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3459ta4hmw gy kimberlomc I 14, 2016 85 pagcs índice Sinopsis Capitulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3 Capítulo 4 Capítulo 5 Capítulo 6 capítulo 7 Capítulo 8 Capítulo 9 Capitulo 10 Sobre el Autor Créditos very ha descubierto, hecho para PACE 1 to View nut*ge corazón no está ser el de una prostituta. Se siente demasiado atraída por Sean. Avery no sólo quiere su cuerpo, quiere su corazón. Cuando él la despide, queda devastada. Tratar de recoger las piezas es difícil, sobre todo cuando no puede conseguir otro trabajo.

Atrapada entre la espada y la pared con su jefa, todo lo que mporta es hacer feliz al próximo cliente, pero las cosas no van como deberían. Para empeorar las cosas, Sean se presenta en el peor momento posible. Avery sueña con la vuelco como si fuera a enfermarme. Le di mi corazón y el maldito me lo devolvió, como si estuviera roto. Como si no me quisiera. Quizás lanzarle todo el dinero a Sean fue estúpido, pero tuve que hacerlo. No me doy la vuelta. No miro detrás de mí. Ya sé que Sean no está ahí. Él no me ama. Mientras camino a lo largo de la acera como si estuviera en un sueño, un auto avanza a mi lado.

Es tarde. No lo noto al principio. No es hasta que la ventana desciende y escucho una voz que me doy la vuelta y miro al auto. El viento azota mi cabello, enviando sus hebras volando en todas direcciones. Tengo mis zapatos en la mano. Estoy caminando sin nada en mis pies más que las medias. El frío del suelo quema a través de la seda. Es una de las pocas cosas que puedo sentir en la tormenta de dolor. Me está consumiendo, tragándome por completo. Esta es la razón por la que no tuve relaciones. Me mentí y dije que evitaba las relaciones debido a que mi horario no lo permitía, pero no era cierto.

Esquivé las elaciones, porque mi corazón no lo soportaría. He perdido a suficientes personas como para volver loco a cualquiera, pero de alguna manera seguí adelante. —Srta. Stanz —dice una voz masculina desde el auto. Puedo ver su rostro a través de la ventana abierta. Es uno de los sujetos que estuvo con la Srta. Black la primera vez que Sean activó mi brazalete. Lo miro con fijeza. ¿-l vient llorar, pero no is ojos, haciéndome 2 5 fijeza. El viento hace arder mis ojos, haciéndome llorar, pero no parpadeo. El coche se detiene y el hombre sale un momento después. Es enorme, lleno de músculos y fuerza.

No digo nada. Sus ojos se deslizan por mi cara como si así supiera lo que me hizo. —¿Está lastimada? —Niego con un gesto de la cabeza. Se acerca por mis zapatos, extiende su codo como un caballero y me escolta hacia el auto. Cuando nos deslizamos en el asiento trasero, me recuerda: —No puede abandonar las dependencias sin notificarlo a nuestro empleador. Tuvo suerte la última vez. —Su tono cambia y me doy cuenta que estoy en problemas. Una vez es perdonable, pero dos veces no. Me limito a asentir y mirar a través de la ventana. El hombre no dice mucho hasta que nos aproximamos al edificio e la Srta.

Black. —Escuche, no sé cuál es su historia o por qué hizo lo que hizo, pero este trabajo no es para las personas que no pueden controlar su mierda. Es una actuación. Las mujeres que logran entenderlo sobreviven. Las que no aprenden la lección quedan heridas de por vida. No hay tal cosa como «solo sexo», Srta. Stanz. Pero a la vez, eso es lo que uno tiene que pensar con el fin de sobresalir en este trabajo. Parpadeo. La sorpresa cruza mi cara. ¿Por qué me está diciendo esto? —¿Soy tan transparente? La comisura de su boca se tuerce hacia arriba. Al parecer así es. Me dice: No puede enamorarse d logrará.

Descubra una 85 manera de enamorarse de ellos. No lo logrará. Descubra una manera de endurecer su corazón. No los deje entrar, nunca. El coche se detiene. Respirando hondo, me Inclino hacia adelante para salir. Miro al sujeto y le digo: —Gracias. —¿Por qué? —pregunta. La expresión en su rostro dice que las otras chicas no hablan mucho con él. Parece sorprendida de que yo haya dicho algo. Me encojo de hombros. —por haberme encontrado y ayudado. No sirvo para esto, pero no hay otra manera. Sus ojos oscuros parecen demasiado gentiles para alguien con specto de matón. Mira hacia el edificio y luego vuelve a mirarme.

