casa de muñecas

ANA MARÍA: Por fin encontré la caja del disfraz. El disfraz necesita bastante arreglo. NORA. Sí; iré a pedir a la señora Linde que me ayude. ANA MARÍA: ¿Salir otra vez? Va a ponerse enferma. NORA: No es eso lo peor que puede pasarme… ¿Qué hacen los niños? ANA MARÍA: Los pobrecitos juegan con sus regalos; pero como están tan acostumbrados a jugar con su mamá… NORA: SÍ, Ana Maria; pero ya no podré permanecer con ellos tanto como antes. ¿Crees que olvidarán a su mamá si se fuera para siempre?… ANA MAR(A. : ¿para siempre? NORA: Ana Maria… Muchas veces me he preguntado cómo fuiste Swipe p apaz de dejar a tu hila.

ANA MAR[A. : iQLlé re OF13 NORA: Bueno; pero ¿ ANA MARÍA. : iMe ofr n un muchacha pobre ha t Porque el infame no que criar a Norita!.. buena…! Si una ha de amoldarse. NORA. : Pero, de seguro, te habrá olvidado tu hija. ANA MARÍA. : iNo, eso sí que no! Me escribió cuando la confirmaron, y también después, cuando se casó. NORA. (Abrazándola. ): iAna María, fuiste muy buena madre para mí, cuando yo era pequeña!… ANA MARÍA. : La pobre Norita no tenía otra madre que yo… NORA. : Si los niños llegaran a no tenerla tampoco… estoy convencida de que tú… (Abre la caja. Ve con ellos.

Ahora tengo que… Ya verás qué guapa voy a ponerme mañana. SENORA LINDE: Me han dicho que habías estado en casa preguntando por NORA: Sí, quería pedirte que me ayudases a algo. Vamos a sent Swipe to kdevv next page sentarnos aquí. Oye: mañana por la noche hay un baile de máscaras en el piso de arriba, en casa del cónsul Stenborg, y Torvaldo quiere que me disfrace de pescadera napolitana y baile la tarantela que aprend[ en Capri. Aquí tengo el traje que él encargó confeccionarme allá; pero está tan estropeado, que francamente, no sé qué hacer… SEÑORA LINDE: Lo arreglaremos en seguida.

Es sólo el adorno, que se ha descosido por algunos sitios. ¿Tienes hilo y aguja? NORA. iQué buena eres! SEÑORA LINDE. manera que te disfrazas mañana?… vendré un momento a verte. Por cierto que se me habla olvidado darte las gracias por la velada tan deliciosa que pase ayer. NORA. (Se levanta y pasea. ): iOh! pues a mí me pareció que ayer no lo pasamos tan bien como otros años. SEÑORA LINDE. Pero dime: ¿está el doctor Rank siempre tan decaído como ayer? NORA: No; ayer lo estaba más que de ordinario. Se encuentra SEÑORA LINDE: ¿Viene aquí el gravemente enfermo. octor Rank a diario? NORA: Todos los días. Es el mejor amigo de Torvaldo, y también muy buen amigo mío. Le consideramos como de la familia. SEÑORA LINDE: Pero ¿es un hombre verdaderamente sincero?… Vamos, quiero decir que si le gusta adular. NORA: No; todo lo contrario SEÑORA LINDE: Nora en muchos aspectos eres todavía una niña, y como yo soy bastante mayor que tú y tengo un poco más de experiencia, entiendo que puedo darte un consejo: deberías cortar con el doctor Rank. NORA: ¿Cortar? ¿Qué? SEÑORA LINDE. : Esas darte un consejo: deberlas cortar con el doctor Rank. SEÑORA LINDE. Esas relaciones. Por ejemplo, ayer me hablaste e un admirador rico, que iba a proporcionarte dinero… NORA: SI’; pero no existe, por desgracia… ¿Qué más? SEÑORA LINDE: ¿Tiene fortuna el doctor? NORA: Si. SEÑORA LINDE: ¿y familia? NORA. : NO. SEÑORA LINDE: ¿Y viene aquí todos los días? NORA: Sí, ya te lo he dicho. SEÑORA LINDE: ¿Y cómo es posible que un hombre tan correcto llegue a ese extremo? NORA: No te comprendo. SEÑORA LINDE: Es inútil disimular. ¿Crees que yo no he deducido quién te prestó las cuatro mil ochocientas coronas? NORA: ¿Eres capaz de creer tal cosa? lJn amigo que viene aqui todos los días! SEÑORA LINDE: ¿Conque de veras no es él? NORA: No. Ni siquiera se me ha pasado por la imaginación… Por otra parte, en aquella época, él no tenía dinero para prestar a nadie; heredó después. SEÑORA LINDE: Ha sido una suerte para ti, querida Nora. NORA: (Volviéndose hacia ella. )iCristina! (Escuchando. ) iChis! Ha llegado Torvaldo. Anda, ve con los niños por el momento. Torvaldo no puede ver coser… Di a Ana María que te ayude. SEÑORA LINDE: (Mientras recoge algunas de las prendas. ) Está bien; pero no pienso marcharme de aquí hasta que hayamos hablado. Vayase por la puerta de la izquierda, al mismo tiempo que HELMER entra por la de la antesala. NORA. (Yendo hacia él. )iCon qué impaciencia te esperaba, Torvaldo! HELMER: ¿E 30F la antesala. ) HELMER: ¿Era la costurera? NORA: No; era Cristina. Esté ayudándome a arreglar el traje. Ya verás qué bien voy a quedar. HELMER: Sí; ¿no he tenido una buena idea? NORA: iMagn[fica! Pero yo a mi vez tengo el mérito de procurar complacerte. HELMER. (Acariciándole el por complacer a tu marido?… Bueno; ya sé que no es eso lo que querías decir. Pero no deseo estorbarte más, porque irás a probarte, supongo.

