fueron caclon — s para su materialización y d fusion.

Según políticos e intelectuales de la época esa educación transformaría al pueblo mexicano en ciudadanos y a la República en un país moderno. Este articulo presenta el discurso de la élite oaxaqueña que, durante la segunda mitad del siglo XIX, plantea la necesidad de una educación -cívica- para la «masa», los antecedentes históricos del instrumento pedagógico que se utilizó para esa educación, es decir, el catecismo político y, finalmente, el análisis de tres catecismos oaxaqueños publicados entre 1857 y 1890.

Abstract: The nineteenth centurv in Mexico was characterized bv reoeated. elite groups in Oaxaca who during the second half ofthe nineteenth century, suggested the need for education -civic education- for the masses; t also makes note of the historical precedents of the pedagogical instrument used for that education -political catechism- and analyzes the three Oaxacan catechisms published between 1857 and 1890. Palabras clave: historia, educación cívica, educación liberal, ciudadanía, libros de texto, México.

Key words. history, civic education, liberal education, citizens, textbooks, Mexico. Daniela Traffano es investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología, unidad Pacífico-Sur. Dr. Federico Ortiz Armengol 201 , colonia Reforma, CP 68050, Oaxaca, Oaxaca. CE : daniela_traffano@yahoo. om Revista Mexicana de Investigación Educativa 1043 Traffano Introducción os de las mayores novedades del mundo moderno fueron la nacion y el ciudadano.

Ambos se constituyeron en oposición al monarca absoluto; la primera como soberanía colectiva que reemplazó la del rey y el segundo como componen e este nuevo soberano 2 OF (Guerra, ambos hemisferios y, por consecuencia, que toda clase de estamento o corporación estaba excluida de cualquier tipo de representación. Sólo los individuos, los súbditos que ahora alcanzaban su madurez volviéndose ciudadanos, tendrían el derecho a ser representados.

La ciudadanía se definía como una nueva idea de pertenencia a una identidad colectiva común (la nación) y gracias a la afirmación de nuevos derechos «universales» como la propiedad, la igualdad ante la ley, la seguridad y el sufragio (Annino y Guerra, 2003:399). Para la élite mexicana —cualesquiera fuese su posición política- que habla creído y promovido la independencia, el Imperio y las iniciativas de Gómez Farías o los siguientes gobiernos liberales fue una preocupación constante cómo transformar el pueblo en ciudadanos modernos.

Se trataba de transmitir, además del conocimiento, las virtudes necesarias ara que cada quien pudiese asumir plenamente su nueva función y la educación se presentaba como el medio privilegiado para esa transmisión (Harwich Ballenilla, 2003: 533-534); ya los ideólogos de la Revolución Francesa la habían colocado entre los derechos del ciudadano y los deberes de la república; aquí la instrucción pública se estaba considerando como uno de los deberes de la sociedad y se encontraba estrechamente relacionada con aspectos fundamentales de la ciudadanía como el papel de los derechos, la igualdad y las diferencias.

Considerando que existen bjetivas entre los 36 individuos (determinadas za y por un diverso capacidades), la tarea de la instrucción pública debía ser impedir que esas diferencias obstaculizaran el goce de los derechos fundamentales así como propiciar «dans le fait» «l’égalité de droit» (Costa, 2000:66).

En este sentido el com- 1044 Consejo Mexicano de Investigación Educativa Educación, civismo y catecismos políticos: Oaxaca, segunda mitad del siglo XIX promiso educativo del Estado tenía como objetivo garantizar a todos la posibilidad de elaborar una opinión autónoma e independiente; un objetivo que se podría alcanzar sólo borrando las relaciones de dependencia ue subordinaban al ignorante al culto, al inexperto al experto y que lo rendían incapaz de ejercitar su propia razón. ara filósofos iluminados cono Condorcet, transitar del antiguo al nuevo régimen no implicaba solamente pasar de la tiranía de la fuerza al dominio de las leyes; también exigía la difusión de las luces más allá de los [mites cerrados de un estamento o una corporación. En este proceso, la educación pública llegaría a permitir el alcance general de una autonomía de juicio suficiente para el ejercicio de los derechos volviendo, efectivamente, igual para todos el sentido de perten ción (Costa, 2000:67, 74). En tierra americana -para nidad política V la conducta (Harwich Ballenilla, 2003:547). Los medios impresos fueron un instrumento importante para la dlfusión de esa nueva pedagogía y las ideas, los sentimientos, las doctrinas, las opiniones, los principios y las posiciones políticas circularon en folletos, sermones, proclamas, la prensa periódica, hojas volantes Y los catecismos políticos. Estos últimos, después de los procesos americanos de independencia, se volvieron el canal de divulgación de conceptos como patria, pueblo, soberanía y ciudadanía.