Tengo la sensación de que no debería estar hablando conmigo, ni hablar de lo que está a punto de decirme. —Cuando entres, Black va a reprenderte. Acéptalo. No balbucees o le des cualquier tipo de contestación y ella te conservará. Inventa excusas y te echará a la calle. —No dice nada más. En cambio, abre la puerta y sale hacia la acera. Me deslizo detrás de él y le doy un sutil asentimiento para agradecerle. No puedo perder este trabajo. Me entrega mis zapatos y me los vuelvo a poner. Mis medas están arruinadas. Tienen hileras corridas que suben por mis piernas de haber caminado descalza.

Respirando hondo, entro preparo. Blackva a dirijo al elevador. Me 4 85 Mis nervios ya se han disparado. Me siento entumecida, como si hubiera sido abofeteada vanas veces. La puta vida me sigue abofeteando, pero me sigo levantando. El ascensor me lleva arriba y se detiene en el piso diecisiete. Bajo y entro en la oficina. Apenas hay luces encendidas. Me dirijo hacia atrás, al escritorio de la Srta. Black. Giro para entrar en su oficina, pero no hay nadie allL Alguien carraspea detrás de mí. Me doy vuelta y veo a Black entada en el sillón con una taza de café en sus manos. Sus delgadas piernas cruzadas en la rodilla.

Se ve regia y enojada. —Nunca, y me refiero a nunca, ha llamado un cliente y pedido a una chica diferente. ¿Qué hiciste, Avery? ¿Qué pudiste hacer que molestó tanto al cliente que te botó a mitad de tu cita? —Sus ojos oscuros son duros. Perforan a través de mí como si yo fuera la persona más irritante que ha conocido. Mueve la mandíbula. Puedo ver que la Srta. Black quiere gritar, pero se contiene. Apatía. No tiene que importarme. Tengo que decir que es mi culpa y convencerla e que no estropearé nada más. Mi mirada está en la alfombra. No alzo los ojos cuando hablo. —Es mi culpa.

Hice algo que le recordó al Sr. Ferro a alguien. Lo puso nervioso. No hay excusa para ello. Tomaré toda la responsabilidad por mis accones. Esto no es lo que esperaba escuchar. Black baja la taza y se endereza, desplegando s 5 las piernas a medida que I las piernas a medida que lo hace. —¿Le recordaste a alguien? —Asiento—. ¿Cómo lo sabes? —Me lo dijo anoche. Black permanece callada por un momento. Sus ojos se deslizan por mí mientras piensa. Puedo decir que todavía quiere echarme una bronca. ??¿Por qué no esperaste al coche en el hotel? Luego de que el Sr. Ferro me llamó, colgué y te llamé.

No respondiste el teléfono y dejaste el recinto. Tuve que enviar a Gabe a encontrarte. Trago saliva. No sé qué decir, así que le cuento la verdad. —No sabia qué hacer. Es mi culpa. No respondí el teléfono, porque tenía miedo de que fuera a despedirme. —Black me mira. Siento su mirada en mi rostro. Su enojo es palpable. Cuelga en el aire, espeso como la niebla nocturna. Finalmente la miro—. Necesito el trabajo. La Srta. Black se pone de pie y camina hacia mí. Sus brazos están cruzados sobre su echo. Sus ojos entrecerrados en rendijas, por lo que apenas puedo ver sus ojos.

Es un tigre esperando despedazarme, pero no me acobardo. No me rindo. Su voz es desapasionada cuando pregunta: —¿Por qué debería conservarte? La desesperación sube por mi garganta y me asfixia. Es todo. Va a despedir mi trasero y no hay nada que pueda hacer al respecto. Estaré viviendo en una caja de cartón con un corazon roto por el resto de mi vida. No puedo procesarlo. No puedo entender el tamañ mi error de confiar en 6 5 Sean, de decirle lo decirle lo que siento. Derramé mi alma y actuó como si hubiese vomitado n sus zapatos. Mi boca está seca. Lamo mis labios y formo una respuesta en mi mente.

Cuando hablo, sueno como si estuviera rogando, probablemente porque lo hago. Mi voz sale apresurada. —Porque haré lo que sea. Porque no les recordaré a alguien a quien amaron. Porque… La Srta. Black me interrumpe. —Oh Avery, cierra la boca. —Black se aprieta el puente de la nariz como si tuviera el peor dolor de cabeza del mundo. Mi corazón late con más fuerza. ¿Esto podría joderse más de lo que ya está? No puedo ser despedida, simplemente no puedo. Veo mi vida terminando y todo por o que trabajé tan duro alejarse revoloteando. Trago saliva. Sus ojos oscuros se entrecierran.