NORA: ¿Y tú irás a trabajar? HELMER: Sí. (Le enseña un rollo de papeles. ) Mira: he estado en el Banco… (Se dirige a. su despacho. ) NORA: iTorvald0! HELM ER: (Deteniéndose. ) ¿Qué? NORA: Si tu ardillita te pidiera encarecidamente una cosa.. HELMER: ¿Qué cosa? NORA: ¿La harías? HELMER: Primero necesito saber de qué se trata, como es natural. NORA: Si quisieras ser tan bueno y complacerme, la ardillita brincaría de gozo… HELMER: yaya! Dime qué es. HELMER: Nora, espero que no Insistirás en lo que pretendías esta manana. NORA: (Aproximándose. )Sí, Torvaldo… iTe lo pido por favor!

HELMER: ¿Y te atreves a volver a hablarme de ese asunto? NORA: Anda, sé complaciente. Deja que continúe Krogstad en el Banco. HELMER: Pero, si ya he destinado ese puesto a la señora Linde. NORA: SÍ, has sido muy amable; pero puedes despedir a otro empleado en lugar de Krogstad. HELMER: iEres de lo más testaruda! ¿Crees que yo, porque le hayas prometido irreflexiv eder en favor suyo…? 40F NORA: Si no es por eso, TO r ti. Tú mismo me has eso, Torvaldo. Es por ti. Tú mismo me has dicho que ese hombre escribe en los peores periódicos. Puede hacerte muchísimo daño. Le tengo miedo… HELMER: Sí, ya comprendo.

Te acuerdas de lo que pasó en otra época, ¿no? NORA: ¿Qué quieres decir? HELMER: Me figuro que piensas en tu padre. NORA: SÍ, ciertamente; no olvides lo que escribieron en los periódicos personas viles, diciendo verdaderas atrocidades de él. HELMER: Da lo mismo. Dices que mis razones son mezquinas; luego debo de serlo yo. Pues ha llegado el momento de poner fin a todo esto. (Dirigiéndose a la puerta de la antesala. ) iElena! (Buscando entre SUS papeles). (Entra la doncella. ) Toma esta carta y entrégala en seguida a un mozo para que la lleve, ideprisa! Las señas están en el sobre. Aquí tienes dinero.

ELENA: Bien, señor. (Se marcha con la carta. ) HELMER: (Conforme recoge los papeles. ) Ahora verás. NORA: (Sin contiene esa carta? HELMER: La cesantía de Krogstad. NORA: iRecupérala, Torvaldo! Todavía estás a tiempo. Tú no sabes lo que puede esto acarrearnos. HELMER: Ya es tarde. NORA: Sí, demasiado tarde. HELMER: Nora, te perdono esa angustia que experimentas, aunque, en el fondo, constituye para mi un insulto. NORA. iSerenidad…! ilJn recurso!.. _ (Campanillazo. ) El doctor Rank… iAntes cualquier cosa! iSea lo que sea! (Se pasa la mano por la cara, recobrándos doctor Rank… iAntes cualquier cosa! iSea lo que sea! Se pasa la mano por la cara, recobrándose, y va a abrir la puerta de la antesala. Se ve al DOCTOR RANK colgando su abrigo de pieles. Empieza a oscurecer. ) Buenas tardes, doctor. Le he reconocido por la manera de llamar. No entre ahora a ver a Torvaldo; creo que está muy ocupado. DOCTOR RANK: ¿Y usted? NORA: (A la vez que el doctor entra en la sala y ella cierra la puerta. ) Ya sabe que para usted siempre tengo un momento. DOCTOR RANK: Muy agradecido. NORA: ¿Aguarda algún acontecimiento? DOCTOR RANK: El acontecimiento previsto desde larga fecha. Pero no creía que viniera tan pronto. NORA: (Cogiéndole del ha llegado a saber?

