Antonio Gramsci – Conceptos sobre Pedagogía y Política

Antonio Gramsci – Conceptos sobre Pedagogía y Política Este problema del logro de una unidad cultural-social sobre la base de una común y general concepción del mundo puede y debe aproximarse al planteamiento moderno de la doctrina y de la práctica pedagógica, según la cual el rapport entre maestro y alumno es un rapport activo, de relaciones recíprocas, por lo que todo maestro sigue siendo alumno y todo alumno es maestro.

Pero el rapport pedagógico no puede limitarse a las relaciones especificamente «escolares», mediante las cuales las nuevas generaciones entran en contacto con las viejas absorbiendo e ellas las experiencias y valores históricamente necesarios, y lo View next pase «madurando» y desa y culturalmente supe r. en su totalidad y enc ai castas intelectuales y gobernados, entre éli sonalidad histórica OF40 en toda la sociedad los demás, entre obernantes y gentes y dirigidos, entre vanguardias y cuerpos de ejército.

Toda relación de «hegemonía» es necesariamente un rapport pedagógico y se verifica no sólo en el interior de una nación, entre las diferentes fuerzas que la componen, sino en todo el campo internacional y mundial, entre conjuntos de civilizaciones nacionales y continentales. MS, p. 6. Intelectuales y hegemonía Queridísima Tatiana. El estudio que he realizado sobre los intelectuales es muy amplio como diseño y, en realidad, no creo que existan en Italia libros sobre este tema. Existe ciertamente mucho material material erudito, pero disperso en un número infinito de revistas y archivos históricos locales. Por otra parte, yo extiendo mucho la noción de intelectual, sin limitarme a la noción corriente que hace referencia a los grandes intelectuales.

Este estudio lleva también a ciertas determinaciones del concepto de Estado, normalmente entendido como sociedad política (o dictadura, aparato coercitivo para conformar la masa popular según el tipo de producción y la economía de un momento dado) y no como un equilibrio entre la Sociedad política y la Sociedad civil (o hegemonía de un grupo social sobre toda la sociedad nacional ejercida a través de las organizaciones denominadas privadas, como la Iglesia, los sindicatos, las escuelas, etc. precisamente en la sociedad civil operan de modo especial los intelectuales (Ben. Croce, por ejemplo, es una especie de papa laico y un instrumento eficacísimo de hegemonía, aunque de vez en cuando pueda encontrarse en oposición a tal o cual gobierno, etc. Esta concepción de la función de los intelectuales, en mi opinión, ilustra la razón o una de las razones de la caída de las Comunas medievales, es decir, del gobierno de una clase económica que no supo crearse una categoría propia de intelectuales y ejercer, por tanto, una hegemonía, además de una dictadura; los intelectuales italianos no tenían un carácter popular-nacional sino cosmopolita y basado en un modelo de la Iglesia, y a Leonardo le era Indiferente vender al duque Valentino los diseños de las fortificaciones de Florencia.

Las Comunas fueron, pues, un estado indicalista que no llegó a superar esta fase y a convertirse en un Estado inte 2 40 estado sindicalista que no llegó a superar esta fase y a convertirse en un Estado integral como en vano indicaba Maquiavelo, el cual pretendía, a través de la organización del ejército, organizar la hegemonía de la ciudad sobre el campo, por lo que puede llamársele el primer jacobino italiano (el segundo ha sido Carlo Cattaneo, pero éste con demasiadas quimeras en la cabeza).

De todo esto se infiere que el Renacimiento debe considerarse como un movimiento reaccionario y represivo en oposición al desarrollo e las Comunas, etc. Te hago estas alusiones para persuadirte de que todo periodo de la historia italiana, desde el Imperio Romano hasta el Risorgimiento, debe considerarse desde este punto de vista monográfico.

C, 210, 7 de septiembre de 1931 Queridísima ania ) Ya hice alusión a la importancia que concede Croce a su actividad teórica de revisionista y que, por su misma admisión explícita, todo su esfuerzo de estos últimos años como pensador se ha visto guiado por el intento de completar la revisión (del marxismo) hasta el punto de convertirla en liquidación.

Como revisionista ha contribuido a uscitar la corriente de la historia económico-jurídica (que, de forma atenuada, se ve hoy todavía representada sobre todo por el académico Gioachino Volpe); hoy ha dado forma literaria a esa historia denominada ético-política, de la que debería llegar a ser paradigma la Storia d’Europa. ¿En qué consiste la innovación realizada por Croce? ?Tiene ese significado que él le atribuye y, sobre todo, ese valor «liquidador» que él pretende? Concretamente puede decirse que Croce, en la actividad histórico-politíca, pone el acento tan sólo Y 40 histórico-politíca, pone el acento tan sólo en ese momento que e conoce en política como de la «hegemonía», del consenso, de la dirección cultural, para distinguirlo del momento de la fuerza, de la constricción, de la intervención legislativa y estatal o policial.

