50 Rafael Guijarro Licenciado en Filología Hispánica y Periodismo por la Universidad Complutense, ha ejercido como periodista y columnista en múltiples publicaciones El cine como camino para comprender mejor a los demás y comprenderse mejor a uno mismo Palabras clave: cine, conocimiento elículas comunicación, sueños QUÉ ES EL CINE Cada vez que vamos no llama la atención PACE 1 org to View nut*ge queño milagro que muy acostumbrados a que suceda.
Se apagan las luces de la sala y sobre una pared blanca empiezan a proyectarse unas sombras que se mueven, mientras desde las paredes laterales de la sala se oyen sonidos músicas, generalmente acompasados al movimiento de las sombras. Si no estuviéramos un poco locos, esa sesión de cine parecería una locura total. ¿Qué hace cualquiera sentado junto a un buen puñado de gente en unas butacas alineadas y orientadas hacia la pared blanca, mirando todos en silencio durante un par de horas a esa pared sobre la que se proyectan unas sombras de tamaño descomunal mientras se oyen esos ruidos, música y voces desde las paredes laterales?
Es un fenómeno cosa: salir a pasear, a bailar, leer un libro, soñar, re(r, hablar con las personas que más queremos simplemente estar con ellas pacíficamente, sin tener que sentirse interpelado por esas sombras y esas voces que reclaman nuestra atención en la sala a oscuras de una sesión de cine? Es cierto que los seres humanos somos capaces de hacer cosas a veces completamente disparatadas.
Es también cierto que a veces nos gusta ir en busca de lo inesperado, de sensaciones que nunca hemos sentido, de lo que se nos presenta como una novedad que exige riesgo y determinacion, o una cierta dosis de exceso en busca de esa nueva sensacón, sn saber de antemano si se alcanzará una experiencia nueva que sumar a todas las que hemos vivido antes. Todo eso es verdad pero ¿sentarse en la butaca de una sala a oscuras pertenece a ese tipo de actividades, o nos metemos allí porque no tenemos otra cosa que hacer?
El cine puede ser eso y mucho más, y también eso y mucho menos, una actividad sin ninguna trascendencia que sólo sirve para entretenerse un rato. En cualquier caso, algo debe tener para conseguir que tanta gente trabaje simultáneamente en la busca de un objetivo común. Al final de las películas, cuando la pantalla se vuelve a negro, aparecen los nombres de las personas que han intervenido en la construcción y puesta a punto de esas dos horas de sombras, voces, usica y ruidos, y suelen ser una multitud considerable, incluso hasta en las películas de más bajo presupuesto.
Muchísima gente ha dedicado una parte de su vida a fabricar esa películas de más bajo presupuesto. fabricar esa cosa que llamamos cine, y muchísima más ha trabajado para distribuirla por todas las salas, hasta la taquillera o el acomodador, para que a la hora prevista en cada una de ellas se ofrezca a la mirada de los espectadores. Y si la película tiene éxito, se pueden llegar a contar por millones las personas que van a ver esa misma pel[cula, en cualquiera de las muchas partes del mundo en onde se proyecta, sea en Denver, o en La Almunia de Doña Godina. Singapur, Londres o Ciudad del Cabo. ?De qué estamos hablando cuando hablamos de cine? ¿Qué es eso capaz de concentrar en dos horas de proyección tantas ilusiones, sueños, esperanzas, tantas horas de trabajo de gente normalmente inteligente, y algunos y algunas especialmente guapos,por los que la gente los idolatra o quiere parecerse a ellos, para que a través de ellos nos reconozcan los demás? Pues estamos hablando de uno de los fenómenos más grandes y más hermosos que se pueda dar simultáneamente, de entendimiento entre personas de cualquier entalidad, de cualquier formación o edad, de cualquier lugar del mundo.
Es posible que nos cueste más entendernos con el vecino en una junta de vecinos, que con personas de todo el mundo a las que no conocemos de nada, pero que acuden como nosotros a 51 ver la misma película en esas salas oscuras de proyección que hay por todo el mundo, en silencio y mirando de frente a la pantalla. Solamente hay un tipo de acontecimientos que provo 31_1f8 y mirando Solamente hay un tipo de acontecimientos que provocan una mayor coincidencia de las personas y son los eventos transmitidos por televisión en el mismo instante en el ue se están produciendo, lo que se llama en directo.
En lo demás las televisiones están mucho mas fragmentadas y no suelen ofrecer simultáneamente un mismo programa con la misma intensidad de la programación cinematográfica en las salas de todo el mundo, sino una colección de contenidos diferentes a los que se suma cada uno como mejor le viene. Internet es más global que las televisiones, y también más fragmentado. Solo consigue aunar grandes audiencias ante los sucesos inevitables o los previsibles. El cine es la única actividad que aúna en cantidades multitudinarias a gentes que la buscan, la quieren realizar y isfrutan con ella, teniendo todos una intención común.
El libro es el instrumento más preciso para compartir contenidos, incluso a lo largo del tiempo, de los siglos, de las mentalidades diferentes e incluso opuestas. Y siempre ha sido el mejor y más eficaz núcleo de unlón entre quienes nos precedieron y quienes nos seguirán, incluso cuando las situaciones de comunicación resulten dificultosas como después de una guerra mundial que destruya los edificios, las salas de cine, que corte la electricidad y lo deje todo a oscuras. La reconstrucción vendrá de los libros que queden y de la gente que sepa eerlos, cuando no haya ninguna otra cosa que funcione.