Quiere arrancarme la cabeza. Me mira así por varios instantes. Entonces despliega los brazos que estaban firmemente pegados a su pecho. Tomando mi barbilla en sus manos, Black inclina mi cara hasta que nuestras miradas se encuentran. Debería despedirte por esto. Debería dejarte sin un centavo y no sentir el más mínimo remordimiento. La miro preguntándome cómo llegó a dónde esté ahora. Me pregunto por el sujeto que dejó ir. Me pregunto si está sola porque quiere estarlo o si es porque este rabajo jodió su mente y n po. Es un precio que no considero. Nunca podrían llegar a esto.

Inhalo lentamente y resisto el impulso de cerrar mis dedos en puños. Mi mundo se está cayendo a pedazos. Necesito el trabajo, pero no me voy a arrodillar. Nos miramos fijamente. No aparto mis ojos y ella tampoco lo hace. Ninguna habla. Es como un enfrentamiento y sé que en cualquier segundo, Black lo dirá y estaré muerta. No hay más oportunidades. Lo arruiné. Metr la pata y este es el precio. Cuando me vuelve a mirar, su expresión lívida se suawza. Sacude la cabeza y sus brazos caen a sus costados. La lucha se derrama fuera de su cuerpo y finalmente puedo volver a respirar.

La Srta. Black se aleja y se vierte más café. Sin mirarme, dice: Sería una pena despedirte. Hay tanto potencial. Lo veo en tus ojos. —Se da la vuelta, removiendo el líquido caliente y me observa—. Pero, eres un cascaron vacío. Lo único que mantiene tu cuello por encima del agua es tu desafío, tu completo rechazo a darte por vencida. Si me entregaras ese último trozo de resistencia, podría convertir tu vida en un sueño, pero eres insolente, Aveny. Te dije que mantuvieras tu vida personal fuera de esto. ??Black toma un sorbo del café en sus manos y luego lo baja.

Camlna, pensando. Cada centímetro de mi cuerpo está luchando. Quiero gritar que no es mi culpa. Quiero decirle que Sean me engañó, que me hizo creer que le importaba, pero 8 5 nunca le importé. Todas e on tóxicas. Si las digo, palabras son tóxicas. Si las digo, nunca volveré a trabajar para Black, así que aflojo la mandlbula e intento no reaccionar. Me pregunto si sabe la extensión de mi estupidez, me pregunto si Sean le dijo lo que le dije. El pánico corre por mis venas, pero permanezco inmóvil. Evito que el miedo uble mis ojos con lágrimas.

Lo cierro bajo llave y me muerdo la lengua antes de que pueda hacer más daño. La mirada frustrada de la Srta. Black se reduce sobre mí, y se detiene en seco. Apuntando un dedo perfectamente manicurado hacia mí, dice: —Harás exactamente lo que te diga. Tomarás los clientes que te dé y me agradecerás por ello. Ya no tienes nada más que decir al respecto. ¿Me entiendes? Asiento, aunque no estoy segura de lo que ella intenta hacer conmigo. Sé que tengo suerte, sin embargo. Algo en la mirada de Black cambia y sé que ha decidido mantenerme aquí. Ella extiende su mano. ???Devuélveme el dinero de esta noche, y sigamos adelante. Maldición. No puede hablar en serio. Mi cara se sonroja con confusión. Devolverlo? Black chasquea los dedos y empuja su mano hacia mí. —Sí. No terminaste tu trabajo. Honestamente, dime, ¿crees que deberías recibir pago como si lo hubieras terminado? —Arquea una ceja hacia mí y mueve los dedos con impaciencia, esperando que le dé el dinero en la mano. Necesito el trabajo, pero n prender que no reciba pago. Quiero controlar mi temperamento, pero no puedo. Doy un paso hacia ella y miro su palma, y luego subo a su rostro. ???Sí, creo que debería ser pagada y la razón es realmente simple… él me folló. Me usó más de una vez. Estuve con él por dos noches, dejándolo tenerme a su manera. Reitero, tuvo sexo conmigo y sí, quiero ser pagada por eso. —Mis musculos se tensan, es todo lo que puedo hacer para mantener un gramo de compostura y no gritarle en la cara. Esto es culpa de Sean. Si no me hubiera regresado, esto no habría pasado. La Srta. Black parece irritada. Dobla sus brazos sobre su pecho cuando hablo. Su cuello se inclina graciosamente hacia un lado. Black me deja hablar, sin parpadear.

El músculo en su mandíbula salta, como si quisiera gritar. Levanta un solo dedo y responde. —Estuviste con él una noche. Esta noche, te echó y pidió un reembolso. Intento con tanta fuerza contener mi ira. Quiere estallar de mis labios y arrojar cosas terribles por todas partes. Estoy tan enojada que tiemblo. Respondo: —Ya no soy virgen y es su culpa. No puedo pedir otra vez ese precio. Merezco al menos la mitad de mi pago. Black avanza hacia mi con furia en los ojos, pero no retrocedo. Su nariz está a una fracción de centímetro de —No te mereces una mie quí porque digo que