003 Pluralismo y crisis de sentido

ENSAYO MODERNIDAD, PLURALISMO Y CRISIS DE SENTIDO ¿QUE NECESIDADES HUMANAS BASICAS DE ORIENTACION DEBEN SER Peter L. Berger y Thomas Luckmann Entre el relativismo y el fundamentalismo, reacciones frente a la modernidad, Peter L Berger y Thomas Luckmann plantean su propia posición. En este ensayo se sostiene que la crisis de sentido a que están expuestos los individuos en las sociedades modernas derivan principalmente del luralismo moderno, que es un rasgo p consubstancial a esta la sociedad de distintos pluralisPETER L B ER Economic Culture, 5 tema e la coexistencia en e sentido, este e for the Study of

Boston University, y profesor de la misma universidad. Anteriormente fue profesor en la Universidad de Rutgers, New School for Social Research y Boston College, y director del Institute of Church and Community, Hartford Theological Seminary, y de la Academy of the Protestant Church (Alemania). Entre otros libros, es autor de The Social Construction of Reality (con Thomas Luckmann, 1 966), Pyramids of sacrifice (1975), The Capitalist Revolution (1987). THOMAS LUCKMANN. Profesor de Sociología, Universidad de Konstanz.

Anteriormente fue profesor de Sociología en Hobart College y en el New School of Social Research (Nueva York), y director del Departamento de Sociología the Life-WorId I (con Alfred Schütz, 1973); Sociology of Language (1975); Lebenswelt und Gesellschaft (1980) y Theorie des soaalen Handelns (1992). * Modernity, Pluralism and the Crisis of Meanng (Güterloh, C Bertelsmann Foundation Publishers, 1995). Traducido al castellano por el Centro de Estudios Públicos con la debida autorización.

Estudios Públicos, 63 (invierno 1996). 2 ESTUDIOS PUBLICOS mo se caracteriza por el hecho de que esos sistemas compiten abiertamente entre sí, con lo cual las interpretaciones incuestionadas de la ealidad tienden a transformarse en hipótesis. Así, el individuo se obligado a escoger una opción, entre una multiplicidad de alternativas, en un mundo que se ha vuelto incierto y donde es imposible no admitir que las decisiones que hemos adoptado podrían haber sido diferentes.

Por otro lado, los mismos rasgos estructurales que generan las condiciones para la emergencia del pluralismo moderno son también los requisitos de una larga serie de bondades de las sociedades modernas, como la prosperidad económica que genera una economía de mercado, el imperio del derecho, la tolerancia, la democracia politica, etc.

Lo anterior, sin embargo, no significa que las sociedades modernas experimenten crisis «generalizadas» de sentido, o que la gente no actúe conforme a valores on válidos en sus gs comunidades de vida de í, advierten los autores, asegura ya un orden compartido de valores y actua mas bien como una instancia reguladora para los distintos sistemas de valores. Esas instituciones —como podrían serlo a veces la familia, las iglesias, las escuelas, las comunidades de opinión, las asociaciones locales de variados tipos, etc. además del papel orientador que desempeñan al transmitir patrones e comportamiento que liberan al individuo de la necesidad de «reinventar cada día el mundo», son aquellas donde, específicamente, las personas individuales contribuyen también a la producción y procesamiento de las reservas sociales de sentido. Los autores sugieren un programa modesto, pero realista: promover el desarrollo de las «instituciones intermediarias» que sustentan comunidades de sentido y de fe. 1.

Los fundamentos del sentido de la vida humana o es evidente que lo que hoy se dice acerca de una crisis de sentido en el mundo actual y en la vida del hombre moderno corresponda, fectivamente, a una nueva forma de desorientación. ¿No podría ser que tan sólo estuviéramos oyendo la repetición de un viejo lamento? ¿No será la queja con que se expresa la sensación angustiante que ha invadido una y otra vez a la humanidad al enfrentarse a un mundo que se ha vuelto inestable? ¿No será aquel viejo lamento de que la existencia humana es sólo un PETER L BERGER Y THOM Eclesiastés Citodo equivale a la nada! itodo es en vano! «), pero no tan lejos del espíritu de la Crónica del obispo Otto von Freisin, escrita hace más de ochocientos cincuenta años: «En resumidas cuentas, nos eprimen a tal extremo el recuerdo de las cosas pasadas, la presión del presente y el temor de las Vicisitudes futuras, que aceptamos la sentencia de muerte que hay en nosotros y puede que lleguemos a cansarnos de la vida en Esto se remonta aún más lejos y sin embargo no está muy distante de las concepciones acerca del destino del ser humano desde Tucídides hasta Albert Camus. ?En qué se sustenta la convicción de los críticos de la sociedad y la cultura actuales (tanto la de lo críticos modernos como posmodernos), en el sentido de que la crisis de nuestros tiempos seria undamentalmente distinta a todas las desdichas pasadas? Esto observadores rara vez parten del supuesto de que ha habido un cambio radical en la condición humana, en la conditio humana. Más bien parecen sospechar que la maternidad conlleva una nueva configuración social del sentido de la vida humana, que ha hecho que éste, y con ello la existencia humana queden sumidos en una crisis única desde el punto de vista histórico.