Algunos autores han abordado el estudio de estos textos — básicamente aquellos publicados durante la primera mitad del siglo XIX – comparando sus contenidos filosóficos y polticos con las ideas y doctrinas preexistentes o enfocando el análisis a sus contenidos ideológicos. Otros han prestado mayor atención a la dimensión político-social para conocer la gama de ideas, opiniones y posiciones que surgieron de las revoluciones o para, gracias a un estudio de los conceptos divulgados por los catecismos, vislumbrar y entender la aparición de nuevas entidades y actores políticos véase Ocampo López, 1997 y Sagredo Baeza, 1996).

El objetivo del presente texto es ubicar a los catecismos políticos dentro de las necesldades cívico-pedagógicas del estado de Oaxaca durante la segunda mitad del siglo XIX y analizar, a través del estudio de sus contenidos y formas, cómo se fueron modificando en respuesta a nuevos contextos s OF Revista Mexicana de Inves ativa presentarán el discurso de la élite política e intelectual decimononica oaxaqueña en torno a la necesidad de una educación -especialmente cíwca— para la «masa»; los antecedentes históricos del atecismo politico y, finalmente, el nálisis de tres catecismos publicados en la entidad entre 1857 y 1890.

El discurso de la élite en torno a la necesidad de una educación civica en Oaxaca Gracias a las Memorias Administrativas 1 de la entidad sabemos que, a lo largo de toda la segunda mitad del XIX , la invocación a una necesaria regeneración de la sociedad y del espíritu del pueblo para que «cada ciudadano hijo de un país libre conozca sus derechos y cumpla con sus deberes» 2 es una constante en el discurso de los politicos y, una y otra vez, para esa regeneracion se presentan como imprescindibles la escuela, la educación y la ilustración.

En 1852, reportando el mejoramiento de la instrucción en el estado, Juárez apuntaba a la importancia de la educación para garantizar. «el desarrollo y la perfección de las facultades morales del hombre que, sin disputa, sirven de sólida base a la regeneración social» (Memoria Administrativa de 1 852, p. 1 5).

Unos años más tarde, el gobernador Diaz Ordaz insistía en la influencia que la ilustración ejercía en el porvenir y felicidad de los pueblos así como en la necesidad, por parte del gobierno, de proteger su desarrollo y p cluía sus consideraciones 6 6 afirmando que: las funciones públicas y escansando el sistema republicano en la virtud y en el amor que se Inspire a las instituciones, jamás podrán llenarse cumplidamente esos importantes objetos, si no se comienza por generalizar la instrucción pues debe de ser el fundamento más sólido en que se apoye la libertad (Memoria Administrativa de 1858, p. 4) Resultaba así claro que sólo a través de una instrucción pública y gratuita -atribuciones establecidas entre las décadas de los sesenta y los noventa- los pueblos serían grandes y felices.

Además, como declaraba el gobernador Meijueiro: 1046 Por ella [la instrucción pública] conocerán sus deberes, por lla apreciarán sus derechos, y entre estos el que es como el primero de los sistemas democráticos: saber hacer uso de su voto en las elecciones, voto que da ser a los municipios, base de toda organización política, y en más amplia escala, a todos los poderes públicos; es decir que este voto quita o reforma, afirma o remueve los gobiernos, siendo preciso que cuando él sea strado y patriótico, forme también gobiernos s cualidades (Memoria instrucción de las masas un poderoso auxiliar para los gobiernos populares, porque la mayoría está llamada a regir los destinos de los pueblos y iendo ella instrulda en sus derechos y obligaciones, conociéndose a sí misma y comprendiendo que las virtudes cívicas son las que dan existencia y progreso a la sociedad, contribuirá a tan noble fin, en la conciencia de todo ciudadano estarán siempre impresos nuestros principios fundamentales, y con voluntad firme serán acatados y proclamados por todos (Memoria Administrativa de 1884, p. 18).

