Cuentos Magicos

CUENTOS MÁGICOS Manuel Cubero CUENTOS MAGICOS CManuel Cubero Todos los derechos reservados Portada. – Manuel Cubero ANITA LA NINA DE VILLALUZ Había una vez un pueblo tan bonito, tan bonito, que el Sol siempre estaba asomado a él. Por eso lo llamaban Villaluz. Vill los pueblos vecinos, Pues debéis saber qu visto brillar el Sol en habitantes, que eran 4 p ab castigados a vivir en la eterna penumbra. Por eso, envidiosos del azul que adornaba el cielo de Villaluz, un día robaron los rayos del Sol, y se los llevaron a su pueblo. Desde aquel momento, Villaluz se quedó muy oscuro, muy oscuro.

Y los niños, que apenas podían jugar en el parque, ni salir a la calle, ni ir al colegio, se aburrían tanto, que muchos de ellos comenzaron a enfermar de tristeza. Entonces, al ver a sus padres preocupados por la enfermedad de los niños, Anita, que era una chica muy valiente y decidida, dijo que aquello se había acabado. Reunió a todos sus amiguitos y, llevaría hasta el cielo para quedarse con él -respondió Anita-. Sólo podría decírtelo al oído. iVamos! iCuéntamelo! —ordenó. El guardián, deseoso de conocer un secreto tan importante, se agachó y acercó su oreja a la boca de Anita. ??sta, entonces, le dio un beso en la mejilla. Fue el primer beso que le habían dado al guardián en toda su vida. Y se sintió tan feliz que, a partir de ese mismo instante, se volvió un hombre bueno y amante de la paz. Inmediatamente, dejó a Anita y sus amigos proseguir su camino -Unos niños tan buenos no podrán hacerle daño a nadie —dijo-. Pasad, pasad y besad a todo el pueblo, que ya estoy harto de estar aquí siempre vigilando por culpa de la maldad de mis vecinos. Y asi lo hicieron. Anita y sus amigos fueron repartiendo besos de casa en casa por todo el pueblo de Villagrís.

Cada beso que daban era una otita de bondad que se metía en los corazones de aquella gente. Asi que todas las personas del pueblo, que hasta entonces habían sido muy malas porque nadie les había dado un solo beso, se volvieron buenas y devolvieron a Anita los rayos de Sol que les habían robado a los vecinos de Villaluz. -Toma -le dijo el Alcalde-. El sol es vuestro, pues por nuestra maldad, el cielo nos habra castigado Sin él. pero Anita se compadeció de los nfios de Villagrís, que estaban todos muy apenados al ver que se iban a quedar otra vez sin luz.

Después de consultar con sus amiguitos, tomó la palabra y espondió: 74 -Señor Alcalde, en vista de idido -Señor Alcalde, en vista de que han decidido ser buenos, hemos pensado que, como amigos y vecinos, deberemos compartir el Sol con ustedes a partir de hoy. Desde entonces, el cielo envió a la Luna para que, también de noche, hubiese algo de luz en el mundo. Y los dos pueblos, Villaluz y Villagrís, vivieron siempre en paz y fueron muy felices. BESITOS Ya estamos como siempre. ¿Cómo le voy a decir a mis padres que no me gusta venir a este sitio?

Las tipas, todas vestiditas igual: su gorrito blanco, su batita fabricada en serie, sus zapatos que on como para echar a correr… Vaya idea que tiene esta gente de lo que es la moda. uno piensa que ya podían echar una miradita de vez en cuando a la tele. O a las revistas de moda, que para eso hay siete u ocho en la sala de espera, pasadas de moda, pero las hay. ¿Será que para entrar aquí hacen primero un examen de mal gusto? Porque las mozas, para qué nos vamos a engañar, parece que lo tienen en el culo a la hora de vestir. Luego, si se fija uno, no es que sean antipáticas, que va.