Tales especulaciones resultan muy sugerentes y pueden parecer convincentes, lo cual no significa que puedan resistir el escrutinio de la indagación empírica. El análisis ociológico contemporáne demasiada ligereza, a suponer que existe algo se ntido V la significancia la crisis de sentido en la época moderna. por ende, es preciso hacer algunas consideraciones antropológicas preliminares que nos permitan identificar las condiciones generales y las estructuras básicas del sentido en la Vida.

Tan sólo de ese modo llegaremos a entender mejor los cambios que se dan en las estructuras particulares de sentido en la existencia del ser humano. El sentido se constituye en la conciencia humana: en la conciencia del individuo, que está individuado en un cuerpo y ha sido socializado omo persona. La conciencia, la individuación, la especificidad del cuerpo, la sociedad y la constitución histórico-social de la identidad personal son características de nuestra especie, sobre cuya filogenia y ontogenia no cabe hacer aquí mayores consideraciones.

Con todo, haremos un breve esbozo de las operaciones generales de la conciencia a partir de las cuales se construye el sentido multiestratificado de la experiencia y de la acción en el seno de la existencia humana. 4 La conciencia en sí misma no es nada, es siempre conciencia de algo. Existe sólo en la medida en que dirija su atención hacia un objeto, acia un propósito. Este objeto intencional está constituido por los múltiples logros sintéticos de la conciencia su estructura general, ya s OF gs Sea en la secuencia de temas interrelacionados —llamémoslos «aprehensiones»— no tiene, en sí, sentido.

Ella es, con todo, el fundamento desde el cual puede surgir el sentido. Pues las aprehensiones que no ocurren pura y simplemente, y en forma independiente, sino que atraen la atención del yo, adquieren un mayor grado de definición temática; se tornan «experiencias» claramente perfiladas. Consideradas individualmente, las experiencias no tendrían aún entido. Sin embargo, como un núcleo de experiencia que se separa del trasfondo de aprehensiones, la conciencia capta la relación de este núcleo con otras experiencias.

La forma más simple de tales relaciones es la de «igual a», «similar a», «diferente de», «igualmente buena que», «distinta y peor que», etc. Así se constituye el nivel más elemental de sentido. El sentido no es más que una forma algo más compleja de conciencia: no existe en forma independiente. Tiene siempre un punto de referencia. El sentido es conciencia del hecho de que existe una relación entre las varias experiencias. Lo contrario es también cierto: el sentido de las experiencias —y, como veremos, de las acciones— debe construirse a través de las funciones «relacionales» de la conciencia.

Es posible relacionar la experiencia actual, en un momento dado, con otra del pasado inmediato o distante. Generalmente, cada experiencia está relacionada no con alguna otra, sino con un tipo de experiencia, un esquema de experiencia, una máxima, una forma de legitimación moral, etc. , obtenidos de muchas experiencias y almacenados en el saber subjetivo o tomados as o acumulaciones acumulaciones sociales del onocimiento. Por intrincada que pueda parecer esta fenomenología del funcionamiento multiestratificado de la conciencia, sus frutos son los simples componentes del sentido en nuestra vida diaria.

Por ejemplo, en la aprehensión de una flor hay una típica gestalt ligada a un color típico, relacionado con una cualidad típica de aroma, taco y uso. En la conciencia dirigida, esta aprehensión se transforma en experiencia; esta experiencia es captada en relación con otras experiencias («tantas flores») o relacionada con una clasificación tomada de las reservas sociales del onocimiento («una flor alpina»), y puede ser finalmente integrada en un plan de acción («ila corto y se PETER BERGER Y THOMAS LUCKMANN 5 la llevo a mi amada! ). En este proceso, varios tipos («flor alpina», «amada») se integran en un esquema procedimental («la corto y se la llevo») Y se funden en otra unidad de sentido más compleja, pero aun así habitual. Si finalmente este proyecto no se lleva a cabo porque entra en conflicto con una máxima fundada en la moral («ino la cortes! , íes una flor muy exótica! ‘), se llega a una decisión y se configura un nivel superior de sentido a través e la evaluación secuencial de los valores e intereses envueltos.