No puede negarse a decírmelo, doctor. DOCTOR RANK: (se sienta al lado de la estufa. )La cosa va de mal en peor. No tiene remedio. NORA: (Con un suspiro de alivio. ) ¿Se refiere a usted?… DOCTOR RANK: ¿A quién iba a referirme? Ya es inútil que me engañe a mí mismo. Dentro de un mes, probablemente, estaré pudriéndome en el cementerio. NORA: iOh, qué manera de hablan… DOCTOR RANK: No es para menos. Quiero decirle una cosa: Helmer, con su carácter delicado, tiene una verdadera aversión a todo lo que es repugnante. No quiero verle a mi cabecera… NORA pero, doctor… DOCTOR RANK: No quiero que venga. Le cerraría mi puerta.

Tan pronto como esté seguro del desastre, enviaré a usted mi tarjeta, marcada con una cruz negra, y asi se enterará de que ha mpezado la catástrofe. NORA: iHoy está usted t marcada con una cruz negra, y así se enterará de que ha NORA: iHoy está usted tremendo! iY yo que tenía tanta necesidad de verle de buen humor!… DOCTOR RANK: ¿Con la muerte a dos pasos? NORA: (Se tapa los oídos. )Está usted diciendo bobadas… iVamos, anímese! DOCTOR RANK. (Se levanta. )La encuentro más bromista de lo que sospechaba. NORA: Es que hoy estoy dispuesta a hacer locuras. DOCTOR RANK. Así parece. NORA: (Poniéndole las manos sobre los hombros. Querido doctor, no me avengo a que se muera usted, abandonándonos a Torvaldo y a mí. DOCTOR RANK: Es una ausencia que olvidará usted sin tardanza. NORA: (Le mira con angustia. ) ¿Usted cree?… DOCTOR RANK: Se contraen nuevas amistades, y después… NORA: ¿Que se contraen nuevas amistades? DOCTOR RANK: Eso harán usted y Helmer no bien haya desaparecido yo. Usted, por su parte, advierto que ya está empezando. ¿A qué venia aquí anoche la señora Linde? NORA: iHombre, no irá usted a tener celos de la pobre Cristina!. DOCTOR RANK: Sí, los tengo. Va a ser mi sucesora en esta casa. Cuando yo falte, esa mujer…

NORA: iChis!… No hable tan alto, está ahi dentro. DOCTOR RANK: ¿Hoy también?… ?Lo ve usted? NORA: Sólo ha venido a arreglar mi traje. (Sentándose en el sofá. ) Sea bueno, doctor; ya verá mañana lo bien que voy a bailar. Entonces podrá figurarse que no lo hago sino por usted… y por Torvaldo, naturalmente. (Saca varios objetos de la caja. ) NORA: Dr. r 7 OF NORA: Dr. rank seria usted capaz de hacerme un favor. Verá usted, doctor; tiene que ayudarme a evitar una cosa. Le consta lo mucho que me quiere Torvaldo quien no dudaría un momento en dar su vida por mí… DOCTOR RANK. (Inclinándose hacia ella. Nora, ¿cree usted tal vez que él es el único…? NORA. (Ligeramente agitada. ) iCómo! DOCTOR RANK: ¿… el único que con gusto daría por usted la vida? NORA. (Tristemente. ) Pero ¿usted…? DOCTOR RANK: Me he jurado a mí mismo que lo sabría usted antes de desaparecer yo. Y nunca hubiera hallado mejor ocasión que ésta… Sí, Nora, ya lo sabe. Y también sabe que puede confiar en mí como en nadie. NORA: (Levantándose, con toda tranquilidad. ) Déjeme pasar. DOCTOR RANK: (Dejándole paso, pero sin levantarse. ) Nora… NORA: (Desde la puerta de la antesala. )iElena, trae una lámpara! (Acercándose a la estufa. ) iAh! uerido doctor, eso está muy mal por su parte.. DOCTOR RANK: (Se levanta. ¿Está mal haberla querido más que a nadie? NORA: No, sno habérmelo dicho. No había ninguna necesidad… DOCTOR RANK: ¿Qué insinua usted?… ¿Lo sabía? (Entra la doncella con la lámpara, la deja encima de la mesa y vase. ) Nora, señora, permítame preguntarle si lo sabía. NORA: Ignoro si lo sabía o no… ¿Cómo ha sido usted tan torpe, doctor? icon lo bien que iba todo! DOCTOR RANK: En fin, por lo menos al presente tiene usted la seguridad de que estoy a su disposición en cuerpo y alma. ¿Quiere hablar sin 80F ambages? NORA de lo que ha pasado?

