Derecho politico

Derecho politico gy MaPiiaa 110R5pR 17, 2011 5 pagcs Durante mucho tiempo, uno de los privilegios característicos del poder soberano fue el derecho de vida y muerte. Sin duda derivaba formalmente de la patria potestas que daba al padre de familia romano el derecho de «disponer» de la vida de sus hijos como de la de sus esclavos. Se ejerce en los únicos casos en que el soberano se encuentra expuesto en su existencia misma. El derecho de vida y muerte, tanto en esa forma moderna, relativa y limitada, como en su antigua forma absoluta, es un derecho disimétrico.

El soberano no ejerce su derecho sobre la vida sino poniendo en cción su derecho de matar, o reteniéndolo; no indica su poder sobre la vida sino en virtud de la muerte que puede exigir. El poder de exponer a una población a una muerte general es el envés del poder de garantizar a otra su existencia. El principio to nut*ge Swp to page de poder matar para combates, se ha vuel prl La pena de muerte ju o con otra forma del derec soberano a quien ata ors fu la táctica de los entre Estados. ucho tiempo la la respuesta del , su persona.

Se mata legítimamente a quienes significan para los demás una especie de de peligro biológico. En el paso de un mundo a otro, la muerte era el relevo de una oberanía terrestre por otra, singularmente más poderosa; el fasto que la rodeaba era signo del carácter político de la ceremonia. Ahora es en la vida y a lo largo de su desarrollo donde el poder establece su fuerza; la muerte es su límite. El poder sobre la vida se desarrolló desde el siglo XVII en dos formas principales, constituyen dos polos de desarrollo enlazados por todo un haz intermedio de relaciones.

Uno de los polos, al parecer el primero en formarse, fue centrado en el cuerpo como máquina; procedimientos de poder característicos de las disciplinas: anatomopolltica del cuerpo humano. El segundo, ormado algo más tarde, fue centrado en el cuerpo-especie, en el cuerpo transido por la mecánica de lo viviente y que sirve de soporte a los procesos biológicos; toma a su cargo una serie de intervenciones y controles reguladores: una biopolítica de la población.

Las disciplinas del cuerpo y las regulaciones de la población constituyen los dos polos alrededor de los cuales se desarrolló la organización del poder sobre la vida. Se inicia así la era de un «bio-poder’. Ese bio-poder fue, a no dudarlo, un elemento indispensable en el desarrollo del capitalismo. Necesitó el crecimiento de unos y otros, RI_IFS l crecimiento de unosy otros, su reforzamiento al mismo tiempo que su utilizabilidad y docilidad; requirió métodos de poder capaces de aumentar las fuerzas, las aptitudes.

El desarrollo de los grandes aparatos de Estado, como instituciones de poder, aseguraron el mantenimiento de las relaciones de producción. El ajuste entre la acumulación de los hombres y la del capital, la articulación entre el crecimiento de los grupos humanos y la expansión de las fuerzas productivas y la repartición diferencial de la ganancia, en parte fueron posibles gracias al ejercicio del bio-poder en sus formas y procedimientos múltiples Por primera vez en la historia, sin duda, lo biológico se refleja en lo polítlco; el hecho de vivir pasa en parte al campo de control del saber y de intervención del poder.

Si se puede denominar i’biohistoriai’ a las presiones mediante las cuales los movimientos de la vida y los procesos de la historia se interfieren mutuamente, habría que hablar de «biopolíticai’ para designar lo que hace entrar a la vida y sus mecanismos en el dominio de los cálculos explícitos y convierte al poder-saber en un agente de trasformación de la vida humana. La importancia adquirida por el sexo como el «pozo» del juego olltico. 31_1fS político. Está en el cruce de dos ejes, a lo largo de los cuales se desarrolló toda la tecnología política de la vida. or un lado, depende de las disciplinas del cuerpo; Por el otro, participa de la regulación de las poblaciones. El sexo es acceso a la vida del cuerpo y a la vida de la especie. Es utilizado como matriz de las disciplinas y principio de las regulaciones. Por ello, en el siglo XIX, la sexualidad es perseguida hasta en el más Ínfimo detalle de las existencias. De uno a otro polo de esta tecnología del sexo se escalona toda una serie de tácticas diversas que en proporciones ariadas combinan el objetivo de las disciplinas del cuerpo y el de la regulación de las poblaciones.

Nosotros estamos en una sociedad del «sexo» o de «sexualidad»: los mecanismos del poder se dirigen al cuerpo, a la vida, a lo que la hace proliferar, a lo que refuerza la especie, su vigor, su capacidad de dominar o su aptitud para ser utilizada. Los nuevos procedimientos de poder elaborados durante la edad clásica y puestos en acción en el siglo XIX hicieron pasar a nuestras sociedades de una simbólica de la sangre a una analítica de la sexualidad. Sade y los primeros eugenistas son contemporán 06 S analítica de la sexualidad.

Sade y los primeros eugenistas son contemporáneos de ese tránsito de la «sanguinidad» a la «sexualidad». En Sade el sexo carece de norma, de regla intrínseca que podr(a formularse a partir de su propia naturaleza; pero está sometido a la ley ilimitada de un poder que no conoce sino la suya propia; La sangre ha reabsorbido al sexo. Desde la segunda mitad del siglo XIX, sucedió que la temática de la sangre fue llamada a vivificar y sostener con todo un espesor histórico el tipo de poder político que se ejerce a través de los dispositivos de sexualidad. ?el análisis de la sexualidad como «dispositivo político» implica necesariamente la elisión del cuerpo, de lo anatómco, de lo biológico, de lo funcional? A esto se puede responder negativamente, el objetivo de la presente investigación es mostrar cómo los dispositivos de poder se articulan directamente en el cuerpo. Lejos de que el cuerpo haya sido borrado, se trata de hacerlo aparecer en un análisis donde lo biológico y lo histórico no se sucederían, sino que se ligarían con arreglo a una complejidad creciente conformada al desarrollo de las tecnologías modernas de poder que toman como blanco suyo la vida. SÜFS