Este ejemplo indica desde ntido del «actuar» y de la 7 OF gs «acción». El sentido del act configura por anticipado. condición futura, evalúa su deseabilidad y su urgencia y considera los pasos que habrán de hacerla posible —en la medida en que el proceso, a través de acciones similares previas, no sea familiar y no se haya convertido en un hábito. El sentido de las acciones, «en el acto», se configura por su relación con el propósito.

La acción concluida, ya sea exitosa o no —pero también la acción proyectada omo algo concluido—, puede compararse con otras acciones, ser entendida como el cumplimento de máximas, explicada y justificada como la ejecución de normas, justificada como desafío a una norma, negada a otros y, en última instancia, a uno mismo. Ese carácter dual del sentido, así como la compleja estructura del sentido, están presentes en toda acción, pero en la rutina diaria puede ocurrir que esas características aparezcan borrosas.

Desde luego que la acción social comparte esa estructura del sentido, pero asume también otras dimensiones: puede ser indirecta o directa, uede ser mutua o unilateral. La acción social puede ir dirigida hacia otras personas, presentes o ausentes, muertas o aún por nacer. Puede que busque dirigirse a ellas en su individualidad, o pura y simplemente en tanto categoría social. Puede orientarse a conseguir una respuesta o no —y puede haber o no una respuesta. Puede ser concebida como única o puede que busque convertirse en una reiteración habitual, o prolongarse en el tiempo.

El complejo sentido de la se construye en estas dife de las relaciones sociales 8 OF gs siones del sentido. sentido en la conciencia del individuo quedó caro desde ya que sto no podía aludir al sujeto aislado, a la mónada incomunicada. La vida diaria está llena de secuencias de acción social y la identidad del individuo se forma tan sólo en dicha acción. Las aprehensiones puramente subjetivas son el fundamento de la constitución de sentido: los estratos más simples del sentido pueden crearse en la experiencia subjetiva de una persona.

Los estratos superiores y una 6 estructura más compleja del mismo dependen de la objetivación del sentido subjetivo en la acción social. El individuo puede hacer complicadas conexiones lógicas e iniciar y controlar secuencias iferenciadas de acción, sólo si él o ella es capaz de hacer uso del acervo de experiencia disponible en el contexto social. De hecho, elementos del sentido modelados por antiguas vertientes de la acción social (las «tradiciones») fluyen incluso en los niveles más bajos del sentido de la experiencia individual.

La tipificación, la clasificación, los patrones experienciales y los esquemas de acción son elementos de las reservas subjetivas de conocimiento, tomados en buena medida de las reservas sociales de Por cierto que la constitución subjetiva del sentido es el origen de odas las reservas sociales de conocimiento, los depósitos históricos de sentido en que pueden ap rsonas nacidas en una un problema» en relación con su medio ambiente natural o social.

No obstante, puesto que la mayoría de los problemas a los que se ve enfrentado el individuo afloran a la vez en las vidas de otras personas, las soluciones a esos problemas no son sólo subjetivamente sino que también intersubjetivamente relevantes. Los problemas afloran a la vez de la acción social interactiva, de modo que las soluciones deben encontrarse también en común. Tales soluciones pueden bjetivarse en alguna de un cierto número de formas posibles, a través de señales, instrumentos, elaboraciones, pero sobre todo a través de las formas comunicativas de un idioma, quedando así disponibles para otros.

En las objetivaciones, el sentido subjetivo de la experiencia, o de acción, está desligado de la singularidad de la situación original y se nos ofrece, él mismo, como un sentido típico para ser incorporado a las reservas sociales de conocimiento. Así como personas que son diferentes reaccionan de manera similar a desafíos similares, puede llegar a currir que también esperen estas reacciones estándares en los demás o que incluso se obliguen unas a otras a enfrentar dicha situación típica de ésta y de ninguna otra forma. ?sa es la precondición para que las acciones sean transformadas en instituciones sociales. La aparición de depósitos de sentido y de instituciones históricas libera al individuo de la pesada carga de solucionar los problemas de la experiencia y la acción que afloran, como por primera vez, en situaciones particulares. Si la situación concreta es básicamente 0 DF 95 idéntica a las constelacion sde va familiares,