DOCTOR RANK: Se lo ruego, dígame qué hay. NORA: Ya no puedo decirle nada. DOCTOR RANK: Sí, sí; no me castigue de ese modo. Déjeme hacer por usted cuanto sea humanamente posible. NORA: Por lo demás, presiento que no necesitaré ayuda al cabo. Verá cómo todo han sido alucinaciones mías. (Se sienta en la mecedora, afrontándole, sonriente. ) iPues si que es usted un caballero, doctor! ¿No se abochorna ahora, con la luz encendida? DOCTOR RANK: No; sinceramente, no. Pero ¿será cuestión de que me marche… para siempre? NORA: NI por asomo. Tiene que seguir viniendo como antes. Sabe muy bien que Torvaldo no puede pasarse sin usted.

DOCTOR RANK: Bueno; pero… ¿y usted? NORA: ¿Yo?… Se me antoja todo tan agradable cuando usted viene… ELENA: (Que entra por la antesala. )Señora… (Secretea con ella un momento y le entrega una tarjeta. ) NORA: (Mirando la tarjeta. )iAh! (Se la guarda en el bolsillo. ) DOCTOR RANK: ¿Algún contratiempo? NORA: No, no, nada; es solamente… mi vestido nuevo. DOCTOR RANK: íCómo! Pero si está ahí. NORA: iAh! sí, ése; pero es otro que he encargado… No quiero que lo sepa Torvaldo… DOCTOR RANK: iYa!… ¿Conque era ése el gran secreto? NORA: Pues claro. Pase usted a ver a Torvaldo; está en el espacho del fondo.

Y procure distraerle mientras tanto… DOCTOR RANK: Esté usted tranquila, que no se me escapará. (Entra en el despacho. ) NORA: (A la doncella. )¿Y está esperando en la cocina? ELENA: Sí, señora; ha venido por la escalera de servicio… NORA: ¿No le has dicho que tenía visita? ELENA: Sí; pero ha sido en bal la escalera de servicio… ELENA: Sí; pero ha sido en balde. NORA: ¿No ha querido marcharse? ELENA: No; dice que no se irá hasta haber hablado con la señora. NORA: Bueno; hazle que pase, pero con cautela… No se lo digas a nadie, Elena; es una sorpresa para el señor.

ELENA: Sí, sí, comprendo. (Base. ) NORA: Ya ha llegado el momento fatal. Tenía que ser… No, no; no puede ser. (Echa el pestillo a la. puerta del despacho. ELENA, que vuelve, abre la de la antesala, dando paso a KROGSTAD, y la cierra. KROGSTAD viste abrigo y gorro de pieles. NORA avanza hacia él. ) Hable bajo; mi marido está en casa. desea usted de KROGSTAD. Un pormenor. NORA. Dése prisa. ¿Qué es? KROGSTAD. Sabrá usted que he recibido la cesantía. NORANo pude evitarlo, señor Krogstad. He defendido con el mayor empeno su causa, pero en vano. KROGSTAD. ¿Tan poco la quiere a usted su esposo?

Conoce a lo que puedo exponerla, y con todo, se atreve… NORA¿Cómo supone usted que él está al corriente? KROGSTAD. La verdad es que no lo supongo. No creo que mi buen Torvaldo Helmer tenga valor… NORA. Señor Krogstad, le exijo respeto para mi marido. KROGSTAD. Eso es… todo el respeto que se merece. Pero. , en vista de que oculta usted ese asunto con tanto interés, me tomo la libertad de presumir que está mejor informada que ayer de la importancia de lo que hizo. NORA. Mejor que hubiera podido ser por usted. KROGSTAD. Sin duda; un jurista tan malo como yo.. NORA. ¿QLlé desee usted de mi? 0 DF 13