Lo escrito permanecerá, con todo, o gran parte, de su sentido haya ninguna otra cosa que funcione. sentido intacto, cuando se hayan destruido o queden dañados los demás medios de comunicación, por culpa de una catástrofe natural o inducida. El cine, en cambio, es el gran instrumento de comunicación y entendimiento de los que quieren sentir las mismas cosas, sintiéndose además compañeros y coetáneos de los otros. Y tal vez por eso, exista ese artefacto tan complicado de fabricar, que ha necesitado el ingenio de muchas personas para llegar a lo que es.
Lo especiTico del cine es la generación de lo que se suele llamar un mundo compartido. La sintonía de los espectadores en la sala ante la película que están viendo, anticipa y sugiere la sintonía con cualquier espectador de cualquier otro lugar. Para compartir esa mirada cósmica, aunque sólo pueda ser durante un par de horas, es para lo que ha trabajado esa innumerable cantidad de personas, con tantos medios y esfuerzos, que han pugnado por llevar el mismo mensaje a todos, con una cierta profundidad.
Existen otros esfuerzos para generar un mensaje compartido, como puede ser la publicidad, pero de mucha menor variedad y rofundidad. El mensaje que ha conseguido transmitir la publicidad a través de todos y cada uno de lo anuncios se resume en: si consumes lo que se anuncia serás más feliz y harás más feliz al que lo fabrica yte lo vende. Ese mensaje repetido consigue crear un mundo compartido pero estrictamente unilateral porque no genera una situación de diálogo, sino que debe se compartido pero estrictamente unilateral porque no genera una situación de diálogo, sino que debe ser admitido o rechazado tal cual.
El mundo compartldo del cine puede serlo de muchos modos, casi tantos como espectadores, porque reinterpreta en lave personal el mensaje que el autor quiere transmitir, con un abanico de posibilidades que va desde la aceptación hasta el más escandaloso rechazo, pero siempre dentro del mundo compartido de que se trate. Los enfados y desprecios cinematográficos no serian posibles si no fuera considerada cada película como algo propio de cada uno y de todos. No es fácil, y no siempre se conslgue, esa unanimidad reinterpretativa que se ve en las grandes películas.
Casi todas las que se producen, lo intentan; y muy pocas la alcanzan. Apenas diez o doce cada año consiguen ser compartidas satisfactoriamente por una gran multitud. Pero eso no quita que haya miles de pel[culas que lo intenten cada año, con una pasión rayana en la locura, y que produce una inmensa satisfacción cuando se alcanza, aunque sea muy parcialmente, en tantos casos. Esa satisfacclón es la de compartir un mundo compartido, ese mundo al que pertenecemos tú y yo: todos los que hacen cine y todos los que lo disfrutan viéndolo y/o criticándolo.
Posiblemente, en otros momentos de la historia los mundos compartidos de la gente eran más reales; las personas estaban unidas por la familia, la tribu o el pueblo en los que nacieron, recibían de las personas y del mbiente que les rodeaba las líneas maestras de las costumbres y lo personas y del ambiente que les rodeaba las líneas maestras de las costumbres y los hábitos que les permitían entenderse, vivir y compartir ilusiones o proyectos El cine, como tantos medios de comunicación más artificiales, en los que el diálogo se alcanza a través de artificios, tiene mucho que ver en su desarrollo con un progresivo desarraigo de las personas de su entorno natural hacia mundos en los que las relaciones son más artificiales y menos compartidas. Es cierto que siempre ha habido una comunicación artificial, ultural, artistica, realizada con artefactos mediadores del diálogo entre unos y otros, provocada por la misma naturaleza humana, tan individual y al mismo tiempo tan necesitada de compartir conocimientos, sensaciones o valores y también, muy radicalmente, por la brevedad de la vida de cada uno.
No da tiempo en una vida a saberlo todo de todos, ni incluso de uno mismo, si no fuera porque cada uno recoge la tradición de quienes le preceden y procura trasmitirla a los que vendrán, en un ejercicio de solidaridad admirable entre las personas de todos lo tiempos, y entre los coetáneos, por decirse las cosas de modo que puedan ser lo más ácilmente posible entendidas y colaborar así a una vida mejor para todos. La brevedad del tiempo de la vida de cada uno para realizar esa tarea ingente, y también completamente necesaria para la supervivencia de to- 52 dos, hace que se busquen por todos los medios, los más sencillos, los más transparentes y fáciles de utilizar y de entender.
A lo largo de los siglos, la hum sencillos, los más transparentes y fáciles de utilizar A lo largo de los siglos, la humanidad entera ha pujado en esa dirección. Ya fue un avance grandloso el paso de la cultura oral a la escrita, que fijaba los conocimientos ransmitidos de oídas y permitía reproducirlos. También la representación de los asuntos en vivo, con escenas y personajes ficticios pero verdaderos, para que así resultaran más fáciles de entender, sin tener necesariamente que saber leer para abarcar ese mundo compartido, tan difícil para cualquiera, en el escaso tiempo de una vida. La humanidad ha pugnado siglo tras siglo por facilitar medio eficaces de comprender y comprenderse, con mayor necesidad cuanto más se perdían o se complicaban los modos naturales de transmisión.
Y ese esfuerzo ejemplar y grandioso, lo mismo que ha dado lugar a artefactos omplicadísimos como el teléfono, los ordenadores, internet, generados y mejorados por la inmensa pasión de los hombres hacia el entendimiento cabal de unos y otros, también ha producido el instrumento artificiosísimo del cine, con el que una multitud de personas se esfuerzan, hasta extremos que no son fáciles de comprender a veces, si no fuera por la necesidad de participar en un mundo compartido de imágenes, sensaciones, ideas o valores, durante un par de horas en cualquiera de las salas oscuras de tantos lugares en las que se proyectan sombras gigantescas sobre una pared en blanco. 53 81_1f8