Ahora bien, el ciudadano moderno necesitaba saber el castellano (en el caso de los indígenas) (Traffano, 2004), leer, escribir, los fundamentos de la religión católica pero, sobre todo, unas cuantas nociones de nstrucción cuica. Esto había quedado establecido en las leyes y los decretos de Oaxaca desde su primera Constitución. En 1825, la carta magna de la entidad determinaba que, en todos los pueblos, tenían que establecerse escuelas de primeras letras: en las que se enseñará a los niños a leer, escribir y contar, el catecismo de la religión católica, y otro catecismo político que comprenderá una breve exposición de los derechos y obligaciones civiles y políticas, y de las leyes penales (Las constituciones pollticas de Oaxaca, 2001:112).

Como señala Carlos Sánchez-Silva (2001:134) en la constitución statal de 1857 el aspecto educat r su ausencia, mientras la opinión específicamente de la educación cívica. En 1856, los vientos liberales permit(an la circulaclón de ideas y opiniones; en El Constituyente, periódico oficial del gobierno, José Indelicato declaraba: Los detractores de la ilustración en general; y en particular, los que se han declarado en contra de la instrucción de las clases más bajas del pueblo; no han considerado que es imposible concebir al hombre en las partes más materiales de su existencia, sin tener presente al mismo tiempo el desarrollo de us facultades intelectuales y morales [… bajo el cetro de un tirano o el domlnio absoluto de muchos déspotas, es mejor que el pueblo viva en su antigua ignorancia y primitiva sencillez; que no abra los ojos, para no fijarlos sobre su desgracia irremediable; mas, si su buena suerte y el curso irresistible del tiempo le han permitido remediar sus males; si lo que era una vez un rebaño de estúpidos carneros, puede aspirar hoy día a ser un pueblo de hombres; instruir es acelerar su marcha hacia la meta de sus deseos; es trabajar para el cumplimiento de todos los deberes de un pueblo soberano. Empero, es preciso observar que la instrucción del pueblo no debe limitarse a lo que universalmente se cree que la complete; a saber a enseñarle a leer y escribir. Instruir al pueblo es enseñarle todo lo que puede servir a hacerle comprender su posición social; la teoría de sus derechos, la práctica de sus deberes.

La república sin la instrucción del pueblo en todo lo que le concierne, es una estatua de oro sobre bases de greda (Indelicato, 1856:2). Indelicato (1856:2) sugería ar a cabo esa enseñanza, se necesitaban «aleu 1856:2). Indelicato (1856:2) sugería que, para llevar a cabo esa enseñanza, e necesitaban «algunas lecciones de política; breves, claras y adaptadas a las inteligencias más común» será tarea del gobierno conseguir «la redacción de un catecismo democrático oportuno y adaptado a las clases todas del pueblo de nuestra República… » Encontramos que en varios reglamentos formulados para la organización de la educacion, a lo largo del periodo considerado, se Sigue apuntando hacia la instrucción cívica.

En 1861 se establece que en las escuelas municipales los niños cursarán dos años y en el segundo aprenderán a «‘leer y escribir, aritmética elemental con el cálculo legal de pesos medidas e instrucción cívica» (Colección de leyes de instrucción pública, vol. l, p. 221). Para 1867 tenemos que «en las escuelas públicas de la capital y en las de las cabeceras de distritos es obligatorio el sistema de enseñanza mutua» (Colección de leyes de instrucción pública, vol. , p. 27) dividida en 506 años y que en el cuarto año los niños estudiarán: «escritura, prosodia y 1048 del Siglo XIX ortografía de la gramática castellana, análisis gramatical y catecismo político constitucional entre otras materias». En 1872 y 1876 nuevas di ra la instrucción primaria