En realidad no se comprende cómo cree Croce en la capacidad de este planteamiento suyo de la teoría de la historia para liquidar definitivamente toda teoría de la praxis. Ha ocurrido precisamente que en el mismo período en que Croce elaboraba su diversora clava, la filosofía de la praxis, en sus más grandes teóricos modernos, era elaborada en el mismo sentido y revalorado precisamente de forma sistemática el momento e la «hegemon[a» o de la dirección cultural en oposición a las concepciones mecanicistas y fatalistas del economismo.

Se ha llegado incluso a afirmar que el rasgo esencial de la más moderna filosofía de la praxis lo constituye precisamente el concepto histórico-politico de «hegemon(a». Clases sociales y categorías intelectuales ¿Son los intelectuales un grupo social autónomo e independiente, o bien cada grupo social tiene su propia categoría especializada de intelectuales? El problema es complejo por las diferentes formas que ha adoptado hasta ahora el proceso histórico real de ormación de las diversas categorías intelectuales.

Las más importantes de estas formas son dos: l) Cada grupo social, al nacer sobre el terreno originario de una función esencial en el mundo de la producción económica, se crea a la vez, orgánicamente, una o varias castas de intelectuales que le dan homogeneidad y concienci 4 40 orgánicamente, una o varias castas de intelectuales que le dan homogeneidad y conciencia de la propia función no sólo en el campo económico, sino también en el social y político: el empresario capitalista crea el técnico industrial, el científico de a economía política, la organización de una nueva cultura, de un nuevo derecho, etc. etc. Hay que observar el hecho de que el empresario representa una elaboración social superior, ya caracterizada por una cierta capacidad dirigente y técnica (es decir, intelectual): debe poseer una cierta capacidad técnica, además de la esfera a la que se circunscribe su actividad e iniciativa, en otras esferas más, al menos en las más próximas a la producción económica (debe ser un organizador de masas de hombres; debe ser un organizador de la «confianza» de los «clientes» en su empresa, de los compradores de su mercancía, etc. Si no todos los empresarios, al menos una élite debe poseer una capacidad de organización de la sociedad en general, con todo su complejo organismo de servicios, hasta el organismo estatal, por la necesidad de crear las condiciones más favorables a la expansión de su propia clase -o por lo menos debe tener la capacidad de elegir a sus «delegados» (empleados especializados) a los que confiar esta actividad organizativa de las relaciones es generales externas a la empresa.

Puede observarse que los intelectuales «orgánicos» que cada nueva clase crea consigo misma y elabora en su desarrollo progresivo, son por lo general ?especializaciones» de aspectos parciales de la actividad primitiva del tipo social nuevo que ha sacado a relucir la nueva clase. Incluso, los señores feud s ap 40 Incluso, los señores feudales eran detentores de una peculiar capacidad técnica, la militar, y es precisamente a partir del momento en que la aristocracia pierde el monopolio de la capacidad técnico-militar, cuando se inicia la crisis del feudalismo.

Pero la formación de los intelectuales en el mundo feudal y en el precedente mundo clásico es una cuestión que requiere un estudio aparte: tal formación y elaboración sigue vías y odos que es preciso estudiar concretamente. Así hay que observar que la masa de los campesinos, aunque lleve a cabo una función esencial en el mundo de la producción, no elabora propios intelectuales «orgánicos» y no «asimila» ninguna casta de intelectuales «tradicionales», aunque otros grupos sociales arrebaten a la masa de campesinos a muchos de sus intelectuales y muchos intelectuales tradicionales sean de origen campesino. ) Pero cada grupo social «esencial», al emerger a la historia de la precedente estructura económica y como expresión de su desarrollo (de esta estructura), ha encontrado, al menos en la istoria que se ha hilvanado hasta ahora, categorías intelectuales preexistentes y que a aparecían más bien como representantes de una continuidad histórica ininterrumpida hasta con los más complicados y radicales cambios de las formas sociales y políticas.

La más típica de estas categorías intelectuales es la de los eclesiásticos, monopolizadores durante largo tiempo (por toda una fase histórica que se caracteriza más bien por este monopolio) de algunos servicios importantes: la ideología religiosa, es decir, la filosofía y la ciencia de la 6 40 algunos servicios importantes: la ideología religiosa, es decir, la ilosofía y la ciencia de la época, con la escuela, la instrucción, la moral, la justicia, la beneficencia, la asistencia, etcétera.

La categoría de los eclesiásticos puede considerarse como la categoría intelectual orgánicamente ligada a la aristocracia fundista: era equiparada jurídicamente a la aristocracia, con la que compartía el ejercicio de la propiedad feudal de la tierra y el uso de los privilegios estatales vinculados a la propiedad.

Pero el monopolio de las superestructuras por parte de los eclesiásticos (3) no se ha ejercido sin lucha y limitaciones, por lo que se han visto nacer en diferentes formas (que han e buscarse y estudiarse concretamente), otras categorías, favorecidas y engrandecidas por el reforzamiento del poder central del monarca, hasta el absolutismo.

Así se viene formando la aristocracia de la toga, con sus propios privilegios, una casta de administradores, etc. ; científicos, teóricos, filósofos no eclesiásticos, etc. pero como estas diferentes categorías de intelectuales tradicionales sienten con «espíritu de cuerpo» su ininterrumpida continuidad histórica y su «cualificación», así ellos se ponen a si mismos como autónomos e independientes del grupo social ominante.