Las puñeteras están siempre con la sonrisita puesta, que parece que les regalan el dentífrico. Y si no fuera por la mala uva que demuestran a poco que te descuides, hasta te caerían bien. Te saben coger delicadamente, mejor que tu madre, SI me apuras. Te toman con mucha delicadeza, alguna de ellas te da un par de besos, y te va enseñando por ahí, en la lotería. ieras tocado lotería. -Mirad qué lindo viene Paquito este mes… U na gozada, vaya. Pero cuando ves venir al tipo de las barbas ya te pones a cavilar… El pobre, se nota que quiere ser amable, pero no puede.

Muy buena voluntad sí que aparenta: hasta intenta echarte una sonrisita mientras prepara la jeringuilla… ?Tendrá mala leche el tío? A final me va a resultar un sádico, o un tío la mar de patoso, vaya usted a saber porque con esa cara… Y anda que la vestimenta… Hortera integral y sin remisión. ¿Pues no se presenta vestido igual que las mozas? Los mismos zapatos horteras, la bata que parece de su hermano pequeño… Cualquiera diría que se visten todos en las mismas rebajas. Vamos a ver hoy qué tal se portan, porque la última vez, tuve que defenderme con un par de meaditas. Espero que hayan escarmentado.

Vaya.. ya está aquí otra vez la rubia de la de la primera meada. Como se acuerde… mal empezamos. Ufff. Vaya hombre, la muchachita debe ser algo masoquista, o ya no se acuerda de cuando la usé de mingitorio, porque os que me 4 74 ha soltado son de primera ¿verdad? ‘… Y al final, deja que me pinchen y se queda tan contenta. Bueno, la verdad es que les dice que son muy malitos, me acuna… pero ya podía echarle más genio a la cosa, leñe. Para mi que teme que la despidan si se pone descaradamente de mi parte. iAle!… iYa llegó el barbas! Hay que comenzar las maniobras militares. Primero un besito con la mano… Muakkk! Je… se sonríe… Hombre y dice que soy muy gracioso… ¿me libraré hoy del jeringazo? ¿Por qué no sabría yo tirar besitos el mes pasado? Uy, uy… la cosa va bien, la rubia está llamando a las compañeras. -Venid, mirad qué gracioso es Paquito… y los besitos que tira… Uy, uy… esta gente me mata a besos… Está visto que Don Juan Tenorio es un aprendiz a mi lado. Hoy me libro del barbas, je, je… le va a pinchar a su puñetero padre. Bueno, será cuestión de despedirse. iAdiós, muchachas! Vaya… ahora la morena: -Mirad… y dice adiós con la manita mirando hacia la puerta… Qué lindo!

Claro, si te quedas aquí este hombre malito te pincha ¿a que SI? Morena… tú sí que me comprendes, hija. Si no fuese porque podrías ser mi madre… Está visto que unas buenas dotes de convicción sacan a uno de un apuro… ¿Ehhh? ¿Pero este barbas no tiene corazón? Vaya forma de cogerme. No y se pone a enseñarle mi culito a medio mundo ¿Será guarro? iAWYY! BURRITOS SERRANOS Hace muchos, muchos añ 74 humilde cabaña perdida e s que Zaframagón, vivía un joven pastor llamado Adrián. muchacho, ágil como los cervatillos que corretean por aquellos lugares, conocía desde pequeño los incones más escondidos de la sierra.

Tanto es así que, cuando se extraviaba alguna res, el dueño siempre acudía a él: -Adrián, si encuentras mi ternerillo antes de que se lo zampe algún lobo, te doy dos reales. unos dieciocho años habría cumplido Adrián cuando comenzó esta historia. Se encargaba por entonces del pastoreo de un numeroso rebaño cuando comenzaron a correr rumores de que se acercaba al lugar una extraña compañía de soldados. Al decir de Servando, otro pastor que se habla tropezado con ellos, hablaban un idioma desconocido para los muchachos.

Francés lo llamaban: Una jerigonza imposible de entender aunque, eso SI, se hacen comprender a base de gestos y malos modos. Servando tenia su ganado por los cerros de Algámitas, pueblo cercano a Olvera, lugar al que se dirigían aquellos soldados. Cinco corderos y otras tantas cabras le habían costado al muchacho tan desgraciado encuentro. Y como viese que a este paso peligraba todo su rebaño, una madrugada decidió salir de aquellos montes encaminándose a Zaframagón. -Aquellas quebradas y ba 6 74 servirán de refugio mientr sté por aquí decidió ayudar a su nuevo amigo.