Esta autoposición no se produce sin consecuencias en el campo ideológico y político, consecuencias de gran alcance: toda la filosofía idealista puede fácilmente vincularse con esta posición asumida por el complejo social de los intelectuales, y puede definirse la expresión de esta utopía social por la cual los intelectuales se crean «independientes», autónomos, revesti 40 utopía social por la cual los intelectuales se crean «independientes», autónomos, revestidos de características propias, etc.

Hay que observar, sin embargo, que si el papa y la alta jerarquía e la Iglesia se creen más ligados a Cristo y a los apóstoles de lo que puedan estarlo a los senadores Agnelli y Benni, esto no es aplicable a Gentile y Croce, por ejemplo; Croce, sobre todo, se siente fuertemente ligado a Aristóteles y a Platón, pero tampoco disimula su ligazón a los senadores Agnelli y Benni, y en ello precisamente reside la característica más relevante de la filosof[a de Croce. (1) Para esclarecer este punto, es conveniente examinar los Elementi di scienza política (nueva edición aumentada de 1 923), de Mosca.

La denominada «clase política» de Mosca no era otra osa que la categoria intelectual del grupo social dominante: el concepto de «clase política» de Mosca debe aproximarse al concepto de Pareto, que es otro intento de interpretar el fenómeno histórico de los intelectuales y su función en la vida estatal y social. El libro de Mosca es una enorme miscelánea de carácter sociológico y positivista con la tendenciocidad de la política inmediata que lo hace menos indigesto y literariamente mas vivaz. 2) Para una categoría de estos intelectuales, la más importante tal vez después de la «eclesiástica», por el prestigio y la función ocial que ha desempeñado en las sociedades primitivas la categoría de los médicos en sentido lato, es decir, de todos aquellos que «luchan» o demuestran luchar contra las enfermedades y la muerte- será preciso confrontar la Storia decía medicina, de Arturo- Castiglioní. Recuérdese que ha habido cone 8 40 preciso confrontar la Storia decía medicina, de Arturo- Castiglioní.

Recuérdese que ha habido conexión entre la religión y la medicina, y todavía sigue habiéndole en ciertas zonas: hospitales a cargo de religiosos por ciertas funciones organizativas, aparte del hecho que donde aparece el médico aparece el cura exorcismos, asistencias diversas, etc. ). Muchas grandes figuras religiosas también eran y fueron concebidas como grandes «terapeutas»: la idea del milagro hasta en la resurrección de los muertos.

Hasta para los reyes subsistió durante largo tiempo la creencia de que curasen con la imposición. de manos, etc. (3) De ahí ha nacido la acepción general de «intelectual» o de «especialista», de la palabra «clérigo», en muchas lenguas de origen neolatino o fuertemente influenciadas, a través del latín de la Iglesia, por las lenguas neolatinas, con su correlativo de «laico» n el sentido de profano, no especialista.

Todos los hombres son intelectuales ¿Cuáles son los límites «máximos» de la acepción de «intelectual»? ¿Puede hallarse un criterio unitario para caracterizar del mismo modo a todas las diferentes y dispares actividades intelectuales y para distinguir a éstas a la vez y de forma esencial de las demás agrupaciones sociales?

El error metódico más difundido me parece que consiste en haber buscado este criterio de distinción dentro de las actividades intelectuales en vez de hacerlo en el conjunto del sistema de relaciones en que tales actividades (y por anto los grupos que las representan) vienen a encontrarse en el conjunto general de las relaciones sociales. Y en cambio el obrero o proletario, por ejemplo, no se caracte 40 general de las relaciones sociales.

Y en cambio el obrero o proletario, por ejemplo, no se caracteriza específicamente por el trabajo manual o instrumental, sino por este mismo trabajo en determinadas condiciones y en determinadas relaciones sociales (dejando a un lado la consideración de que no existe trabajo puramente físico y que incluso la expresión de Taylor de «gorila amaestrado» es una metáfora para indicar un limite en una cierta irección: en cualquier trabajo físico, incluso en el más mecánico y degradado, existe un mínimo de cualificación técnica, es decir, un mínimo de actividad intelectual creadora).

Y ya hemos observado que el empresario, por su misma función, debe poseer en cierta medida un cierto número de cualificaciones de carácter intelectual, aunque su figura social no esté determinada por ellas sino por las relaciones generales sociales que precisamente caracterizan la posición del empresario en la industria. Todos los hombres son intelectuales, podría decirse por tanto; mas no todos los hombres tienen en la sociedad la función de ntelectuales. 4) Cuando se distingue entre intelectuales y no intelectuales, en realidad nos referimos tan sólo a la inmediata función social de la categoria profesional de los intelectuales, es decir, nos atenemos a la dirección en la que gravita el peso mayor de la actividad específica profesional, si en la elaboración intelectual o en el esfuerzo muscular-nervioso. Esto quiere decir que, si puede hablarse de intelectuales, no puede hacerse lo mismo de los no intelectuales, porque los no intelectuales no existen. Pero la misma relación entre esfuerzo de elaboración intelectu 10 40