Buscarían rlncones más ecónditos del lugar para esconder sus ganados extranjero anduviese por alrededores. Llevaban varias semanas gozando de la placidez de aquellos lugares cuando, una buena mañana, vieron acercarse a una familia por el camino de Olvera. Venían huyendo de los extranjeros. – ¿Sucede algo? -preguntó Servando a una joven que se acercó a los pastores a pedir algo de leche para su hijo. -Han 7 74 padres. Su madre, al saber lo acaecido, lo abrazó llorando. Aquella noche pudieron comer algo gracias al tasajo de carne que llevaba escondido en el zurrón. ?ste había pasado desapercibido para los franceses, os cuales se conformaron con el cordero y no se molestaron en registrarlo más. Iban a retirarse a descansar cuando sonaron en la puerta unos fuertes golpes que llenaron de pavor el corazón de aquella humilde familia. – iAbran o tiramos la puerta abajo! -gritó un soldado francés. Como sabían que aquella gente era muy capaz de cumplir su amenaza, el padre del joven abrió la puerta dejando pasar a una pareja de soldados. Sin mediar palabra, éstos tomaron del brazo a Adrián y a su padre y se los llevaron al cuartel donde se encontraban los mandos del ejército invasor. ¿Es éste el que traía el cordero? reguntó un capitán al soldado que le arrebató el animal aquella tarde. -Si, capitán -respondió. – ¿De dónde lo sacaste? —se volvió ahora hacia Adrián. -Lo encontré abandonado en el campo, señor —mintió el joven. -Bien, bien… Vosotros, los enemigos del rey José, coméis como reyes mientras sus soldados llevamos cinco días sin probar la carne… -Señor, yo. -Retírate. Pero oye esto, padre V nueve hombres m retenidos. Si Aquellos hombres eran capaces de cumplir su amenaza. Y no les temblaría la mano.

Cuando llegó a casa sólo dijo que su padre se había uedado para acompañar a los gabachos a un manantial que desconocían. Pero no quiso perder tiempo e inmediatamente, aquella misma noche, salió de vuelta a Zaframagón. Llegó con las primeras luces de la mañana. Un vigilante, apostado en lo más alto del peñón, fue quien dio el aviso de su regreso: -Adrián viene por el camino de Olvera.. Al llegar se dirigió Inmediatamente al lugar en que su amigo Servando cuidaba su ganado. Una vez allí, y después de contar lo sucedido en Olvera, decidieron reunir a todos los pastores que andaban ocultos por los alrededores. Entre los diez rehenes hay familiares de asi todos nosotros -advirtió Adrián. -Y esos bandidos son muy capaces de cumplir su amenaza, si lo sabré yo… -añadió Servando. Toda la mañana estuvieron discutiendo posibles soluciones visto el peligro que corrían sus familiares retenidos por los soldados enemigos… Tengo la solución -dijo Adrián mientras una pícara sonrisa asomaba a su rostro. – iHabla, Habla! -pidieron a una todos los presentes. En voz baja, como temiendo ser oído por los buitres que sobrevolaban el peñón, Adrián les explicó su plan. Todos los presentes escucharon en absoluto silencio la propuesta del joven.

Perfecto poderoso del mundo, pero de ganado, no entiende ni papa. -Entonces ¿estamos de acuerdo? preguntó un viejo pastor. iSí! -aceptaron todos como un solo hombre. -Bien. Esta tarde, saldré con un grupo a buscar lo que necesitamos y al amanecer irán cuatro de los nuestros, con un carromato a llevarle al gabacho su carne… limpia y preparada para ser cocinada -propuso el viejo con una sonrisa. El eco multiplicó por mil la carcajada de pastores. Apenas terminaron comer, emprendieron las tareas acordadas. Antes de anochecer los hombres y ados los 0 DF animales recién sacrificad rlos al